Se hace camino…

Bien, podemos soltarlo: estamos contentos. La acogida de esta nueva época de Sul Ponticello ha sido muy alentadora, así que estamos sinceramente agradecidos a nuestros lectores por este amplio aliento que hace posible seguir caminando en tiempos ciertamente tan difíciles. Y además de los contenidos de nuestros colaboradores, nuestra Agenda ha tenido un excelente porcentaje de visitas, así que en poco tiempo ampliará sus recursos, lo prometemos.

Pero como no hay nada más necio que la autoalabanza (algo, por cierto, abundantemente practicado en el entorno mediático), para no correr riesgos estériles, hasta aquí llegan nuestras impresiones.

Una última acotación sobre nosotros, que creemos conveniente aclarar, dado que hemos recibido alguna consulta al respecto en la redacción: debemos recordar que nuestra revista mantiene formalmente una periodicidad mensual, aunque  contrariamente a otros formatos tradicionales, es normal la incorporación de contenidos a lo largo del número, quedando integrados en nuestro sumario (obviamente completo sólo a final de cada mes). Esto nos permite un flujo más dinámico en los contenidos, por ejemplo, pudiendo incorporar un texto que no estaba previsto inicialmente para su publicación en un determinado número, por el mero hecho de ser apropiado en relación con los contenidos de ese mes.

Cambiando de tercio, el mes pasado se despidió con una pérdida que no podemos dejar de señalar, la desaparición de uno de los directores más emblemáticos de los últimos tiempos: Claudio Abbado. Un intérprete que debemos situar en la tradición italiana más humanista (si es que este término sigue denominando una vital forma de ser y estar en el mundo, pensamos también, inscritos en el contexto musical, en un Maurizio Pollini o, como no, en el campo creativo los Nono, Berio, Maderna… y ya más cerca, Donatoni, Sciarrino…). Culto, apasionado, comprometido con su tiempo y gran conocedor del mismo, Abbado fue también una de las figuras que más contribuyó a difundir la llamada “música contemporánea”.

Ya en un tono más luminoso, damos la bienvenida a la ya cuarta edición de un festival pequeño pero muy interesante, de esos de los que nos gusta ocuparnos, por sus reducidas dimensiones y su lógica dificultad para aparecer en los medios. Se trata del Festival SOXXI: Cultura i Arts Contemporànies, que tiene lugar en la localidad valenciana de Canals, y a cuyo responsable, Joan Soriano, entrevistamos en un artículo de nuestra sección Prisma.

Pero hay muchos otros contenidos interesantes. Por poner algún ejemplo, en la sección educativa Mikrokosmos, visitaremos el Laboratori de Música Beta de Castellón, donde podremos conocer una experiencia didáctica realmente interesante y comprometida, con resultados muy esperanzadores.

Y, por último, nos resulta muy satisfactorio señalar que se empieza a cumplir uno de nuestros objetivos: generar un espacio de reflexión y crítica estética, algo que será fácil comprobar pasándose por los nuevos artículos de Jorge Sad (Oido Argento), Pedro Ordóñez Eslava (En estado de ignorancia) o Josep Lluís Galiana (Plano de inmanencia).

Sirvan estas propuestas tan sólo como pequeña muestra de los contenidos que proponemos para la segunda entrega de esta nueva etapa de Sul Ponticello, que viene este mes, de nuevo, bien nutrida. Como solemos decir, en esa referencia a lo circense con la que -en lo que atañe al riesgo- nos gustaría identificarnos: pasen y vean…

Y también como el mes pasado, recordar que en nuestra página de Facebook podéis encontrar información puntual sobre eventos y nuestros contenidos, página que en absoluto desprecia un .

 

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