Salirse de tono para poder observar
Se podía leer en un diario hace unos días una crítica de concierto que comenzaba así: “Todavía hay quien no es capaz de disociar la opinión del juicio estético; lo que agrada y lo que importa; lo experiencial de lo objetivo.” Este poco acertado intento de diferenciación entre el valor estético individual-subjetivo y un valor cultural que pueda ir “más allá” del gusto de un individuo-público determinado en un momento determinado, no esconde, sino todo lo contrario, la necesidad cada vez más imperiosa de preguntarnos por la creación musical y sonora de nuestro tiempo, sobre cómo es ésta percibida, sobre su función social, sobre el sentido de las nuevas búsquedas (si es que todavía es posible encontrar algo en un panorama que da muestras de extenuación o indiferencia hacia lo supuestamente nuevo)… Es más, estos desajustes en la formulación deberían invitarnos a encontrar preguntas más certeras que ayudaran a conformar el debate sobre tantas cuestiones que nuestro tiempo parece obligado a dar respuesta de forma constantemente renovada. Aunque esas respuestas sean generadoras de nuevas preguntas o se planteen a partir de la duda (algo que parece deseable siempre, y más en el tiempo en que vivimos), motivando un cuestionamiento crítico que las sitúe en un espacio, el nuestro, que admite pocas aseveraciones, pocas certezas.
Desde Sul Ponticello siempre hemos pretendido establecer un espacio de debate cuya pluralidad de voces permitiese hablar del arte de nuestro tiempo –especialmente el musical y sonoro- desde esa perspectiva de lo quebrado, de la difuminación de contornos que pensamos es característica del entorno que habitamos. Por aquí han pasado voces (algunas continúan, otras volverán y otras quizá lo hagan en alguna ocasión) que han vertido ópticas muy diferentes, modos de observar muy distintos que creemos han ido conformando una forma editorial de hacer que resulta más cercana al caleidoscopio que a un planteamiento orgánico direccional. Josep Lluís Galiana, Jorge Sad, Manuel Rocha Iturbide, Raphaël Cendo, Diana Pérez Custodio, Jacobo Durán-Loriga, Llorenç Barber, Hache Costa, Pedro Ordóñez Eslava…, son sólo algunas de esas voces que han ido conformando un espacio del que nos sentimos orgullosos y que queremos que siga enriqueciéndose con otras nuevas.
En este sentido, saludamos la llegada de una nueva propuesta en forma de sección, conducida por el compositor y artista sonoro Alberto Bernal, que así se convierte en un colaborador habitual de nuestra publicación. Bajo la denominación Fuera de tono, Bernal se propone contribuir a ese debate desde ópticas que se sitúen en espacios no convencionales. De algún modo, su sección podría ser la forma atomizada de lo que –como hemos señalado en el párrafo anterior- Sul Ponticello ha pretendido y pretende ofrecer desde su linea editorial: una mirada plurifocal. Bernal lo hará no sólo con sus textos, sino con traducciones de textos ineludibles para formular la pregunta sobre qué es la música en nuestro tiempo, como el del filósofo Harry Lehmann.
Así pues, invitamos a la lectura del artículo introductorio sobre la sección, y por supuesto, del primer texto, el del Lehmann.
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