Juguetes del viento

En el verano del año 2009 me puse manos a la obra para componer una pequeña pieza electroacústica en respuesta a una convocatoria de la AMEE. El resultado, que decidí dedicar a mi hija Candela, fue Juguetes del viento. Homenaje a César Manrique, y el comentario al programa de mano rezó así:

Cesar Manrique fue un creador especialmente comprometido con la desintegración de las incómodas barreras que a menudo se han establecido entre el arte y la naturaleza. Un buen ejemplo de ello son las piezas escultóricas de su serie bautizada como Juguetes del viento, muchas de las cuales se encuentran en Lanzarote, su isla natal. Si se contemplan fijamente, su movimiento, cíclico pero a la vez ligeramente cambiante según las fluctuaciones del aire, produce un efecto hipnótico. Mi obra musical se basa en la elaboración de las experiencias poéticas resultantes de permanecer absorta un buen rato delante de cinco de estas esculturas.

Casi siempre que hablo de mi música pongo el acento en la casi constante inspiración extramusical que la alimenta. Y quizás Juguetes del viento pueda ilustrarlo de forma muy evidente.

El proceso, como se lee en el comentario, comienza con la experiencia directa frente a las esculturas; dejarse empapar de todo aquello que llega a través de los sentidos y que es imposible describir sin perder su esencia: la cualidad del aire, los matices de la luz, los sonidos…Una foto de los cinco juguetes elegidos no puede mostrar todo eso, pero al menos nos ayudará a situarnos y, quien sabe, tal vez algún lector haya tenido una vivencia similar a través de estas esculturas tan peculiares.

El siguiente paso fue establecer una estructura sencilla y mecánica, como la propia fuente de inspiración, que resultó en tres partes: una primera fase de exposición de los cinco elementos (un micromundo musical para cada pieza escultórica) sucesivamente, una fase intermedia de estrechos entre ellos y una fase final de superposición total donde el resultado es un inmenso híbrido sonoro en el que las individualidades de cada elemento se trascienden.

Y por último, crear cinco “sistemas sonoros” que para mí representasen de forma simbólica a cada escultura a modo de metáfora musical. Para ello establecí cinco timbres de base teniendo en cuenta los colores: ondas modelo, voz humana, sonidos concretos cotidianos, cuerda frotada y sonidos electrónicos respectivamente. A partir de cada timbre diseñé las “piececitas” que formarían los engranajes (sonidos aislados o pequeñas secuencias sonoras, según cada caso) y el mecanismo de funcionamiento del sistema, siempre a base de loops irregulares, como en la realidad de los Juguetes de César Manrique. Comparto a continuación, no sin algo de pudor, algunas anotaciones privadas de mi cuaderno; concretamente, el esquema de cada sistema, que fácilmente puede ponerse en relación con las cinco fotos anteriores:

Termino, como no, exponiendo el resultado final, en este caso en dos formatos[1]: audio[2] (la obra original) y video en un montaje que Manuel Jiménez García creó para Festiconu 2010 y que fue proyectado el 29 de abril de 2010 en el Conservatorio Profesional de Música de Huelva. Espero que lo disfruten.

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Notas 


[1]Ambos enlaces se encuentran en mi web: http://www.dianaperezcustodio.com/composiciones.html

[2] Estrenada en el marco del XVI Festival Internacional de Música Electroacústica Punto de Encuentro el 3 de diciembre de 2009, en un concierto organizado por Campo de Interferencias y ofrecido en la Sala Manuel de Falla de la SGAE en Madrid, con difusión de Edith Alonso y Antony Maubert.

 

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