Festival Internacional Bergerault: otro ejemplo de renovación

Entrevistamos a Lucía Carro Veiga, percusionista y directora artística de un nuevo y prometedor ciclo, el Festival Internacional Bergerault, que se celebrará en la localidad ciudadrealeña de Valdepeñas del 16 al 22 de julio. Un festival que destila nuevos aires, una muestra más de lo que se está haciendo gracias a la mirada renovada de nuestros músicos.

 

Sul Ponticello: Lo primero que llama la atención (y, desde luego, resulta muy esperanzador e ilusionante) es el entusiasmo que trasmitís. ¿Cómo os habéis lanzado a una aventura así en un momento donde todo lo que “huele” a experimental tiene tan poco crédito en gran parte de las instituciones que podrían financiarlo?

Lucía Carro: El Festival no ha nacido como una iniciativa para gustar a las instituciones o para encajar en un marco que cubra los requisitos de las mismas, sino que lo ha hecho como un impulso para situar a nuestro país entre uno de los países de referencia en la creación actual y en la música contemporánea. El Festival Internacional Bergerault – Ciudad de Valdepeñas, pretende convertirse en un punto de encuentro para jóvenes artistas, en un showcase donde puedan mostrar su trabajo, en un laboratorio de aprendizaje y de co-working que inspire a los jóvenes futuros artistas y compositores del panorama nacional. Traemos a España las últimas tendencias de la música contemporánea, y no sólo mostramos éstas, sino que también mostramos cuántas caras puede tener hoy en día la música, la percusión, la composición y el arte actual.

S.P.: Tú vives en Suiza desde hace años. Presentáis el festival como “inspirado en los más prestigiosos festivales europeos de música contemporánea”. ¿En qué ha influido tu conocimiento del entorno centroeuropeo para concebir la propuesta?

L.C.: Hace 9 años, cuando me marché a estudiar al extranjero, lo hice con la idea de que algún día volvería a España para mostrar todo lo que he vivido y aprendido durante esa experiencia. El Festival Internacional Bergerault se ha convertido en una parte de ese sueño, pues es exactamente eso: un resumen de los conciertos que he experimentado en mi propia piel, no sólo en algunos de los Festivales más importantes de Europa, como el Festival Internacional de Darmstadt, el Festival IMPULS en Graz o el Festival de Lucerna, sino también en Festivales extra-europeos como el Festival Roaring Hooves en Mongolia o Two Days and Two Nights of New Music en Ucrania, y en mis andanzas. El Festival Internacional Bergerault reúne lo que es a mi juicio más representativo de cada uno de ellos y del contacto con todos los artistas que he conocido a lo largo de este camino, y basa su estructura en el funcionamiento de estos festivales. Por ejemplo, la idea del laboratorio y de fomentar un contacto directo entre compositores e intérpretes, nace de mi experiencia en los cursos de Darmstadt y Graz y durante mis estudios en la Hochschule de Basilea, donde pude comprobar no sólo lo necesario de este trabajo conjunto, si no también lo inspirador que resulta.

Las experiencias que he vivido en estos festivales, ha inspirado así mismo el formato de alguno de los conciertos que se presentan en el Festival, adaptándolos al nuevo contexto, a los artistas y por supuesto a la estética que buscamos.

S.P.: Resulta evidente el peso de la percusión en el proyecto, pero sin duda no se trata de un festival de percusión “al uso”, es otra cosa lo que queréis proponer…

L.C.: El Festival Internacional Bergerault no sólo invita a grandes percusionistas del panorama internacional a tomar parte en él ofreciendo clases, clases magistrales y conciertos, sino que también pretende mostrar todas las caras actuales de la percusión. Hoy en día un percusionista no sólo toca el triángulo y los timbales en una orquesta, sino que también trabaja con vídeo, con electrónica y utiliza cepillos de dientes como instrumentos o sensores, entre otras muchas posibilidades.

Actualmente, no sólo es importante ser un buen percusionista con buena técnica y un buen sonido, sino que incluso más importante es cómo uno se presenta a sí mismo como artista, y cómo presenta su obra. El Festival Internacional Bergerault no habla de los percusionistas como tales, sino como artistas, ya que entiende que éstos están a otro nivel de interpretación y presentación.

Así mismo un punto clave en nuestro festival, es que pretendemos acercar la música contemporánea también al público de a pie, ese público con el que un día nuestros antecesores (Schoenberg, Boulez) rompieron la relación. Es por ello que creamos y ofrecemos nuevos formatos de conciertos, que presentan no sólo música contemporánea de gran calidad (que abarcan desde nuestros clásicos de la percusión como Ionisation de Edgar Varèse hasta obras totalmente innovadoras con el uso de robots como Splitting 41 de Michael Maierhof, uno de nuestros compositores invitados) si no que la combinan con otros ámbitos, como el audiovisual, el tecnológico, la naturaleza, los cinco sentidos,  la provocación, performance o un entorno especial como puede ser una bodega, un yacimiento o las habitaciones de un hotel, para acercarla y hacerla accesible y “apasionante” para todo el público. No sólo el público asistente al Festival está involucrado en él, si no que toda la ciudad de Valdepeñas lo está.

S.P.: El Festival Internacional Bergerault se presenta como un evento multidisciplinar. ¿Cuáles son las líneas esenciales que conforman este aspecto? ¿Qué podría diferenciarlo de otras propuestas donde se habla igualmente de relación entre disciplinas?

L.C.: Yo creo firmemente en el futuro de las artes como fusión de las mismas. Hoy en día estamos habituados a recibir mucha información al mismo tiempo a través de todos los sentidos, y si algo no es nuevo o no nos emociona o “mueve” de algún modo, esto pasa desapercibido para nuestros sentidos, no lo registramos. Es por ello que el Festival se presenta como un evento multidisciplinar, que presenta distintas ramas del arte, que se fusionan unas con otras, por ejemplo no entendemos la fotografía como un elemento aislado, sino que un concierto en el que la música interactúa con la fotografía y lo recibamos con oídos, vista y quizás tacto, resulta una experiencia mucho más enriquecedora.

El Festival irá creciendo en las próximas ediciones, e incorporando poco a poco más disciplinas.

S.P.: Otro aspecto interesante de la propuesta es dónde se celebra. ¿Por qué Valdepeñas? ¿Crees que una localidad de población más o menos reducida (unos 30.000 habitantes) es un lugar idóneo para un festival de este tipo? (por cierto, esto no es precisamente infrecuente en Centroeuropa…)

L.C.: Por una parte, pensamos que Valdepeñas es la ciudad ideal para empezar un Festival de estas características, pues es una ciudad en la que para sus dimensiones existe una gran inquietud y movimiento cultural, donde se presentan propuestas innovadoras, que cuenta con muchas y variadas instalaciones y salas de conciertos (entre ellos el Auditorio Municipal con un aforo de 700 personas). Así mismo el tamaño de Valdepeñas hace posible desplazarse de un punto a otro rápidamente y sin necesidad de tener un vehículo.

También nos parece destacable su ubicación, pues está fácilmente localizable para aquellos que viajen desde el extranjero (vuelo a aeropuerto de Barajas, viaje en tren con RENFE desde Madrid) y la amabilidad de su población, así como el atractivo turístico del vino.

Estamos muy agradecidos también a todas las facilidades que el Ayuntamiento de Valdepeñas nos ha ofrecido en la organización del festival, en cuanto al uso de espacios y personal por ejemplo.

S.P.: Entrando en los contenidos del festival, ponéis un énfasis especial en la creación actual. ¿En qué aspectos se va a materializar esto?

L.C.: Destacaría varios aspectos, para empezar la cantidad de estrenos del repertorio de creación actual (algunos absolutos, otros de primera interpretación en España) que tienen lugar durante el Festival. Para continuar me parece relevante destacar que nosotros entendemos el Festival como una plataforma de proyección para jóvenes artistas y como un punto de encuentro destinado a la creación de nuevas obras y repertorio. El Festival no sólo es por tanto un punto de encuentro, si una posibilidad de networking donde iniciar relaciones que den frutos creativos en un futuro más o menos cercano.

Como parte del laboratorio, se hace un call for pieces en el que los compositores que asistan al festival pueden enviar sus obras (acabadas o en proceso) y/o conceptos, que se trabajarán codo con codo con los intérpretes a lo largo del Festival y se presentarán en concierto al final del mismo.

S.P.: El aspecto formativo tiene un papel muy relevante, con la creación de un laboratorio. ¿En qué consiste esta iniciativa?

L.C.: Este año el laboratorio consiste fundamentalmente en un curso de composición y un curso de percusión, en los que los participantes del festival trabajarán en sus obras y proyectos con los artistas invitados. El ámbito de la percusión y el ámbito de la composición coexisten durante el Festival, lo cual quiere decir que tanto los compositores trabajan e intercambian conocimientos con los intérpretes como a la inversa.

El laboratorio es también un espacio de pruebas y de descubrimiento, como su nombre indica, en el que TODO está permitido y compositores e intérpretes pueden dar rienda suelta a su imaginación con la tutoría de grandes profesionales de la materia.

S.P.: En un plano más general, ¿cómo ves el panorama actual de los ciclos y festivales de música experimental en nuestro país? Hay una clara irrupción de nuevas propuestas que, si bien no parecen tener un apoyo institucional, intentan sobrevivir y crecer a base de compromiso y mucho entusiasmo. ¿Crees que vivimos una edad de oro en este aspecto? ¿Piensas que puede sostenerse una situación así, sin el sostén de lo institucional, de la ayuda pública, en concreto?

L.C.: Cada vez la oferta de cursos y festivales en España es mayor, lo cual me alegra mucho, y el hecho de que estas propuestas no sólo sobrevivan, sino que también vayan creciendo es alentador y una muestra del interés cultural que existe en nuestro país y de las ganas de los jóvenes y no tan jóvenes que las promueven de que la situación poco a poco cambie. Pese a la cantidad de propuestas, me parece que ahora mismo el gran reto es llevar nuestra música y nuestra pasión, también al gran público, y confío en que poco a poco lo vayamos consiguiendo.

En cuanto al apoyo institucional, por supuesto que pienso que es muy necesario, y sería necesario incrementarlo. Pero puestos a ser creativos (y aunque en este caso sea casi por obligación) seamos creativos también en la forma de impulsar nuestros proyectos. En el caso del Festival Internacional Bergerault está siendo muy importante el apoyo de las empresas privadas que por medio de diferentes fórmulas de colaboración hacen posible su realización. De igual manera, las aportaciones de nuestros mecenas particulares en forma de micromecenazgo no es nada desdeñable. Es por ello que sentimos que este Festival pertenece en realidad también a toda esa gente que lo hace posible.

S.P.: Por último, hay un asunto que nos parece de gran importancia en nuestro tiempo, y del que nos gustaría conocer tu opinión como intérprete. En el ámbito en el que nos movemos somos muy conscientes de que vivimos un momento dorado en la interpretación. Probablemente nunca ha tenido nuestro país un nivel tan alto, técnico y artístico. ¿Cómo vives este hecho, teniendo en cuenta la sordera de muchas instituciones, demostrada con su falta de apoyo a la música? ¿Qué se puede hacer para que la sociedad entienda lo absurdo e injusto de este desequilibrio?

L.C.: Tienes mucha razón en que vivimos un momento dorado en la interpretación. A veces hablo con amigos-artistas de ello, y hablamos de que se está iniciando, o que estamos iniciando una revolución. Un punto clave de esta revolución cultural que afecta al arte contemporáneo y a su entendimiento por parte del público es por supuesto la educación, educar a los más pequeños (y a los no tan pequeños) es el punto clave para que esta situación comience a cambiar. Por ejemplo en Suiza todos los niños tienen derecho a la educación musical; yo misma doy clase a niños desde los 6 años, a los que ya enseño composición y efectos de la música contemporánea que con rapidez integran en su vocabulario.

Me parece también importante el huir del formato clásico de conciertos e intentar romper así las barreras que hemos creado con nuestro público, y ofrecer introducciones o presentaciones antes de comenzar un concierto donde se guíe al público en su posterior escucha, o crear espacios donde éste pueda hablar con el artista y exponer sus dudas.

En cuanto a la “sordera institucional” que mencionas, creo que tarde o temprano es la propia sociedad la que acabará exigiendo un cambio en este sentido. Nuestro gran reto por el momento es intentar convencer al gran público de que ese cambio vale la pena. Y te aseguro que cualquiera que pase por Valdepeñas de 16 al 22 de julio lo va a notar.

 

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