100 años de Leonard Bernstein, 60 años de los Conciertos para Jóvenes
18 de enero del año 1958. Obertura de Guillaume Tell, compás 226, Allegro Vivace. Al acabar la pieza, el director y presentador del concierto, Leonard Bernstein[1], dirigido al joven auditorio, preguntaba: “Bien. ¿De qué creéis que trata esta música? ¿me lo podéis decir?”. Las niñas y niños, sin conocer los códigos de silencio tradicionales de los auditorios, se ponen a contestar al maestro, a lo que él dice: “Sabía que me ibais a decir eso”. Con esa música y una enorme capacidad comunicativa empezaba el primer Concierto Para Jóvenes dirigido por Bernstein y televisado por la CBS, poco después de que tomara las riendas de la New York Pilharmonic. Este primer programa llevaba por título “¿What does Music mean?”[2], y es todavía a día de hoy una lección magistral tanto para aficionados a la música de todas las edades como para músicos profesionales. Si bien la orquesta ya contaba previamente con un programa de conciertos dirigido a estudiantes, Bernstein transformó el modelo para siempre.
Además de ser una figura fundamental en la dirección orquestal así como en la composición de obras emblemáticas, a Bernstein hay que reconocerle el acierto que tuvo en cuanto a la forma de acercar la música clásica a los más jóvenes, con gran rigurosidad y una capacidad de comunicación y empatía magistrales. Además de las lecciones audiovisuales, en 1962 se publicó “Leonard Bernstein’s Young People’s Concerts” (2005). Como indica Rozen (1998: 146-147) tras su análisis de aquellas 53 lecciones televisadas entre los años 1958 a 1972, Bernstein utiliza varias técnicas de enseñanza creativas y efectivas, concediendo especial atención a la apreciación de las respuestas que se buscan mediante la escucha activa. Las lecciones sin duda, fueron diseñadas y construidas cuidadosamente.
60 años después de ese primer concierto en Nueva York, actualmente tenemos cada vez más propuestas didácticas, aunque sigue costando renovar (también en esto) a los músicos académicos. Aun así, como dijo Machado, “hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora“. Pocas son ya las Orquestas Sinfónicas que no disponen de un programa propio de conciertos didácticos. En el año 2004, Neuman (2004: 4) señalaba que la Orquesta Ciudad de Granada era una de las dos orquestas españolas con un departamento así, dato que ha cambiado sustancialmente en estos 14 años. Como ejemplo de recorrido, Berrade (2011) estudió en su tesis doctoral cómo la Orquesta Sinfónica de Navarra (OSN, otrora Orquesta Pablo Sarasate y Orquesta Santa Cecilia) ha desarrollado, durante tantos años, una importante labor pedagógica como eje en su programación. Actualmente, la OSN desarrolla un formato basado en el programa Link Up, creado por el Carnegie Hall y que se ha exportado a todo el mundo con un concepto del concierto donde se rompe la barrera entre el intérprete y el oyente, con una participación activa por parte de todos los implicados y con una metodología clara que las maestras y maestros trabajan en comunión con el proyecto[3].
Pero no es cosa solo de orquestas: actualmente hay grupos de cámara, compañías de teatro, danza, bandas, así como ofertas multidisciplinares de todo tipo, como la propuesta de Neønymus[4] y su exitoso Concierto Didáctico Interactivo, o De Soprano y Arpa y su formato para bebés de 0 a 16 meses[5]. Así, la idea inicial de concierto didáctico dirigido a estudiantes en su etapa escolar entre 3 y 18 años se ha ampliado por los dos extremos. Si bien no pueden calificarse de conciertos didácticos al uso, cada vez son más las agrupaciones y orquestas que ofrecen charlas y otra formación sobre los conciertos que se ofrecen. Aquí han tomado especial fuerza las conocidas como Aula de la Experiencia, porque las jubiladas y jubilados amantes de la música y de los conciertos no se conforman ya con solo asistir, quieren entender. A este respecto, la Universidad Pública de Navarra[6] ofrece formación sobre los conciertos de abono de la OSN. Otros proyectos optan por llevar a los músicos a los colegios e institutos, ofreciendo la experiencia de la música en su propio lugar de aprendizaje habitual. También son parte de este engranaje las universidades como formadoras de futuros docentes, como ocurre en la Universidad Pública de Navarra. Aquí, los estudiantes de los Grados en Educación Infantil y Primaria incluyen, en su mención de música, contenidos específicos sobre los conciertos didácticos, sus fundamentos, su evolución y los formatos que se ofertan en la actualidad[7].
Actualmente, el estándar de los conciertos didácticos limita su tiempo de una manera adecuada al público al que van dirigidos, un auditorio que tiene un papel activo y protagonista dentro de un formato con unos objetivos previamente marcados. También cambian las jerarquías, “[…] donde instrumentistas y público se encuentran al mismo nivel y unos y otros intervienen del hecho musical” (López, 2018: 73). Moreiras (2009) indica la importancia de establecer, aunque parezca básico, lugar, día y hora, señalar claramente a quién va dirigido, que los intérpretes estén formados y preparados para este formato de concierto, así como que el docente conozca previamente cómo se va a presentar el programa. Porque, el concierto didáctico ha de trabajarse antes, durante y después de la celebración del mismo.
Para la reflexión, Hentschke (2009: 41) dice (a más bien, decía): “una gran parte de los conciertos didácticos se convierten en un show musical con comentarios sobre las obras y sobre los compositores. Son en su mayoría diseñados solamente bajo la óptica de los músicos que probablemente estén deseando ampliar el público para el repertorio que ejecutan”. Ortega (2009: 47-49) señala algunos interesantes puntos sobre lo que un concierto didáctico no debería ser, entre los que están, además de lo apuntado por Hentschke, aquellos proyectos que tienen como único fin obtener subvenciones acuñando de didáctico a un concierto que no lo es, ese formato de espectáculo con un narrador donde hay cierta improvisación sin estructurar, o un concierto creado con un objetivo de disfrute superficial sin un claro contenido pedagógico. Sería injusto decir que la situación actual es esta, ya que la oferta, calidad y variedad no para de crecer. Lo que sí debe revalorizarse es la importancia que la música en vivo tiene que tener dentro de la formación obligatoria y en horario lectivo, porque a pesar de encontrarnos en plena efervescencia de lo digital, “[…] la música en directo, la música en vivo, mantiene su frescura e importancia. Por lo tanto, la fuerza del directo no ha decaído, pero sí se han impuesto nuevos modelos que intentan amoldarse al nuevo contexto cultural-digital” (Andrés y Saenz, 2018: 187). A esto, añadir una última clave: más allá de formar al público del mañana, “[…] los niños y jóvenes que asisten a estos conciertos son ya hoy público: oyentes susceptibles de ser moldeados y guiados para descubrir los secretos que encierra la música y los placeres estéticos que han conmovido a tantas generaciones de melómanos” (Marín y Domínguez, 2015: 10). Los hábitos de consumo culturales de la sociedad cambian, y la música debe adaptarse a esta realidad como parte de la comunidad: así lo entendió Bernstein en su momento, lo que convirtió su formato de concierto didáctico en exitoso. En la actual era post-digital, no privemos a los más jóvenes de descubrir la música, la danza o el teatro en directo y hecho para ellos. Como dice un verso del Gernikako Arbola adoptado por la Universidad Pública Vasca como su lema, eman ta zabal zazu (dalo y difúndelo).
BIBLIOGRAFÍA
ANDRÉS, M., SAENZ, I. El sector musical en el contexto de las industrias culturales y creativas Algunos datos sobre el sector musical de Navarra. Príncipe de Viana, Nº270: 16 páginas.
BERRADE, J. La orquesta sinfónica de Navarra. Aspectos socioeducativos en su devenir histórico, Universidad Pública de Navarra, Pamplona, 2011.
BERNSTEIN, L. Leonard Bernstein’s Young People´s Concerts. Amadeus Press, Pompton Plains, New Jersey, 2005.
HENTSCHKE, L. “¿Qué es un concierto didáctico?”, Papeles del festival de música española de Cádiz, Nº4 (2009): 4 páginas.
LÓPEZ, F. “El experimento 44”: el concierto didáctico en Educación Secundaria, Arte y movimiento, Nº18: 13 páginas.
MARÍN, M.A., DOMÍNGUEZ, I. “Aprender por objetivos: un modelo de conciertos didácticos en la fundación Juan March”, Eufonía, Didáctica de la Música, Nº64 (2015). Recuperado de: https://recursos.march.es/web/musica/jovenes/modelo-conciertos-didacticos.pdf
MOREIRAS, A. “Conciertos didácticos y trabajo en el aula: guía para el profesorado”, Papeles del Festival de Música Española de Cádiz, Nº4 (2009): 16 páginas.
NEUMAN, V. “La formación del profesorado y los conciertos didácticos”,
Profesorado, Revista de Curriculum y Formación de Profesorado, Vol. 8, Nº 1 (2004): 12 páginas.
ROZEN, B.D. The Contributions of Leonard Bernstein to Music Education: An Analysis of His 53 Young People’s Concerts. University of Rochester, New York, 1998.
ORTEGA, M.C. “¿Qué es un concierto didáctico?”, Papeles del festival de música española de Cádiz, Nº4 (2009): 11 páginas.
[1] Leonard Bernstein, originario de la pequeña ciudad de Lawrence, en el Condado de Essex (Massachusetts), tenía 40 años cuando tomó las riendas de la orquesta. Tan solo 6 años antes de su nacimiento, la ciudad vivió una importante huelga de trabajadores de la industria textil, donde tuvieron una especial importancia el movimiento feminista y la multiculturalidad, con personas de más de 40 nacionalidades en la lucha. A esa huelga se la conoció como Bread and Roses, en alusión al poema de James Oppenheim, pero muy ligado también a la figura de la sindicalista Rose Schneiderman e inspiración para canciones como la que compuso Mimi Fariña, hermana menor de Joan Baez. Pero, por encima de todo, 1918 será el año del final de la Gran Guerra.
100 años de Leonard Bernstein, 60 años de los Conciertos para Jóvenes por Igor Saenz Abarzuza, a excepción del contenido de terceros y de que se indique lo contrario, se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International Licencia.