Las vanguardias sonoras en España (III)

EMS Synthi 100 del GME (Gabinete de Música Electroacústica de Cuenca) (c) Julio Sanz Vázquez

EMS Synthi 100 del GME (Gabinete de Música Electroacústica de Cuenca) (c) Julio Sanz Vázquez

La cultura, cuando se vuelve visible a la gran mayoría de ciudadanos se produce por varios motivos. Básicamente por el eterno autobombo de los propios festivales y galas de entrega de premios, y por la defunción de alguno de sus implicados. Y perdonen la expresión, pero resulta grotesca la situación de desconocimiento e incluso de profunda desmemoria en la que nos vemos envueltos en este País cuando nos referimos al arte que va más allá de la asimilación propagandística.

El minuto de gloria para un artista es paradójicamente cuando lo entierran. Esta es nuestra idiosincrasia sociocultural más profunda aunque existen en nuestro país una serie de excepciones totalmente absurdas, y me atrevo a decir que tercermundistas que quiero mostrar en esta revista. Centrémonos en la música electroacústica realizada en España y/0 al resto de vanguardias sonoras enmudecidas o manipuladas por las altas esferas. Cuando muere uno de estos compositores, no hay minuto que valga.

Hija excéntrica, así la consideran muchos conservadores (en el sentido semántico de la palabra “conservatorio”) directores o dirigentes de lo relacionado con la música seria, academicista y contemporánea. La electroacústica ha sido y es una anomalía reducida a simple anécdota exótica y no precisamente porque en la actualidad ciertos procesos creativos primerizos han quedado totalmente superados.

Conviene definir brevemente música electroacústica, pues muchos desconocen esta “rama” de la música contemporánea, tristemente minoritaria, pero rebosante de grandes ideas no mucho tiempo atrás. La polémica comienza con la propia definición. Existen tantas controversias como músicos pero para que todos comprendan, me atreveré a decir que la música electroacústica en general deviene de la música clásica, en su vertiente temporal (contemporánea), pero que en su composición musical se centra en la investigación de los sonidos, más allá de las partituras y la notación musical, siendo el desarrollo tecnológico parte importante de su desarrollo con la producción de sonidos eléctricos. Se crearon estudios inmensos como si fueran laboratorios científicos donde se investigaba manipulando los sonidos con las técnicas más modernas de la época: se usaban cintas magnetofónicas para grabar y reconfigurar sonidos (música concreta),  y también las primeras computadoras colosales para generar la primera música electrónica (los estudios del NWDR en Colonia). Sin esta tecnología, desarrollada durante la II Guerra Mundial,  y el posterior desarrollo de la informática, nada habría sido igual. Por ejemplo, algunos de ellos estuvieron muy interesados en las ondas sonoras producidas por radio.

Los grandes nombres de la experimentación derivada de la música “seria”, fueron Pierre Schaeffer, Pierre Henry, Pierre Boulez, Karlheinz Stockhausen, Edgar Varesè, Alvin Lucier, Pauline Oliveros, Morton Subotnick o el español exiliado Ramón Sender (hijo del ilustre escritor). Estos tres últimos nombres fueron los fundadores del influyente San Francisco Tape Music Center, en 1962. Todos fueron discípulos de los últimos compositores y maestros académicos, herederos de la tradición clásica pero con una idea ya rupturistas con la deriva  anquilosada de la música contemporánea.

Quiero mencionar la existencia de la Asociación de Música Electroacústica de España (AMEE) fundada en 1987, siendo su primer presidente Eduardo Polonio, y a la que le dedicaremos un “capítulo” especial. Esta asociación ejerce un apoyo a músicos y a la difusión de sus obras.

En otras entregas daré a conocer a una serie de compositores nodulares que invirtieron toda su vida en la investigación y la creación sonora. Hablaremos sobre programas de radio, intentaremos entrevistar a algunos de sus presentadores para que nos formen sobre estas otras músicas que han seguido caminos y derroteros paralelos al academicismo y oficialidad. De manera inhabitual, algunos de estos compositores han llegado a ser respetados en el mundo de la música tradicional ya sea por su auténtico poder imaginativo en la composición o bien porque la amplitud de miras en algunos centros y conservatorios varió para bien, hace ya algunos años.

¿Quienes fueron los precursores del vanguardismo sonoro en España? ¿Los que rompieron con los viejos moldes de composición? Pues hay más nombres de lo podríamos pensar, y ninguno de ellos se detuvo ante el escepticismo, cuando no desprecio, de muchas autoridades (no olvidemos los años de dictadura durante cuatro largas décadas).

Nadaron a contracorriente en un mundo artístico que no reconocía sus trabajos, y también tuvieron que luchar frontalmente en solitario, porque no existió una auténtica escuela ni apoyos importantes como sí ocurrió en otros países. Tardamos unos años más, como siempre, pero se llegaron a construir algunos estudios de investigación sonora. Así pues, haremos una radiografía del panorama de la creación experimental en España durante el siglo XX.

Nombres como José Luis Castillejo, Eduardo Polonio, Luis de Pablo, Juan Hidalgo, Armenteros, el tristemente fallecido Joan Brossa, al que le dedico humildemente este artículo, o la muy reciente desaparición de Miguel Ángel Coria, merecen más reconocimiento y ser difundida su obra en programas de radio (no minoritarias) y programas de televisión. Lamentablemente en televisión solo hay espacio para la mediocridad vetando todo lo que se acerque al pensamiento crítico.

¿Habría que hacer un programa llamado “Electroacústica Shore”? Bromas aparte, hay necesidad de que se sepa que en nuestro país había músicos que siguieron el movimiento Fluxus o el happening, y que tuvimos a nuestros propios Stockhausen o Cage. Incluso tuvimos inventores excéntricos que aportaron (sin suerte) inventos tecnológicos (aunque solo fuera a nivel teórico) para uso sonoro, como el caso singular y surrealista del cura Castillejo,  personaje que merece docenas de libros explicando su historia y que la historiografía anglosajona debiera hacer mención.

Por todo esto, y por la búsqueda de libertad, en cierto modo, a través de su trabajo artístico, tenemos la obligación moral de reconocer y aplaudir a todos estos creadores, porque como explica Fernando Millán, algunos de ellos lucharon contra la venenosa cultura administrada que neutralizaba, reconducía y domaba la música de vanguardia en España.

 

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Nota:

Este artículo, así como los demás de esta serie dedicada a las vanguardias sonoras en España y otros temas afines, fueron inicialmente publicados en el Blog del experto de FNAC.

 

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