Sosteniendo tu mirada

4 ostinati amorosi me había acercado a San Juan de la Cruz y, con ello, a las consabidas tres vías del misticismo que él practicaba. En algún lugar de mi imaginación se perfilaba una versión profana de estas tres fases encarnadas en un nuevo rito in musica.

La idea cristalizó al contemplar uno de esos paneles de madera que suele haber en los parques temáticos, con cuerpos pintados y un agujero para poner la cara y fotografiarse. Esa técnica, tan divertida y tan antigua ya, se ha perfeccionado con el uso de los fotomontajes informáticos.

Aquí vemos tres ejemplos obtenidos de una conocida página web que se dedica a este asunto: cualquiera puede insertar una foto de su rostro en el cuerpo de la Venus de Boticelli, de la cerdita Peggy o de Superman. Y lo más sorprendente es cómo cada nuevo rostro establece una relación sistémica con el marco previo que no cambia, y lo tiñe de nuevas connotaciones a veces insospechadas.

Misticismo, paneles agujereados… sólo faltaba un ingrediente para elaborar la mezcla, y era precisamente aquél que le dio su título: Sosteniendo tu mirada. Por razones que no es el caso explicar aquí, me encontraba experimentando con las sensaciones que se derivan de mirar fijamente a los ojos de otro ser humano durante un periodo de tiempo más o menos largo. Entonces yo no lo sabía, pero casi a la vez una de mis artistas más admiradas, Marina Abramović, se dedicaba en el MoMA de New York y en el seno de su exhibición The artist is present a sentarse frente por frente de todo aquel que quisiera y mirarle fijamente a los ojos durante largo rato (el que cada…¿espectador?…decidiese y fuera capaz de soportar). Ella, dice, quería que los participantes de esa performance se sumergiesen en un tiempo no teleológico; y justo esa sensación de tiempo fuera del tiempo era la que a mí, cada vez más poderosamente, me fascinaba y me inundaba de vértigo cuando me acomodaba en la mirada del otro.

El misticismo me proporcionó la estructura del ritual; los paneles agujereados la posibilidad de convertir la idea en una serie de obras, que concretamente fueron tres[1]; el vértigo de sostener la mirada explicitó el camino que el o los intérpretes debían seguir.

Así, para esta serie de obras creé un marco común, mi propio “panel agujereado” sonoro, que constaba de cuatro fases: las fases 1, 2 y 4 permanecerían iguales en todas las versiones (el tablón), y la fase 3 se construiría especialmente en cada uno de los casos (el agujero por el que asoman uno o varios personajes históricos entre los que al menos se encuentra un compositor: en la 01 Scarlatti, en la 02 Liszt y en la 03 Debussy).

La distribución temporal de dichas fases era férrea: exactamente cinco minutos cada una. Elaboré una parte electroacústica pregrabada para las tres fases fijas, y pedí a la videoartista Ana Sedeño Valdellós que construyese para cada una de ellas un fragmento de video en función de los diferentes contenidos implícitos.

En todas las versiones hay en escena, al menos, un pianista protagonista, y en dos de ellas otro performer más: una cantante en la 02 y cualquier intérprete vocal o instrumental en la 03. La primera fase, Buscando tu mirada, nos muestra al intérprete o intérpretes perdidos, confusos, cumpliendo con todo un entramado previo de movimientos que saben que deben realizar pero que no entienden a dónde pueden conducirles. La segunda, En tu mirada, es el momento en el que encuentran el camino de acceso al personaje invocado en cada caso. La tercera, Conexión, es cuando la música del pasado y los intérpretes se funden en una sola cosa. La cuarta y última, Reflexión, es el camino de vuelta a la realidad tras la experiencia vivida, recorriendo en sentido contrario los mismos territorios de las fases 1 y 2 pero desde el conocimiento. No podemos evitar sentir un paralelismo claro entre este ritual y las tres vías de la mística que al principio mencionábamos: la vía purgativa sería como nuestra fase 1, la iluminativa como la 2 y la unitiva como la 3, clímax de la obra a partir del cual se retorna en la fase 4.

Y el ritual es el mismo en todas las ocasiones, pero cada versión se establece en función de diferentes músicas y situaciones, de modo que se convierte en herramienta común para llegar a diferentes resultados. Según este planteamiento podría haber continuado la serie, y tal vez en un futuro lo haga; pero por el momento estimo que ya he aprendido aquello que esta obra tenía que enseñarme.

 

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Notas: 

[1] Sosteniendo tu mirada 01: Barbara-Scarlatti, Sosteniendo tu mirada 02: Tras años de peregrinaje y Sosteniendo tu mirada 03: Feeling’s corner. La primera fue estrenada el 4 de marzo de 2011 en la ESMAE de Oporto (Portugal), la segunda el 19 de mayo de 2011 en el Haydnkonservatorium de Eisenstadt (Austria) y la tercera en la Staatliche Hochschule für Musik de Trossingen (Alemania). En las tres la dirección escénica fue de Magdalena Pérez Asensio y la pianista-performer fue Sonia Carillo; además, en la segunda participó la soprano Ruth García Delgado y en la tercera la trombonista Abbie Conant.

 

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