DREIZEHN / Diálogo Stockhausen y Hildegarda de Bingen

Hay proyectos discográficos que, al caer en nuestras manos, desprenden ya un atractivo especial. Las combinaciones entre autores de diferentes épocas, más si están formuladas proponiendo el diálogo entre universos muy alejados, aunque arriesgadas siempre, pertenecen a ese espacio que nos atrae de una forma peculiar. Quizá la atracción esté precisamente en el riesgo, en lo que se juega el que lo propone. Quizá es la sospecha del fracaso, o todo lo contrario, la confianza –en ocasiones algo ingenua- en las bondades de los mestizajes. O simplemente es la posibilidad de la escucha confrontada, de establecer un vínculo que nunca se nos hubiera ocurrido (¿o quizá sí?), entre dos músicas que, al menos en apariencia, nacen de pensamientos alejados estéticamente.

El caso que presentamos es, desde nuestro punto de vista, el de un completo acierto. Amores Grup de Percussió, uno de los grupos de trayectoria más amplia de nuestro país, es el protagonista de este CD del sello Liquen Records. Un sello dedicado a la música experimental y la improvisación libre que en sólo dos años tiene ya un catálogo de siete títulos y algunos otros de próxima aparición. Y la propuesta de este CD que presentamos en Cofa del Vigía es una música separada en el tiempo por ocho siglos, la de Karlheinz Stockhausen y su emblemático Tierkreis, en diálogo con la de Hildegarda de Bingen. Las sopranos María García Maciá y Èlia Casanova Martí, así como el pianista Víctor Trescolí Sanz, acompañan a Amores Grup de Percussió en esta aventura.

Las notas del disco –que, por su interés, a continuación reproducimos-, escritas por el musicólogo Josemi Lorenzo, nos proporcionan algunas de las claves de esta edición. Al final del comentario, se proporcionan los enlaces a la escucha de este excelente trabajo.

 

Este disco pone a dialogar a dos grandes potencias creativas que reelaboran la tradición. Una perteneciente a la vanguardia del siglo XX y otra a la del siglo XII. Las alucinadas miniaturas que iluminaron los manuscritos de Hildegarda de Bingen (1098-1179) abundan en cosmovisiones ordenadas donde el universo se descompone en círculos concéntricos poblados de diferentes criaturas y colores. Una palabra resume la compleja visión escatológica hildegardiana: symphonia, polisémico término que comprende las proporciones que regulan la existencia cósmica y, por tanto, humana. De alguna manera, el zodíaco (Tierkreis) viene a dar sentido y orden a la arquitectura celeste, de la cual se derivan implicaciones que pueden afectar a la vida de cada ser humano, puntos contingentes en el devenir que llaman Historia.

Las vidas de Hildegarda de Bingen y Karlheinz de Mödrath transcurrieron, con ocho siglos de diferencia, en lugares relativamente cercanos (cuarenta kilómetros de distancia separan Bermershein, donde nació la futura abadesa, de Darmstadt, sede oficiosa de la escuela homónima inspirada por el compositor). Ambos fueron personajes muy reconocidos en vida. Sus músicas tienen, a pesar de las obvias diferencias, algunos patrones similares. Una y otro indagaron obsesivamente por encontrar formas propias de expresión, con implicaciones musicales que partían de un conocimiento profundo de la tradición (ninguno de los dos inventó nada), para re-elaborarla, creando lenguajes y universos de expresión muy idiosincráticos y complejos, estudiables en ambos casos mediante sus textos teóricos o doctrinales. En ambos casos, la escritura supone un mínimo apoyo a la hora de la interpretación, que necesariamente desborda la capacidad de los signos escritos. Ambos pensaron la música como una vía de acercamiento a lo inefable, donde lo performativo, lo gestual, lo colectivo, cobraban tanta importancia como los neumas o notas en que fue recogido todo lo que podía transcribirse.

De la unión de la obra de ambos se da luz este disco: DREIZEHN. Las doce piezas del libérrimo Tierkreis stockhauseniano se escuchan entremezcladas con otras de la abadesa benedictina. Ella expresó claramente su oposición a la teoría que afirmaba que era posible predecir el futuro a partir de la observación: “es perverso error buscar indicios de rumbos venideros en las estrellas, en el fuego, en las aves o en otras criaturas parecidas”. Ninguno de estos indicios “podrán perjudicarte o ayudarte” (Scivias, I, 3ª visión, caps. 21 i 27), acuerdo a una antropología teológica y cristiana. Los astros (O Choruscans lux stellarum, Karitas abundat) no son sino manifestación y reflejo del Creador.

A ninguno de los dos les habría desagradado un ejercicio de geometría para ver que los nombres con los cuales se les conocieron suman, en ambos casos, 11 letras. DREIZEHN suma 2 (los protagonistas) a este dígito, dando un total de 13 (dreizehn). Para Stockhausen, creyente en la potencia de la serie de doce notas y sus combinaciones infinitas, el trece es la superación del sistema, el retorno al comienzo. Lo mismo podríamos decir de la mentalidad medieval, en la que al simbólico número 12, simbolizado en la lucidissima apostolorum turba, se le superpone la figura central de Cristo, y los dota de sentido, transcendiéndolos.

Josemi Lorenzo Arribas

 

DREIZEHN / Stockhausen & Hildegarda.
Amores Grup de Percussió; María García Maciá y Èlia Casanova Martí (sopranos), Víctor Trescolí Sanz (piano).
Liquen Records
LRCD007

 

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