Por una polifonía de nociones de ruido

El artículo anterior terminaba evocando la “naturaleza” semiológica del problema del ruido.

En otras palabras, si el ruido amerita una interpretación es porque el sonido de la palabra “ruido” nombra una multitud de fenómenos heterogéneos, que se asientan a veces en el sonido mismo, a veces en el contexto o las intenciones de producción o de recepción, otras, en más de una de esas perspectivas a la vez.

Lo curioso y lo que motiva este artículo, es que al interior de cada una de estas diferentes nociones de ruido parece haberse edificado una corriente estética. Los ejemplos están acotados y no nos proponemos agotar las posibilidades, seguramente los lectores encontrarán mas acepciones de la noción de ruido y un sinfín de músicas para cada caso.

Veamos:

  1. Ruido entendido como sonido de intensidad cercana al dolor, tal como ocurre en un aeropuerto, en una fábrica o en una discoteca.
    El uso sistemático de intensidades al borde del dolor del recientemente fallecido músico polaco Zbigniew Karkowski, o el grupo argentino Enjambre de Guitarras son una buena referencia de esta corriente estética.
  2. Ruidos digitales: resultantes de defectos en la conversión analógico/digital o aparecidos durante el procesamiento o debido a  la baja calidad de los dispositivos (etc!). Clipping, aliasing, ruido de baja resolución.
    La música post digital o glitch es un exponente por cierto obvio de esta categoría.
  3. Muchas veces llamamos Ruidos a los sonidos producidos por el cuerpo: aquellos que perteneciendo al “cuerpo libidinal”[1] como flatulencias, ruidos de masticación y de digestión, jadeos, suspiros y llantos, deben ser excluidos de la audición “social”. Sin duda la Sequenza para voz de Luciano Berio juega constantemente con esta noción de ruido opuesto al sonido tónico e incluido dentro de un sistema de alturas.
    También, es interesante citar algunas piezas del compositor alemán Dieter Schnabel, como Produktionsprozesse o Fur Stimmen (…missa est) en las que la corporalidad del sonido se torna temática.
  4. Ruido en tanto sonidos provenientes de máquinas: es el caso más conocido, podemos citar el primer ruidismo “que prefería el ruido de una locomotora a la 5ta sinfonía de Beethoven”, hasta la música industrial de los 80.
  5. Ruido en tanto sonido de espectro continuo. Este caso está íntimamente ligado a muchas de las otras acepciones y paradójicamente es el menos aislable.
  6. Ruido en tanto sonido del “otro”. Desde la irrupción de las bandas turcas en las óperas de Mozart, representando aquello que amenaza y fascina a la vez, el sonido del otro, el timbre  de aquellas culturas (y tribus urbanas?) que desconocemos, se ha transformado hasta tal punto en un hito en la cultura del siglo XX/XXI, que los ejemplos abundan y a la vez faltan: El modelo de la sonoridad de Gamelan tanto para Cage como para Boulez, la utilización de técnicas comunes en la música de vanguardia  en la música de los Beatles, la apropiación de la cumbia por el pop en la música argentina.
    Henri Pousseur escribió un muy recomendable artículo llamado Composer (avec) des identitès culturelles que constituye un formidable cuadro teórico para las músicas actuales http://articles.ircam.fr/textes/Pousseur87a/
  7. Ruido en tanto sonido del entorno acústico. Los sonidos que nos rodean en la ciudad o el campo constituyen una envoltura bastante estable de nuestra vida cotidiana.  El Audioart es un ejemplo claro de categoría estética asociada a esta acepción de “ruido”.
  8. Ruido en tanto comportamiento inesperado de una fuente: el sonido producido de cualquier manera que no haya sido  prevista inicialmente por su constructor entraría en esta categoría, pero obviamente a medida que el comportamiento se hace conocido por los oyentes, el índice de disrupción se hace cada vez menor. La música de Lachenmann es un ejemplo bastante claro en este punto, pero es interesante citar tambien un ejemplo que creo que completa la idea: Los sonidos “presets” de sintetizador que usa François Bayle en L’experience acoustique, no son esperables en el contexto de una pieza acusmática francesa.
  9. Ruido en tanto sonido producido por objetos o acciones no construídos o no destinados/as a producir sonido. Sin duda la  música concreta es el estilo musical más fuertemente asociado a esta idea, desde el Estudio para los ferrocarriles de Pierre Schaeffer al Empty Vessels de Denis Smalley pueden ser enmarcados en esta noción (a pesar de Schaeffer!).
    Sin duda, es imposible estar contra el ruido, más bien, lo que propongo es no reducir el ruido a una serie de gestos previsibles, huecos, limitados a una sola mirada cuyo potencial de conflicto es  cada vez menor. Una polifonía de nociones de ruido representaría más cercanamente esta idea, o para usar las palabras de Pousseur:

Abrir y articular un espacio suficientemente vasto para que todas las músicas presentes en el mundo contemporáneo y en la consciencia colectiva puedan allí encontrar su lugar, encontrarse, confrontarse, dialogar, maridarse, mestizarse (…) producir una suerte de super o metalenguaje englobándolas todas  y en la que ellas puedan aparecer como subsistemas comunicantes.



Notas

[1] Recomendamos el fabuloso  artículo de Jean-François Lyotard A few words to sing. Musique en Jeu n. 2. Ed. Seuil, Paris.

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