Bochorno televisivo, según algunos
Nos ha llamado mucho la atención –y provocado cierto vértigo, todo hay que decirlo- cómo la indignación sobre un hecho, partiendo de una óptica realmente alejada a la nuestra puede parecerse tanto a la demanda propia y, a la vez, provocarnos la indignación sobre la protesta misma.
Hagamos un experimento. Del siguiente texto quitaremos el objeto de la discordia y algún dato más. Lean, por favor, este fragmento extraído hace unos pocos días de un encendido artículo aparecido en un diario muy conocido, bajo el título “El bochorno de TVE y la música”:
“Ya está bien. Todos los implicados en [xxxxx] como tantos oyentes inquietos y cultivados en la rica tradición de [xxxxx] no se merecen el ninguneo de la cadena pública. La indignación llega por más de un frente. Primero, por el horario. El homenaje ha sido retransmitido en la madrugada, a partir de las 1.20 horas, algo que, a la vista de los resultados, jamás sucede con ese enlatado de la mercadotecnia y el consumo fácil llamado Operación Triunfo, que nos invade desde hace meses. El programa de los chavales ambiciosos que compiten por ser los mejores, mientras se besan, lloran y exhiben hasta el último detalle de sus espíritus en el reality-show, tendrá mañana 25 de diciembre todo un especial en prime time. Horario de máxima audiencia y todos los recursos públicos para esta propuesta. Una vez más, en la televisión pública se prima un contenido musical sobre otro, perdiendo siempre el mismo, aquel que guarda más arte, menos intereses comerciales, y simboliza mucho más para el patrimonio cultural de nuestro país.”
Si no nos resultara verdaderamente extraño que la prensa generalista abordara algo que tuviera que ver, de lejos incluso, con la creación musical actual o simplemente con la llamada “música clásica”, podríamos pensar que se está refiriendo a algún compositor o intérprete español al que se le homenajeaba por alguna causa, un premio o simplemente en recuerdo de su desaparición. Pero no, evidentemente, no. La solución, aquí.
Cómo cambian las cosas según el rasero que se aplique, verdaderamente curioso, sobre todo con expresiones como “[...] perdiendo siempre el mismo, aquel que guarda más arte, menos intereses comerciales“. Los gerifaltes del pop y la “contracultura” en queja… cierto regustillo sí que da, para qué vamos a mentir… Con todo, el vértigo nos lo llevamos puesto.
Nuestros más sinceros parabienes para este año que comienza.
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