RRS: sonido para investigar, comentar y amplificar el museo
La Radio del Museo Reina Sofía (RRS) tiene como objetivo “ampliar, complementar, investigar y contextualizar” lo que sucede dentro del Museo a través del uso del sonido. Para ello ofrece una colección de cápsulas de audio contenidas en cuatro canales distintos. Cada uno de estos canales explora distintas facetas del museo: Inaudible (exposiciones temporales y ciclos de cine y audiovisuales), Redes (proyectos de investigación que tienen lugar en el museo, Contextos (colección e historia) y Procesos (experimentación sonora).
El proyecto es posible gracias al esfuerzo del equipo y colaboradores que llevan trabajando en esta idea desde 2011. Entrevistamos en este artículo a José Luis Espejo, uno de los intengranse del equipo que forma RRS.
Lo primero que llama la atención al pulsar play es la utilización del elemento sonoro. El sonido es en esta radio un medio importante que sirve tanto para producir discursos como para cuestionarlos y fragmentarlos. Incluso en algunas de las cápsulas, sobre todo aquellas que cuentan con el testimonio de personalidades relevantes del arte contemporáneo, se superponen distintos planos sonoros: el discurso vococentrista y/o verbocentrista y la dimensión más tímbrica de la exploración experimental. Es una forma de añadir fuerza mediante la aglutinación de las especifidades de cada uno de los planos y una manera de presentarlos en una relación de igualdad.
Marta Sancho: ¿Qué cualidades específicas hay en lo sonoro? ¿Cuál es el poder del discurso sonoro para utilizarlo como forma de vehicular estas ampliaciones y comentarios a lo que sucede en el museo y que lo distingue de otras formas de expresión? ¿Por qué el sonido?
José Luis Espejo: Hola. Bueno, primero gracias a Sul Ponticello, por darnos este espacio y gracias a Marta, a quien he conocido recientemente, por su trabajo en esta entrevista. Gracias por el tiempo y por la escucha. Habéis propuesto una entrevista bastante compleja, así que voy a intentar ser claro, pero no se si voy a conseguirlo.
A ver ¿Por qué el sonido? Bueno, la escucha es la primera forma de aprendizaje del discurso. Escuchando interiorizamos el lenguaje y aprendemos. Escuchar a los artistas, comisarios, conservadores o educadores que trabajan en un museo también es importante para entender las propuestas conceptuales y visuales que aportan. Muchas veces la presencia visual se complementa con las palabras. No siempre, hay que decirlo. No todas las personas tienen mucho de qué hablar, aunque tengan mucho que decir.
Ahora ¿Cuál es el poder del discurso sonoro? Supongamos que tenemos a un lector, que, además mira y oye, y que comprende las palabras que le decimos de manera unívoca. “Esto es una silla” (si nos ponemos conceptuales) “Esto no es una pipa” (si nos ponemos más surrealistas o filosóficos) o “Esto es así” (sin más). Las letras están pensadas para mantener esa frase lo más unívoca posible; luego tenemos la puntuación claro, que, por cierto, fue una de las herramientas para que, desde el siglo IV en el contexto europeo, se dejase de leer en voz alta. Antes de la puntuación, las palabras sonaban cuando se leían. Pero no nos distraigamos. Asumamos que las palabras escritas mantienen el sentido bastante intacto si sabemos la puntuación y el idioma en que están escritas. El discurso propuesto en imágenes, sin embargo, está cargado de significados contextuales y culturales relatados por la forma. El discurso hablado y escuchado, está también cargado de significados. Están, por una parte, todos los significados que hay entre quien habla y quien finalmente escucha; aquí entraría la especificidad del medio, la edición digital o la naturaleza del micrófono. Lo frecuente, evidentemente, es invisibilizar, o más bien insonorizar, esta serie de contextos tecnológicos para mantener lo unívoco en el discurso, como lo hacen las letras de las que hablábamos hace poco. Podríamos decir, pronto y mal, que cuanto más sonorizamos subjetivamente estos contextos, más estilo ensayístico o artístico se le pone a una cápsula. Pero supongamos que se transmite cierta univocidad para, como sugerís en la pregunta, centrarnos en los comentarios mismos. Aquí responderé a vuestra pregunta ¿Qué cualidades específicas hay en lo sonoro? Pues bien, estos comentarios vienen expresados por una voz. Esta voz tiene, sobre todo, un tono y un timbre, porque el volumen y la duración ya nos encargamos de manipularlo. Ese tono y ese timbre nos dan muchos datos sobre la identidad de quien habla, de cómo habla, de qué quiere decir exactamente. Muchas veces se busca la univocidad en la edición para resaltar las cualidades propias de la voz y lo que esta tiene que añadir al discurso verbal. Aquí entra el tono de la voz, esto es básico para transmitir el entusiasmo con que algunas personas hablan y discuten sus opiniones y su trabajo. La palabra resuena en la laringe y en el lugar del que escucha, y toda la carga subjetiva de ese resonar, lo transmite la grabación de una manera particular y distinta a como lo hace la letra y la imagen. En ese resonar, la voz, casi como cuerpo, tiene la capacidad de definirse, sin decir ninguna palabra concreta, como un yo.
MS: Esta forma tan interesante de organizar el discurso –fragmentándolo en cuatro canales y urdiendo una compleja red que va desde la experimentación sonora hasta la voluntad de comunicación a través de la radio, pasando por la inclusión de múltiples voces y discursos- podría dar pie a una lectura más política del proyecto. No sólo por una cuestión de deconstrucción del discurso para erigir nuevos relatos más profundos y complejos, sino también por la utilización de los medios digitales y su accesibilidad. La ruptura con la forma tradicional del discurso, la superposición de relatos, sonidos y voces puede servir para generar nuevas realidades y significados y podrían ser la base para pensar(se) desde nuevas perspectivas. ¿Descansa vuestra propuesta sobre un compromiso político o es una cuestión meramente formal y de investigación artística?
JLE: Bueno, todo trabajo, nos guste o no, es político. Otra cosa es que pretenda serlo. En este caso en particular, es algo más complejo. La radio es parte de una web que es parte de un museo. RRS se ocupa de aspectos muy específicos de algunas de las líneas desarrolladas por el Reina Sofía y elabora otros propios. Como he tratado de responder en la pregunta anterior, el uso de la tecnología sonora, al menos por mi parte, no es muy distinto al uso que hacemos habitualmente del teclado, del lápiz, la regla o el libro. En cuanto a la deconstrucción y fragmentación del discurso comisarial del museo a través del sonido… bueno ¡Eso son palabras mayores! Es importante saber las limitaciones de cada cual, aprender y querer aportar construyendo, juntando, antes que separando. Que no se me entienda mal, no defiendo la falta de crítica, pero creo que en RRS hemos avanzado más conciliando con otros discursos a la vez que intentamos producir uno propio. Algo que, me temo, otra persona tendrá que leer y valorar.
Por otra parte, y respondiendo sólo por mí, en mi trabajo, tanto en la programación como en la realización de cápsulas, aspiro a contextualizar siempre desde el contexto político del arte y el sonido.
MS: ¿Es la accesibilidad de la red una forma de popularización del arte y como tal se está utilizando?
JLE: Esto es complejo. Desde luego permite la posibilidad de que más personas escuchen hablar sobre cosas que no pueden visitar. Pero, como hemos visto, la accesibilidad, en sí misma, no ayuda necesariamente a que algo sea más conocido ni mejor comprendido. Nosotras trabajamos en el contexto de un museo muy grande, con un departamento de prensa, comunicación, patrocinios, etc. La radio puede hablar de aspectos más concretos y detallados que estos órganos de difusión, pensados, precisamente, en términos de popularización. Creo que estamos más cerca de otros proyectos del museo como Carta, con quien compartimos faldón en la web del museo, o, para entendernos, con un proyecto concreto y estable de un departamento de publicaciones. Vaya, que somos poco pop.
Luego podríamos hablar de cómo nos servimos de la red para trabajar. Esto es un tema en sí mismo que responderé con una cita.
MS: En la descripción de esta radio podemos ver que las cápsulas complementan, analizan y amplían la vida del Museo. Existe, pues, una realidad visual palpable que puede visitarse en el Museo. Vuestra radio añade un discurso intangible a esa realidad. Quienes visiten el Museo Reina Sofía y, además, escuchen vuestra radio, cuentan con dos perspectivas distintas. Además, el vistitante/oyente es quien establece el vínculo entre ambas realidades y da sentido completo a esa unión. Podría crearse de esta manera, una tercera perspectiva del museo, fruto de la recepción y entendimiento del visitante/oyente. ¿Puede la conjunción de la realidad palpable con el discurso intangible crear un nuevo producto artístico distinto, con entidad propia?
JLE: Bueno. No estoy seguro de que el sonido sea intangible. En realidad no estoy de acuerdo. El sonido es palpable. El discurso, por tanto, no se hace intangible por ser sonoro en lugar de, digamos, escultórico. Como decía más arriba, el discurso sonoro es cuerpo, cuando se habla, y forma cuerpo, cuando se escucha.
MS: Abordemos ahora la cuestión del público y la recepción. Esta propuesta reviste una noción del arte y el sonido muy compleja y quizá no muy evidente para un público mayoritario. ¿Quién creéis que está al otro lado? ¿Quién os escucha? ¿Buscáis una comunicación universal o un público muy específico? En caso de buscar un público específico ¿cómo creéis que puede ser motor de cambio o suscitar nuevas formas de pensar la realidad? ¿Qué acogida tiene?
JLE: Hay un número discreto de personas de habla hispana que escucha la radio. No buscamos una comunicación universal, no creo, de hecho, que esto exista. En cuanto a los públicos específicos, creo que se atiende a personas interesadas en el arte y la música de manera poco complaciente.
MS: En lo que respecta a la financiación, esta radio forma parte de un espacio público, así que podríamos deducir que el proyecto se sostiene gracias al presupuesto del museo. Sin embargo ¿existen otras fuentes? ¿Cómo funciona en este sentido?
JLE: Se sostiene con presupuesto del museo y no tiene ninguna otra forma de financiación. Los colaboradores realizamos trabajos específicos por los que facturamos.
MS: Por último, sería interesante hacer una retrospectiva de este ambicioso proyecto: ¿de dónde surge la necesidad de este proyecto? ¿Seguís con la misma idea inicial de proyecto? ¿Ha evolucionado vuestro discurso o formato? Si es así ¿de qué manera? ¿Cuáles son los motivos?
JLE: Hablaré de cómo ha evolucionado el discurso. En cuanto a la manera de hacer cápsulas, y aquí hablo por mí, creo que he trabajado con las maneras de la historia del arte, la historia de la imagen y del sonido. A esta manera de hacer las cosas, lo podemos llamar sónico-verbal, en referencia al icónico-verbal del que tanto hablaba Juan Antonio Ramírez, para referirse, por ejemplo, al cómic, pero también al ensayo de arte que usa las imágenes como cita. En nuestro caso, podríamos hablar del uso conjunto de la palabra, hablada en este caso, y el sonido como materiales para construir un relato histórico. Los sonidos no están ahí para acompañar musicalmente; son citas, y tienen un lugar concreto para transmitir sentido. Los enemigos de este método son las sociedades de derechos de autor. En 2012 se hizo la exposición sobre los años 30, fue la primera vez que usamos nuestra la propia voz para hablar de una exposición. Tuvo buena acogida, así que, desde ese año, realizamos este tipo de cápsulas sobre exposiciones. A partir de 2016, el trabajo que realizamos para la radio es casi por completo contenido específico, no siempre relacionado con las exposiciones o la colección directamente, aunque sí dentro de sus marcos discursivos. Este año, además, hemos incluido nuevos colaboradores como Arnau Horta, o Javi Álvarez, sumados a José Manuel Costa que ha colaborado otras veces en la radio. El año que viene, pensamos invitar a más personas.
En cuanto al discurso comisarial, ha habido distintos ciclos de cápsulas encargadas a artistas. El último ciclo lo ha hecho Rubén Coll bajo el título de Ecolalias, dedicado a la la voz, que ha parecido ser el tema en 2016. Luego hicimos uno entre María Andueza, Rubén y yo dedicado a la transducción. También, este año, hemos propuesto el trabajo de otras artistas como Anna Raimondo, Lucrecia Dalt, Regina de Miguel o Paloma Polo. Y me reservo una sorpresa para el invierno.
MS: Imaginamos que una propuesta de estas características tiene que adaptarse a las circunstancias, contextos y relatos que en esta sociedad contemporánea cambian y se aceleran a velocidad vertiginosa. ¿Cómo sobrevive sin agotar sus propios recursos y posibilidades? ¿Qué innovaciones podrían tener cabida en el devenir del proyecto?
JLE: Ahí me has pillado. De momento el único recurso que se nos ocurre es dar cabida a más voces.
Hablaré de cómo ha evolucionado el discurso. En cuanto a la manera de hacer cápsulas, y aquí hablo por mí, creo que he trabajado con las maneras de la historia del arte, la historia de la imagen y del sonido. A esta manera de hacer las cosas, lo podemos llamar sónico-verbal, en referencia al icónico-verbal del que tanto hablaba Juan Antonio Ramírez, para referirse, por ejemplo, al cómic, pero también al ensayo de arte que usa las imágenes como cita. En nuestro caso, podríamos hablar del uso conjunto de la palabra, hablada en este caso, y el sonido como materiales para construir un relato histórico. Los sonidos no están ahí para acompañar musicalmente; son citas, y tienen un lugar concreto para transmitir sentido. Los enemigos de este método son las sociedades de derechos de autor. En 2012 se hizo la exposición sobre los años 30, fue la primera vez que usamos nuestra la propia voz para hablar de una exposición. Tuvo buena acogida, así que, desde ese año, realizamos este tipo de cápsulas sobre exposiciones. A partir de 2016, el trabajo que realizamos para la radio es casi por completo contenido específico, no siempre relacionado con las exposiciones o la colección directamente, aunque sí dentro de sus marcos discursivos. Este año, además, hemos incluido nuevos colaboradores como Arnau Horta, o Javi Álvarez, sumados a José Manuel Costa que ha colaborado otras veces en la radio. El año que viene, pensamos invitar a más personas.
En cuanto al discurso comisarial, ha habido distintos ciclos de cápsulas encargadas a artistas. El último ciclo lo ha hecho Rubén Coll bajo el título de Ecolalias, dedicado a la la voz, que ha parecido ser el tema en 2016. Luego hicimos uno entre María Andueza, Rubén y yo dedicado a la transducción. También, este año, hemos propuesto el trabajo de otras artistas como Anna Raimondo, Lucrecia Dalt, Regina de Miguel o Paloma Polo. Y me reservo una sorpresa para el invierno.
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