Presentación del XVII Fest3Cantos: entrevista con David del Puerto

El pasado 29 de marzo se presentó el XVII Festival de Música de Tres Cantos, un festival que cumple su segundo año con nuevo equipo directivo. Al frente de la dirección artística está el compositor David del Puerto, al que entrevistamos para preguntarle por las novedades y el rumbo de este veterano festival.

 

Sul Ponticello: Esta decimoséptima edición del festival se presenta con novedades importantes en la concepción del proyecto. Primero, nos gustaría preguntarte sobre el nombre. Ha perdido el “internacional” y el “contemporánea”, esto es revelador, ¿en qué se traducen estos cambios?

David del Puerto: En realidad, ambos términos desaparecen solo en el nombre del Festival, pero de ningún modo en los contenidos. Internacional lo es tanto en autores como en intérpretes, como lo ha venido siendo ya, pero buscábamos un nuevo distintivo más corto, más conciso y un poco menos rimbombante. Hoy día, en nuestro mundo global, “internacional” es, más que un distintivo, una obviedad. ¿Qué no es internacional en la actualidad? Un paseo por la calle de cualquier ciudad es, afortunadamente, una experiencia internacional. Por tanto es algo pretencioso reivindicar esta obviedad para el mundo de la música que ya es, en su raíz y esencia, internacional. En cuanto a lo de “contemporáneo”, insisto: el contenido del festival sigue estando mayoritariamente consagrado a los autores vivos, y de hecho estamos programando más encargos que nunca. Pero el encasillamiento que este término implica no nos parecía excesivamente atractivo, sino más bien limitador.

S.P.: En un aspecto más general, ¿cómo percibes el espectro de propuestas de tipo festival o ciclo de música actual en nuestro país? ¿Crees que hay una línea imperante?

D.d.P: Si atendemos a la programación de la mayoría de los eventos, encuentros, temporadas y demás, consagrados a la música clásica contemporánea, hay que decir que sí, que es obvio que existe una línea imperante y previsible, que frisa con lo que podríamos denominar un “camino oficial” de la música contemporánea. Posiblemente se debe a que una determinada generación de compositores e intérpretes, con una formación muy concreta, ha alcanzado cierta cuota de poder, y ejecuta desde ella sus ideas sobre lo que es hacer música hoy. Sin entrar a valorar en detalle estas posturas, a menudo muy excluyentes, lo que pretendemos para este festival va por un camino diferente.

S.P.: Parece lógico que cualquier festival en la actualidad deba partir de una idea de pluralidad estética. ¿Cómo definirías esa idea de “pluralidad estética”?

D.d.P: Efectivamente, no creo que esa pluralidad sea una opción posible sino, realmente, LA opción posible en nuestro tiempo. Cualquier otra cosa pasa por mentir intencionadamente sobre lo que es la música hoy. Nuestra época es extraordinariamente peculiar: no olvidemos que Bach, Mahler o Monteverdi  están mucho más vivos y presentes en nuestra sociedad que cualquier compositor de música contemporánea culta –y ello no es consecuencia de una cuestión de mercado: al mercado le da absolutamente igual enriquecerse vendiendo Bach que “…” (rellénese con el nombre del compositor vivo que uno quiera). Ese es nuestro mundo. Intentar defender un estilo, una tendencia, una idea, como más actual, acertada o verdadera que otras, es realmente un triste error. Otra cosa es que uno asuma la programación de una línea concreta como una apuesta personal basada en su sensibilidad o creencias estéticas (que frecuentemente se viven como dogma cuasi-religioso). Pero entonces es difícil justificar por qué el dinero público debe apoyar el gusto particular de unos cuantos compositores o gestores imbuidos de verdades absolutas. La pluralidad es la definición misma del arte de nuestro tiempo.

S.P.: Volviendo a la edición que presentasteis hace unos días, hay dos conmemoraciones a las que el festival presta su atención. ¿Puedes hablarnos un poco de ellas?

D.d.P: Como viene siendo tradición en el Festival, intentamos recoger aquellas efemérides que resulten apropiadas e interesantes para la programación. En la edición 2017, los tres cuartos de siglo de Tomás Marco nos sirven para homenajear a uno de los compositores más conocidos, activos y significativos de la España reciente. Este homenaje es apoyado por la circunstancia de que el gran pianista Mario Prisuelos estrena un disco con la música pianística de nuestro autor. El festival recoge encantado el guante, y presenta el CD, seguido de un recital de Mario Prisuelos en el que la música de Marco alterna con otras obras, la mayoría de ellas de autores significativos en la carrera creativa de nuestro homenajeado.  La otra conmemoración a la que nos sumamos con sumo gusto tiene un alcance internacional enorme: se trata del centenario del nacimiento de Leonard Bernstein.  Nacido en agosto de 1918, la celebración se va a extender de agosto de 2017 al mismo mes de 2019, abarcando dos años en torno a la fecha del centenario propiamente dicha. Y aun así parece poco para recordar la figura gigantesca de Bernstein, bien conocido como director y pedagogo, pero no tanto como compositor de una obra no extensa pero sí extraordinariamente importante, que va a ir ganando imparablemente reconocimiento y fuerza con los años. La mayoría de sus creaciones más importantes implican grandes medios: orquesta, coro, solistas… Nosotros no podemos permitirnos programar alguna de sus sinfonías, de sus ballets, o su extraordinaria Serenata para violín, cuerdas, arpa y percusión, pero sí podemos poner sobre el escenario de Tres Cantos una estupenda reducción para dos pianos de las Danzas sinfónicas de West Side Story, que vendrá servida por el magnífico dúo Iberian&Klavier.

S.P.: La política de encargos sigue en marcha en esta nueva etapa, algo siempre presente en el festival. ¿A qué compositores habéis llamado en esta edición?

D.d.P: Para esta ocasión hemos ampliado a cuatro el número de encargos del Festival (además de algunos estrenos absolutos que no son propiamente encargos). Los autores abarcan edades y tendencias muy distintas: Jorge Fernández Guerra, que escribirá para saxo y piano; Mercedes Zavala, que se suma al homenaje a Tomás Marco con una obra para piano solo que estrenará Mario Prisuelos; Ramón Paús, que presentará una partitura para dos pianos en el concierto de Iberian&Klavier del que hablaba antes; y el más joven de esta edición, el compositor y violinista Pablo Díaz, que escribirá, como Jorge, para el dúo de saxo y piano.

S.P.: En las últimas ediciones el festival inauguró una colaboración con el CNDM en materia formativa, en donde se invitaba a un compositor a impartir un curso. ¿Va a continuar esta actividad en la edición 2017?

D.d.P: Sí, este año va a ser el compositor gallego Eduardo Soutullo, también un magnífico pedagogo, el que se encargue del curso, que se rematará, como el año pasado hicimos con Jesús Rueda, con una sesión de lectura y comentario de las partituras de los alumnos que deseen participar.

S.P.: Uno de los aspectos que cada vez se cuidan más en la actualidad es la puesta en escena. Lo que hace un tiempo constituía un debate en sí mismo parece haberse transformado en necesidad. ¿Cómo ves este aspecto? ¿Dónde queda el concierto “tradicional”, tiene cabida de alguna forma o piensas que la necesidad de darle un nuevo formato lo ha desplazado definitivamente?

D.d.P: Como toda manifestación cultural, el formato tradicional de concierto es el producto de una época y una sociedad: en este caso particular, el siglo XIX y la burguesía culta. De la misma forma que la música se gozaba, o cabe decir incluso se usaba, de otra manera en la época de Monteverdi o Buxtehude, podemos pensar que deberíamos hallar hoy en día nuestras propias formas de “presentarla en sociedad”, más acordes con un público marcado por el mundo audiovisual y la velocidad de consumo del producto, cosas que a priori dejan a la música en franca inferioridad de condiciones. No me cabe duda de que el concierto tradicional, sin más que los intérpretes en escena y la plena atención del oyente, sigue siendo un formato ideal para penetrar en las estructuras complejas y sofisticadas de Bach, Haydn, Beethoven, Brahms o Mahler. Pero en una buena medida, esta escucha profunda y atenta se hace hoy en día constantemente de forma privada gracias a la grabación. Por tanto, no tiene nada de particular que le pidamos al concierto un poco más… La unión de la música con otros ingredientes artísticos es sin duda el futuro, y todo parece encaminarnos a unir fuerzas para desarrollar un tipo de espectáculo mucho más sinérgico y, seguramente, mucho menos “clasificable”: hablamos de música sin que se trate de un concierto, de danza sin que sea un ballet, de palabra sin que estemos en un recital de poesía o de acción sin que asistamos a una obra de teatro. Probablemente, la grandiosa idea wagneriana de la obra total sea el futuro natural del arte, y esté llegando sin necesidad de grandes declaraciones de principios, de una forma mucho más modesta, espontánea y necesaria de lo que Wagner pudo soñar.

S.P.: En este mismo sentido, ¿cómo se aborda este aspecto de la puesta en escena en la próxima edición del Festival de Música de Tres Cantos?

D.d.P: En esta edición contaremos con dos propuestas que desarrollan plenamente esta cuestión: Por un lado, el coro VokalArs, que aúna en un espectáculo la música, la palabra y la escena; de hecho, este grupo vocal no sólo cuenta con una directora musical, Nuria Fernández Herranz, sino con una diseñadora y directora de escena, Mª José Álvarez Borondo, que desarrolla todo un espectáculo narrativo y poético en torno a las partituras de los compositores programados. Por otro lado, el concierto de Iberian&Klavier, lleva el título de “En danza a Nueva York”, y junto a las obras de Falla, Monstsalvatge, Paús y Bernstein, contará con la danza del coreógrafo y bailarín Amaury Lebrún, y un recitador en escena declamando la palabra de García Lorca. Hay un tercer concierto que, en otra línea, presenta un formato muy particular, bien lejos del concierto tradicional: dos pianistas frente a frente, interpretando, de forma alterna, uno los 24 preludios de Chopin, y el otro 24 respuestas de otros tantos compositores españoles.  Es prácticamente un rápido diálogo a 25 voces, en el que los autores actuales charlan relajadamente con Chopin.

S.P.: Finalmente, una pregunta obligada siempre: la situación de la música de nuestro tiempo en España, desde el apoyo institucional público y privado parece cada vez más descuidada. ¿Cómo percibes esto? ¿Divisas algo esperanzador en el horizonte?

D.d.P.: Lo cierto es que, en términos generales y mirando a largo plazo, no hay demasiados signos para la esperanza. Las excepciones, obviamente, existen, y este Festival tiene lugar precisamente gracias a esas excepciones, tanto a través del INAEM, como de la Comunidad de Madrid, la SGAE  y, desde luego, el propio Ayuntamiento de Tres Cantos. Pero el desarrollo de una política de verdadero alcance no parece estar cerca. Para mí, sin duda, esa política pasa por el fomento del mecenazgo, y creo que el apoyo de las instituciones públicas debería encaminarse a comunicar la creación contemporánea con el ámbito privado, de manera que lo público sea no sólo repartidor de subvenciones –¡que eso también, como lo fueron en su día la aristocracia, la Iglesia y la burguesía, sin cuyo dinero no existirían las óperas de Monteverdi, las Pasiones de Bach o las sinfonías de Haydn!-, sino ante todo una cadena de transmisión para que el arte viva en el entorno social real en el que nace. Estamos bastante lejos de esto.

 

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