La rayuela de Brest: una crónica del 16º Festival de radio y de la escucha Longueur d’Ondes

Jeannine está sentada en la cafetería de Le Quartz, el centro de arte contemporáneo de Brest, donde examina página por página la agenda y el catálogo del festival Longueur d’Ondes (hablamos de un libro de más de 240 páginas). Con un lápiz, señala cuidadosamente las actividades que no se quiere perder, intentando configurar una especie de “hoja de ruta”. Paul, su compañero, sentado frente a ella, la mira con media sonrisa sin intervenir demasiado. Abrumado por la cantidad de actividades que se suceden al mismo tiempo en distintos espacios, deja que ella organice el plan de acción para los dos. Como ellos, miles de personas que acudieron a Le Quartz marcaban sus catálogos nada más llegar. La diferencia es que Jeannine y Paul son una pareja de octogenarios que jamás ha faltado a ninguna edición del festival desde que se celebrara la primera hace 16 años, en otro recinto mucho más pequeño: “en aquél entonces sólo había sesiones de escucha en el museo”, comentaba Paul.

Y es que todo empezó gracias a un grupo de amigos que, fous de la radio, crearon la asociación Longueur d’Ondes en 2002 y en consecuencia, el festival de la radio et de l’écoute con el mismo nombre, hoy en día gran referente en Francia y en Europa. Este año alcanzaron la cifra de 16.500 asistentes. Es decir, 33.000 orejas atentas durante varios días intensos, del 28 de enero al 3 de febrero, entre estudiantes, productores, investigadores, periodistas, creadores, ingenieros de audio, oyentes… “Me gusta que me cuenten historias, por eso me gusta la radio y por esto estoy aquí” comenta Claude, una de las voluntarias que colabora en el festival.

© Sébastien Durand

Longueur d’Ondes ha logrado apoyos institucionales de prácticamente todo el tejido radiofónico francés y cada vez más reconocimiento internacional. Tuve ocasión de estar (fue mi primera vez) en 2016 y ya me pareció inmenso, tanto en términos de diversidad como en la calidad de la programación. Si apenas tres años después he notado aún más crecimiento, imaginen Jeannine y Paul… Nos encontrábamos casualmente en los pasillos, en la cafetería o en el Hall de Le Quartz (donde luce una gran rayuela dibujada en el suelo de la que hablaré después…). En cada pausa, aprovechábamos para comentar lo que cada uno había visto y escuchado y a lo que queríamos asistir a continuación. Yo estaba allí para presentar un trabajo, la creación sonora Puzzle de Fronteras, que he realizado en co-autoría junto al periodista y productor André Cunha (trabajo recientemente nominado en los premios HearSay International Audio Arts Festival). Puzzle de fronteras fue seleccionado en Brest para una sesión de escucha a pesar de no ser un trabajo cien por cien francófono, algo que sucede de manera un poco excepcional, lo que demuestra que fue recibido con muy buena valoración. Muchas personas estaban allí en relación a su profesión. Pero muchas otras, muchísimas, no se dedicaban a la radio o a la creación sonora, sino al sencillo acto de escuchar (que puede no resultar tan sencillo si no se practica). Jeannine y Paul son excelentes oyentes de radio, y junto a ellos, Le Quartz albergaba muchos otros de muy distintas edades y proveniencias. Tanto es así, que incluso en el primer día de festival, dedicado a los más jóvenes, se programó un radioteatro en directo realizado por niños y adolescentes. Pero no sólo eso: los chavales de un instituto de Poitiers hicieron una obra bilingüe incorporando en su guión la segunda lengua extranjera que estudian en clase (en este caso, el español). Un ejemplo más del uso de la radio como herramienta de aprendizaje y de desarrollo.

© Sébastien Durand

Más tarde, llegaron los talleres temáticos y encuentros para los profesionales: ¿Cómo construir una trama narrativa en documental?, impartido por el premiado realizador Mehdi Ahoudig (Arte Radio);  El arte de la entrevista, por Julien Cernobori (director del podcast sobre personas anónimas Superhéros, en Binge Audio); Elegir los temas de predilección o cómo especializarse, por el documentarista Arnaud Contreras (France Culture); Vestuarios sonoros y realización, por el montador de audio Samuel Hirsch (Arte Radio); ¿Qué es un punto de vista documental? por la documentarista y directora de programas Irène Omélianenko (Radio France) o Cómo montar una radio efímera, nómada y de resistencia, por Antoine Chao (a algunos os sonará mucho su apellido, efectivamente, hijo del periodista gallego Ramón Chao, quien apenas falleció hace unos meses, expatriado en Francia donde se ocupó del servicio de Lenguas Ibéricas en Radio Francia Internacional y padre también del cantante Manu Chao).

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Antoine, que actualmente dirige el programa de reportajes Comme un bruit qui court en France Inter, me contó que hacía unos días había estado grabando en Andalucía una historia sobre Renée Lafont (traductora y periodista francesa, hispanófila, fusilada en 1936). Sus restos están, según testimonios, enterrados en una de las fosas comunes de uno de los cementerios de Córdoba con cientos de republicanos “desaparecidos” durante la guerra. Tanto en Francia como en España, un colectivo de asociaciones lucha para que el cuerpo de Rénée Lafont, símbolo del feminismo y la libertad, sea exhumado y repatriado a Francia. La historia puede escucharse en español aquí:

Situaciones como ésta son corrientes en Brest: no sólo se descubre a raíz de lo que está programado, sino también a raíz de los encuentros, de las conversaciones y de las inquietudes de otros asistentes y profesionales con quienes te cruzas. Hay una apertura al diálogo y al intercambio que cada vez parece más difícil de encontrar. Sin duda, la cultura de escucha y la relación con la radio en Francia es admirable. Jeannine llevaba en su bolso una grabadora Zoom, “me gusta grabar las sesiones, las conferencias y charlas. Después, cuando vuelvo a casa, invito a mis amigas y las escuchamos”. Después nos habló de Murray Schafer y de su libro El Paisaje Sonoro, ya que había asistido a una sesión en la que se proyectaba la película L’Esprit des lieux; un documental de Stéphane Manchematin y Serge Steyer, sobre el fonografista Marc Namblard (a quien recuerdo haber conocido en Valencia, en un ciclo de paisajes sonoros y música experimental que se llamaba VIBRA, hace más de 10 años). Jeannine me despertaba tanta ternura… era como un espejo en el que me podía ver a través del tiempo. “Dès qu’elle voit un bouquin, elle se colle” –desde que ve un libro, se pega a él- bromeaba Paul, observando con complicidad cómo su compañera se entretenía en la librería del festival, de donde tampoco yo me pude despegar durante un buen rato: era un mar de ilustres obras radiofónicas en CD y de publicaciones de autores como René Farabet, Yan Paranthöen, investigadores como Juliette Volcler, Christophe Deleu o periodistas como Jean Lebrun.

Conferencias, coloquios, talleres, audiciones e incluso emisiones de programas en directo construían un laberinto radiofónico en el cual deleitarse y perder la noción del tiempo. El tiempo, ¿qué es, sino la radio, un arte del tiempo? Un arte que puede expresar de tantas maneras diferentes y posibles como las que podamos imaginar. El arte de abrir el micrófono, el arte sutil y político de dar la palabra (esta fue la temática de una de las mesas redondas protagonizadas por periodistas y reporteros experimentados en entrevistas: en una época en que podemos grabarlo todo, ¿puede la palabra en la radio ser múltiple? ¿Cómo conseguir un equilibrio, la empatía, la paciencia, el compromiso? ¿Cómo utilizar el micrófono cuando los fascismos se anuncian?). El arte de investigar y de hacer posible una radio social y de servicio público en todo el territorio, incluso en los lugares más rurales o recónditos, como comentaba la periodista Inès Léraud, quien se instaló en la campiña bretona para una serie de reportajes sobre salud pública y medio ambiente para visibilizar, por ejemplo, las malas prácticas del uso de pesticidas en el sector agrícola de la zona. O el arte del análisis y la escucha, puesto en práctica en el taller de Escucha Crítica de la investigadora y autora Juliette Volcler, que muchos nos perdimos porque en la sala no cabía ni un alfiler… El arte de experimentar e innovar en los formatos: el podcast, cómo no, fue protagonista de varias sesiones. Una de ellas dedicada a los podcasts americanos y a la tendencia de serialización, con Claire Richard, Christophe Deleu y Sebastian Dicenaire, quienes analizaron podcasts de ficción como The Truth (Radiotopia), otros que abordan cuestiones más políticas o sociales como Sandra o Homecoming, o bien, los famosos relatos de intimidad sobre las relaciones sentimentales y sexuales que produce Kaitlin Prest con The Heart y The Shadows.

No podía faltar la experiencia binaural también en Longueur d’Ondes. Las radios cada vez se interesan más por esta tecnología y crean laboratorios de exploración para producir y contar en binaural (RNE lo está haciendo con ficciones sonoras en su Lab). En Brest, Xavier Gibert de RFI Labo y Pascal Rueff, de L’Agence du Verbe, ofrecieron un coloquio sobre las posibilidades estéticas del binaural, llevando la producción más allá de la radio, en forma de instalaciones sonoras y escuchas en distintos espacios. Coordinaron una sesión de escucha de creaciones sonoras, tanto musicales como teatrales y narrativas, en una sala en la que cada una de las sillas disponía de unos auriculares. Un ejercicio de inmersión sonora, íntima e individual debido a la necesidad de usar auriculares para la escucha binaural, pero que en cierto modo se estaba haciendo también en comunidad, en el mismo espacio. No pude escuchar todas las creaciones, así que sólo puedo hablar de la que cerró la sesión, L’Été 1347 , producida por L’Agence du Verbe, una evocación sobre la batalla ocurrida en ese año en La Roche-Derrien, entre la guerra de sucesión por el duque de Bretaña y la guerra de los Cien Años. La narración, guiada por un fantasma, está disponible en francés, inglés y en bretón. El lugar de escucha, la iglesia Sainte-Catherine (donde también se realizó el rodaje) contiene 8 auriculares frente a la vidriera que simboliza la rendición de los franceses. Es una experiencia accesible y gratuita que se encuentra permanentemente disponible durante el horario de apertura de la iglesia.

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Pascal Rueff explora la escritura espacial desde hace más de 20 años. Juega con la poesía de las distancias, las voces cercanas e íntimas, los espacios acústicos que componen un espacio-tiempo casi onírico, tan extraño como creíble. Yo no le recordé en ese momento (mi memoria salta misteriosa y caprichosamente de un espacio a otro, de un tiempo a otro), pero había disfrutado de su trabajo ya en 2011, mientras estuve trabajando en el festival de artes sonoras de Besançon Back to the Trees, un mágico encuentro que se realiza durante una larga noche en pleno bosque (casi como una llamada al mundo de los gnomos y las hadas con intervenciones sonoras en plena naturaleza, una propuesta que aún hoy en día trata de resistir y de consolidarse). En aquel bosque de Le Chailluz, Pascal Rueff presentó ya en binaural una de las más arriesgadas performances que hasta entonces había escuchado, la obra sobre Chernóbil L’Ille de T.

El lado internacional del festival en esta edición estaba dedicado a Italia. Bajo el nombre Focus Italie, la artista de Nápoles Anna Raimondo se encargó de coordinar una serie de audiciones, performances y presentaciones de trabajos de su país natal. Anna Raimondo compartió algunas de sus piezas, como la oda al mar y al mediterráneo “S’il n’y avait pas la mer, il faudrait l’inventer”, compartiendo sesión con el artista Alessandro Bosetti, gran referente en la investigación y la composición musical a partir de las voces y la oralidad de distintas lenguas. En relación al género documental, Daria Corrias (autora y productora del programa Tre Soldi, el espacio para documentales de Rai Radio 3) y Jonathan Zenti (autor freelance, creador del podcast Meat y fundador de MIRP – Meeting of Independent Radio Producers) ofrecieron un recorrido histórico sobre el documental en Italia, que ahora tiene un espacio en la RAI desde hace apenas unos años gracias al impulso de los autores y productores independientes. Porque si las cosas finalmente ocurren, es gracias a las personas que proponen, que abren caminos y que luchan por ellas. De la propuesta italiana, destaca notablemente el reciente trabajo Il Sottosopra, de Gianluza Stazi y Giuseppe Casu, galardonado en 2018 con el Prix Europa y el Prix Italia (está disponible con subtítulos en inglés en Radio Atlas con el título The Upside Down). Cuenta la historia de Silvestro y Manlio, dos hombres diferentes pero con vidas paralelas que se encontraron en 1992 cuando se atrincheraron en la mina San Giovanni durante meses, colocando explosivos en la abertura, evitando su cierre y la lenta desertificación del territorio en ese momento. Años más tarde, después de cerrarse las minas, Manlio y Silvestro vuelven a encontrarse y a visitar los fantasmas de su pasado. Narraciones cálidas y en primera persona, con delicados ambientes y ricas grabaciones de campo de alta calidad sonora acompañan este reencuentro.

Otra de las aportaciones italianas fue la de Marco Stefanelli, productor de radio independiente quien nos habló del desarrollo del proyecto Radio Ghetto, una radio pirata comunitaria actualmente situada en la antigua base militar de Borgo Mezzanone y que difunde la voz de los migrantes y trabajadores del campo del sur de Italia durante la recogida del tomate, con emisiones en francés, inglés, bambara, wolof y numerosas lenguas africanas. Gracias a la red de radios comunitarias italianas, Radio Ghetto se difunde también en otras ciudades del país a pesar de que con las actual tensión migratoria y debido a las expulsiones, atraviesa dificultades para seguir resistiendo.

© Sébastien Durand

Continuando con el foco en el sur, Carola Haupt, comisaria y coordinadora de Radio Papesse en Florencia, junto a la investigadora Elena Biserna (abro un breve paréntesis para recomendar su artículo Soundborderscapes: lending a critical ear to the border), condujeron la sesión de escucha de algunas de las piezas seleccionadas en la última convocatoria de Süden Radio, en colaboración con la plataforma de Grenoble Pratiques d’hospitalité – Plateforme de recherche critique et d’imagination politique. La propuesta de Carola y Elena es una clara defensa del acto de escuchar como forma de resistencia y como práctica de acogida, de hospitalidad y de encuentro con “el otro”.

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Entre las piezas presentadas, escuchamos la desgarradora Yo soy tu, un trabajo del productor venezolano Daniel Bargach Mitre que cuenta la historia de Rosmery Guarita, líder del movimiento boliviano de personas con discapacidad. En 2016, Guarita y otros compañeros decidieron usar sus sillas de ruedas para recorrer los 370 km que separan la ciudad de Cochabamba y La Paz. El objetivo era pedir al gobierno que reconozca a las personas discapacitadas para que, sin posibilidad de encontrar un empleo, puedan recibir un apoyo mensual de 500 bolivianos (alrededor de 70 €). Llegaron a la capital, organizaron una vigilia pública y, durante tres meses, resistieron una represión brutal y constante. La pieza retrata esta lucha de una comunidad que apela inesperadamente su lugar en el espacio público. Otra de las piezas que presentaron más cerca de la exploración musical y la composición mediante sonidos, es 2321657 / al arqām de Youmna Saba. Inspirada en un texto escrito por un niño refugiado de Alepo en un campamento en el Líbano, donde empieza a sentir temor por los números: por el número del campamento, el número de la tienda, el número de su Familia … toda su vida está identificada por números. La pieza toma esos elementos numéricos y, a partir de algunos patrones de música árabe clásica, Youmna Saba compone una secuencia y una sección rítmica que vincula la interpretación de las melodías con ese ciclo numérico: 2321657. Una traducción en términos musicales de esa disonancia de la vida que son las reglas de un campo de refugiados.

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Arte sonoro, radio documental, ficción, periodismo de investigación y también… radio performance. En el teatro del centro de creación Mac Olan, pudimos disfrutar de Tako Tsubo de Fractales Frangynes Radio (FFR), una emisión en directo compuesta por creaciones sonoras y performances de Lenka Luptáková y Chloe Despax. Una divertida experiencia en la que la radio se ve on air en la pista de baile y en multipista. Además, en el gran Hall del primer piso, unas extrañas construcciones invitaban a la escucha individual: la instalación sonora L’Aïon, de Étrange Miroir y Kraken Sérigraphie, un laboratorio de experimentación que reflexiona sobre nuestra percepción del tiempo, sobre el instante, la muerte, la vejez, el amor, la impotencia… La combinación de obras visuales con movimientos cíclicos y una serie de escuchas inmersivas creaban una escenografía mecánica, elíptica e hipnótica. Un proyecto colectivo en el que participaron 17 artistas, entre grafistas, serigrafistas, músicos y realizadores sonoros.

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Todas estas actividades se programaban paralelamente a las sesiones de escucha que se sucedían de forma continuada y a las cuales se podía acceder en cualquier momento (hablamos de más de cien obras programadas). Cada día, desde las 10h y hasta las 19h, sonaba la selección de obras del festival así como alguna programación especial como la propuesta por el Instituto Nacional del Audiovisual (INA), que dedicó una sesión a un conjunto de archivos sonoros de 1969, un curioso viaje en el tiempo a través de entrevistas y debates radiofónicos de aquél año sobre temas como la libertad sexual, los anticonceptivos, Woodstock o las futuras crisis y cambios sociales que por entonces predecían.Las obras premiadas en el festival fueron difundidas por segunda vez durante el último día del festival (puede consultarse el Palmarés en este enlace). Entre ellas, el documental sonoro Traverser les forêts –Atravesar los bosques- realizado por Judith Bordas y Annabelle Brouard (co-producción de RTBF en Bélgica y France Culture). Una preciosa y potente reflexión, sonoramente enigmática (como lo son los bosques…) sobre los espacios que, desde pequeñas, nos son prohibidos a las mujeres: “Desde la infancia, las áreas donde soy invisible, donde no se me puede ver, me han sido prohibidas, las zonas apagadas, los pequeños lagos negros y las distintas sombras de los edificios… lugares que no no eran aconsejados para mí. Los espacios donde nadie podría venir a ayudarme estuvieron prohibidos en mi trayectoria. Es posible que en mi vida no podré nunca cruzar un bosque yo sola “.

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Mencioné antes brevemente la gran rayuela dibujada que luce en el suelo del hall de entrada en Le Quartz. El juego de la rayuela – también conocido como el tejo, el sambori, gioco del mondo, jogo da macaca, règle de la Marelle - simboliza el viaje entre la tierra y el cielo, ese viaje que es la vida. Se cree que el juego está inspirado en La Divina Comedia de Dante Alighieri y en su travesía por distintas esferas y mundos hacia el Paraíso. Volver a ver esa gran rayuela dibujada e intacta fue como volverse a decir “sigamos atravesando mundos y fronteras, sigamos jugando y tirando la piedrita con la punta del zapato”, como apuntaba Julio Cortázar en su Rayuela particular. Y así estamos, en el medio del camino –nel mezzo del cammin di nostra vita...- entre ondas de distintas longitudes, jugando a nuestras propias rayuelas y sintonizándonos unos con otros. En Brest y en cualquier otro lugar.

Hoy, 13 de febrero de 2019, ya sólo me queda decir… ¡Feliz Día Mundial de la Radio!

Laura Romero Vallecabres
Realizadora sonora e investigadora
www.laura-romero.com
lauraromerovall@gmail.com

 

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