A los políticos

Volvemos a estar en campaña electoral, y la cosa pinta fea, me refiero a las cosas que dicen unos de otros, las zancadillas en las redes, las acusaciones indemostrables. Lástima que el debate de ideas sea escaso, por no decir nulo. En ocasiones, uno trata de participar aportando algo, sin sectarismo… y acaba dudando de la utilidad de tal empeño.

Más de una vez me he visto en la situación de hacer de portavoz de los compositores para exponer aquello que el sector demanda de los administradores públicos. Lo hice, por ejemplo, en aquellos encuentros que se hicieron coincidiendo con el extinto Festival de Alicante. Ahora, a petición de JAM (Junta de Autores de Música), una asociación a la que no pertenezco pero que por razones que no me corresponde cuestionar me ha juzgado adecuado para el caso, he redactado un breve informe destinado a los partidos que concurren a las elecciones. Me consta que ha llegado antes de iniciarse la campaña a PP, PSOE, IU, UPyD, Podemos y Ciudadanos. Creo que también llegará a los partidos que no tienen implantación nacional. En todo caso, es de suponer que no servirá de mucho, mas si quien esto lee tiene deseos de conocerlo, no tiene más que continuar la lectura ya que el documento reza así:

 

Demandas del sector de la composición contemporánea

Presentación:

El gremio de los compositores de música contemporánea, sinfónica, clásica actual, o como se la quiera llamar, tiene algunas demandas específicas y a ellas va enfocado este breve informe. No se hará aquí hincapié en cuestiones más generales como la petición de bajada del IVA cultural, o que se vuelva a ser compatible cobrar una jubilación y percibir los honorarios por los derechos de creación intelectual. Dichas cuestiones, sin duda relevantes, nos preocupan, pero vamos a centrarnos aquí en lo que atañe particularmente al sector de la música de creación.

I – Creación y difusión.

Introducción:

La composición de música contemporánea depende de la iniciativa pública ya que la privada es casi inexistente en nuestro país. Será cuestión de estimularla a medio plazo con una ley de mecenazgo u otras medidas, pero hoy por hoy esta situación no va a variar y por prestigio cultural y por el entorno europeo en que nos situamos las administraciones públicas han de velar por que se mantenga esta actividad, de la que prácticamente nadie puede vivir, pero que supone un trabajo importante que no se compensa con la mera satisfacción vocacional.

Propuestas:

  1. Incentivar la presencia de la música de creación española actual en todas las orquestas de titularidad pública (estatal, autonómica y otras), así como en los festivales de música generalistas (Festival de Granada, Santander, etc).
  2. Volver a establecer un festival internacional para la música contemporánea. Desde la desaparición del Festival de Alicante, en la actual legislatura, la música de creación española ha quedado fuera del mapa internacional. Ni críticos, ni organizadores de conciertos y festivales, ni editores tienen dónde acudir para saber lo que se hace en nuestro país.
  3. Procurar a nivel estatal una mayor diversidad en cuanto a las propuestas existentes. En la actualidad, el CNDM, dependiente del INAEM, gestiona la práctica totalidad de las iniciativas sobre música contemporánea. Su dirección tiene UN criterio, con el que se realizan encargos, se contratan grupos y se difunde esta música. Se echa en falta una multiplicidad de orientaciones dada la enorme variedad de planteamientos estéticos ahora existentes.
  4. Dentro del sector de la música contemporánea, desde la desaparición del CDMC (Centro para la Difusión de la Música Contemporánea) en la pasada legislatura, la apuesta por los medios tecnológicamente avanzados, o ya tradicionales (electroacústica, informática musical…) ha quedado desamparada. Faltan estudios atractivos y difusión de lo que ahí se produce. Los conciertos que se programan se hacen con los medios del S. XIX!!!
  5. Falta apoyo en el exterior. El Instituto Cervantes, los agregados culturales de embajadas, y la “Marca España” parece haber apostado por la proyección de una imagen de nuestro país, una imagen de pandereta. Se potencia el flamenco, mientras se tiende a excluir otras manifestaciones menos populares, como la música contemporánea. No ocurre lo mismo en artes plásticas, literatura, etc.
  6. Desde hace lustros España está ausente de las organizaciones internacionales que mueven la música contemporánea. Concretamente la ISCM (Sociedad internacional para la Música Contemporánea), en la que España jugó un papel relevante en sus inicios no cuenta con presencia de nuestro país (es el único del entorno europeo que está ausente). Ello se ve agravado por la inexistencia de editores (de partituras y fonográficos) fuertes que pudiesen desarrollar una labor de representación de los autores españoles. Es urgente que el Ministerio de Cultura tome cartas en este asunto y se termine con la orfandad de los compositores españoles.
  7. Los medios de comunicación de titularidad pública (RTVE y autonómicas) apenas prestan atención a la música contemporánea. La presencia continua de música comercial no se ve contrastada con una oferta variada como puede ocurrir en los países de nuestro entorno. Es algo que convendría corregir ya que no sólo se priva a los autores e intérpretes de este género de una fuente de ingresos importante, sino que igualmente impide a la población del acceso a la cultura de su tiempo y especialmente a quienes no viven o pueden desplazarse a una gran ciudad donde esta música esté presente.
  8. La ya señalada ausencia de editores musicales importantes es un mal endémico de la cultura española que se remonta al renacimiento. Los intentos que recientemente se hicieron de crear un tejido de industria cultural que paliase esta deficiencia se ha topado con una política errática de subvenciones (especialmente por parte de las comunidades autónomas) y se ha visto golpeada muy seriamente por la crisis. Una política de difusión de las obras que no cuente con la colaboración de este sector parece condenada al fracaso. No es por tanto de recibo que se hagan encargos condicionados a que no medie un editor, mientras se pagan sin rechistar las facturas de los editores extranjeros. Al contrario habría que potenciar la presencia de la música en partituras y grabaciones en bibliotecas y centros culturales. Solo así se saldrá del colonialismo cultural en que hoy nos movemos.

II – Enseñanza; propuestas:

  1. Facilitar a los docentes los cambios de clases y la obtención de permisos para poder asistir al estreno de sus obras, a congresos y para formar parte de jurados nacionales e internacionales.
  2. Revisar la importancia exclusiva que se da al trabajo académico. Un profesor que no practica su profesión acaba sin nada que enseñar, especialmente en los niveles profesional y superior.
  3. Eliminar las trabas lingüísticas establecidas en muchas autonomías. Un profesor de música tiene que enseñar bien música. Que hable sueco, gallego o chino es poco relevante en esta materia. Además el trabajo profesional se desarrolla en un ambiente internacional en la que la gente se ve forzada a entenderse en cualquier idioma, cuanto antes se enfrente el alumnado a esa realidad, tanto mejor.
  4. Fuera de la enseñanza profesional resulta prácticamente inexistente la presencia de la música clásica actual en la educación obligatoria y en secundaria. Frente a la omnipresencia de la música comercial, no se incluye algún tema que haga referencia a lo ocurrido en música sinfónica después de Falla. Así nombres como Gerhard, de Pablo, Halffter o Guerrero son perfectamente desconocidos, como sus obras, por quienes sí han tenido noticia de sus equivalentes literarios o pictóricos.
  5. Incluir la música actual en los estudios de los instrumentistas a todos los niveles. No es raro el caso de cantantes e instrumentistas formados en conservatorios que no tienen ningún contacto con la música de su tiempo en su periodo formativo.

III – Laboral, fiscal, etc.

  1. Darse de alta como autónomo de manera permanente resulta en la práctica inviable por los bajos ingresos que reportan encargos y derechos de autor. Es menester crear una formula para pagar como autónomo de manera proporcional a los ingresos reales y no con una cuota fija, como se hace actualmente.
  2. Crear un marco adecuado para la autoedición. Dada la ausencia de un editor de partituras de verdadero peso en nuestro país, los compositores optan con frecuencia por la autoedición, pero se encuentran con muchas dificultades a la hora de poder alquilar los materiales de sus obras a las orquestas, al no estar registrados como empresas.
  3. Acabar con los contratos de edición que se convierten en eternos. El autor descontento con una editorial o que desea recuperar su obra para ofrecérsela a otra no puede verse atado, como ocurre actualmente, por contratos que ni siquiera acaban con la muerte del autor, sino que se prolongan mientras la obra genera derechos.
  4. Dar acceso a los autores a las grabaciones de sus obras realizadas por las radiotelevisiones públicas. Hoy, el autor que desea emplear una grabación de su obra para editarla en video o disco ha de pagar unos cánones difícilmente asumibles para poder emplear comercialmente esos registros. Dicho canon debe ser simbólico, o gratuito. No está de más mencionar que desde el ERE realizado en RTVE se han convertido en escasas las grabaciones de música contemporánea, creándose una carencia documental importante que nada sustituye.
  5. Los ingresos producto de la composición son con frecuencia muy irregulares. Tras años de ingresos mínimos se puede producir un periodo bueno en que se acumulan encargos o premios en un solo año fiscal, lo que se grava impositivamente sin tener en cuenta la irregularidad ya mencionada. Seguramente otras profesiones se ven afectadas da manera similar por altibajos sin que el fisco de una fórmula que no resulte injustamente perjudicial para el profesional afectado.

 

 

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