La organización de la percepción en la música acusmática
El siguiente artículo es, a forma de ensayo, un intento por explorar y formalizar los mecanismos subyacentes en los procesos de organización de la percepción de la música acusmática. Para ello, partiremos de los postulados y hallazgos preexistentes en otras disciplinas tales como la Teoría Estructural de la Información (SIT), la Psicología de la Gestalt o la Teoría de la Complejidad. Habremos por lo tanto de establecer las condiciones de existencia de los objetos sonoros desde un punto de vista perceptivo y tratar de analizar cómo nuestro cerebro procesa y organiza la información auditiva con el fin de explicar sus causas y dotarla de un cierto significado. Trataremos igualmente las relaciones que se pueden establecer ante estímulos simultáneos, poniendo un especial énfasis en el fenómeno de la emergencia y sus posibles consecuencias, semánticas y estructurales, sobre el proceso de la composición musical.
INTRODUCCIÓN
El estudio de los mecanismos que gobiernan nuestra percepción, o en otras palabras, el estudio de la realidad como un constructo de nuestra mente a través de nuestros sentidos, ha sido ampliamente discutido desde los primeros estadios del pensamiento humano (p.ej. Metafisica de Aristóteles). Pero no fue hasta principios del siglo XX cuando los psicólogos de la Gestalt (palabra del alemán que significa “forma”) como Wertheimer, Koffka o Köhler, se enfrentaron a esta problemática desde un punto de vista científico.
Así, uno de los principios fundamentales de esta escuela alemana de la psicología es conocido como Ley de la Pregnancia (o de la buena forma), según el cual, “para un estimulo sensorial dado, nuestro sistema perceptivo tratará de encontrar siempre la forma o explicación más simple y sencilla posible que sea consistente con la información sensorial”.
Esto se logra a través de un conjunto de principios de agrupación: simetría, similaridad, proximidad y buena continuación, que conectan directamente con la idea de un sistema perceptivo de naturaleza holística, en la que “el todo es más que la mera suma de las partes” (emergencia).
Por otra parte, en 1909, el psicólogo, físico y también alemán Hermann Ludwing Ferdinand von Helmholtz, afirmaba que “la información procedente de nuestros sentidos se organizará en base al evento u objeto distal más probable consistente con esa información (estímulo proximal)”. Es decir, que la percepción es moldeada mediante la selección, para un estímulo proximal dado, de la interpretación con la mayor probabilidad de ser correcta. Esta afirmación es comúnmente conocida como el Principio de la Probabilidad, y podríamos decir que su consecuencia más directa es que nuestro trasfondo o contexto cultural, el conjunto de experiencias previas y todo aquello que hemos percibido con anterioridad, posee un influencia determinante sobre lo que habremos de percibir en un futuro.
Expliquemos pues qué entendemos por estimulo proximal y distal. Un estímulo distal corresponde al estímulo tal y como existe realmente en el mundo exterior. Por el contrario, el estímulo proximal es la transducción (transformación de un tipo de señal en otra) sensorial del estímulo distal y ambos pueden diferir en mayor o menor medida en función de la precisión y características fisiológicas del sentido involucrado (vista, oído, tacto, etc.) junto a otros factores de naturaleza cognitiva. Sabemos por ejemplo que no todas las especies animales percibirán el mismo estímulo proximal para un mismo estimulo distal. Hay sonidos que siendo audibles para perros, gatos o delfines, no crearán estímulo proximal alguno en un ser humano, por encontrarse en un rango de frecuencias superior al permitido para nuestro sistema auditivo.
Podemos hablar pues de una primera limitación fisiológica a la cantidad de información que cierto sentido es capaz de “capturar” a partir del estimulo distal procedente de la realidad física exterior (p.ej. onda de presión sonora u ondas electromagnéticas en el caso de la visión), y segundo, de una limitación correspondiente a la cantidad de información que nuestro cerebro es capaz de “procesar” o comprender una vez recibido el estímulo proximal. Estudios recientes (Moscoso del Prado, MIT, 2009) sugieren que el cerebro humano es capaz de procesar no más de 60 bits por segundo.
El principio de la probabilidad junto a la ley de la pregnancia son por lo tanto de gran interés en el contexto de la música acusmática, que por definición nos oculta las causas y fuentes del sonido, estando éstas abiertas a interpretación subjetiva por parte del oyente.
Sin embargo, estos dos principios (simplicidad y probabilidad), aparentemente inconexos entre sí, pueden ser unificados bajo un marco teórico común si consideramos los avances en Teoría de Códigos o la Teoría Estructural de la Información (Leeuwenberg, 1971). Esta teoría postula que “dado un estímulo, la interpretación preferida será aquella con el código más simple”, esto es, aquella con la “mínima carga de información que posibilita la reconstrucción del estímulo usando un número mínimo de parámetros descriptivos”. Dicho código puede obtenerse a través de la búsqueda de regularidades en la señal (repetición, simetría) y proporciona una “organización jerárquica del estímulo en función del todo y sus partes” (van der Helm, P.A., & Leeuwenberg, E.L.J., 1991).
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