Conservatorio Superior Rafael Orozco de Córdoba: Proyecto de colaboración con el Festival de Música Contemporánea
Cuando alguien ajeno al Conservatorio Superior de Córdoba se acerca a este proyecto, como es mi caso, no puede sentir otra cosa que fascinación por esta puesta pedagógica pionera en el mundo de la composición.
Esta feliz realidad se inicia en el año 2012, cuando el recién nombrado director de la Orquesta de Córdoba, Lorenzo Ramos, propone al compositor y director del C.S.M. Rafael Orozco, Juan de Dios Aguilera, la posibilidad de una estrecha colaboración entre ambas instituciones musicales de la ciudad. Esta cooperación cristalizaría en la inclusión de estudiantes de instrumentos orquestales para hacer prácticas en la orquesta, y la realización de un concierto dentro del Festival de Música Contemporánea de Córdoba, en el cual se estrenarían piezas compuestas por alumnos y alumnas de la especialidad de Composición del Conservatorio.
Pero no quisiera ser yo quien narre el devenir de esta fantástica iniciativa, prefiero dejar la voz de sus protagonistas, y agradecidos contamos con sus palabras. El compositor Juan de Dios García Aguilera nos comenta al respecto:
“La relación de nuestro conservatorio con la Orquesta de Córdoba viene de bastante lejos. Prácticamente desde su fundación en 1992, cuando Leo Brouwer se hizo cargo por primera vez de su dirección. Merece la pena recordar que la Orquesta de Córdoba vino a fundarse en esta ciudad por la misma razón que se crearon orquestas sinfónicas en cada una de las capitales andaluzas que por entonces tenían un conservatorio superior de música: Córdoba, Granada, Sevilla y Málaga. Esta circunstancia ha venido produciendo una buena interrelación institucional, ya que, al menos en el caso nuestro, el conservatorio ha venido nutriendo habitualmente a la orquesta no solo de público, sino de profesionales e intérpretes cualificados, facilitando también a los compositores de estas ciudades un medio para exponer sus propias composiciones.
En los últimos años, prácticamente desde que Lorenzo Ramos se hiciera con la dirección de la orquesta, hemos establecido un acuerdo de colaboración por el cual nuestros alumnos pueden realizar prácticas de orquesta con la OC que vienen expresadas en el currículo como una asignatura optativa, y lo han hecho ya casi un centenar de ellos.
Por otro lado, desde hace dieciocho años se viene celebrando en Córdoba el Festival de Música Contemporánea que, aunque está organizado por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba, tiene su sede en el Conservatorio Superior de Música “Rafael Orozco”. Yo mismo soy su director artístico desde hace ya diez años. La Orquesta de Córdoba ha colaborado numerosas veces con el festival en ediciones pasadas como una agrupación más que programa obras de compositores contemporáneos. Pero, desde hace ahora tres años, la colaboración entre orquesta y conservatorio también se ha extendido al ámbito docente en la especialidad de composición y, con ocasión del festival, se programa un concierto de la OC en el que se interpretan obras de nuestros alumnos de composición de cuarto curso. Estas obras forman parte del programa de cuarto curso de composición, que impartimos en este conservatorio Francisco Martín Quintero y yo mismo. La dirección del concierto corre a cargo del también profesor de este centro Miguel Romero Sirvent. Para ser interpretadas, las obras pasan por un comité de selección que formamos los tres profesores, de esa manera se garantiza la calidad del trabajo que se presenta.
La verdad es que, cuando acordamos esta iniciativa, tanto Lorenzo Ramos como yo teníamos serias dudas acerca del resultado que se podía obtener y también de su idoneidad para ser incluida la experiencia en el programa del Festival de Música Contemporánea, y a pesar de ello decidimos ponerlo en práctica. Pero después de dos años, y vista la próxima edición, que ya está puesta en marcha, el resultado no puede ser más positivo y más alentador. Las obras que se han estrenado hasta ahora han sido muy dignas y originales y los mismos músicos de la orquesta, que son muy exigentes, nos han venido felicitando por estas composiciones.”
El director titular de la Orquesta de Córdoba, Lorenzo Ramos, aporta la siguiente reflexión sobre el proyecto:
“Creo que la Orquesta de Córdoba ha aportado algo realmente novedoso en el panorama nacional al colaborar durante los dos últimos años con el Festival con el estreno de los trabajos de composición de los alumnos del CSMC. Es una experiencia realmente novedosa e importante para ellos, al poder escuchar sus obras, interpretadas por una orquesta profesional, durante su período de formación. En ese sentido creo que sería un buen ejemplo a seguir por otras orquestas españolas en sus respectivas ciudades, en colaboración con otros Conservatorios Superiores, sin necesidad de que para ello forzosamente hubiera de existir en sus ciudades un Festival de Música Contemporánea en el que enmarcar los estrenos. Confío en que la difícil situación que está atravesando la Orquesta de Córdoba no impida que continuemos colaborando de este modo, y de forma totalmente altruista, en las futuras ediciones de este Festival.”
La primera comisión interna del conservatorio seleccionó de las siete piezas presentadas, las cuatro siguientes:
Urasus / Irene Orta Cintado
Reflexus / Ana Isabel Ariza Berral
Vaticinio / Manuel Pérez Pérez
Autómatos / Miguel Ángel Bezanilla Naranjo
“No todos los días un compositor/a, además joven, tiene la oportunidad de estrenar una obra con una orquesta profesional. Ya habíamos comenzado a escribir las obras como parte de la programación del último año de Composición, cuando tuvimos la primera noticia de esta iniciativa. Como en años anteriores no se había hecho nada parecido, para mí fue toda una sorpresa.
Este proyecto me permitió conocer de cerca todo el trabajo necesario para preparar el estreno de una obra orquestal y algunas de las dificultades que pueden surgir. Fue un proceso duro pero también muy emocionante, especialmente la primera vez que pude escuchar mi obra durante los ensayos. Para mí, fue una experiencia muy importante en mi formación como compositora y creo que deberían fomentarse este tipo de iniciativas.” [1]
El ciclo pedagógico se cerró el 14 de marzo del 2013, con un concierto lleno de público en el Auditorio del Conservatorio.
En el siguiente curso fueron seleccionadas cinco piezas, realizándose el concierto el 3 de abril del 2014. Las piezas estrenadas fueron:
Cuatricromía / Marcelino Mora González.
Hibridaciones / Elena González Tofiños.
Eco poético / Juan Antonio Sánchez Berruezo.
In fondo al mare / Inmaculada Baena Barrios.
Nocturno / Miguel García Fernández.
“Desde mi punto de vista, lo más interesante de este proyecto es dar la posibilidad a los/las jóvenes compositores/as de verificar en la práctica las ideas musicales que han sido elaboradas en su mente. Por otra parte, el contacto de los/las jóvenes compositores/as con el mundo profesional es estimulante y permite ver reacciones de otros músicos con los que no se trata diariamente y, tanto en el caso de los músicos de la Orquesta de Córdoba como del director Miguel Sirvent, han mostrado mucha colaboración. Para mí, ha sido particularmente importante porque, al existir en la pieza un componente extramusical, pude constatar que muchas de las ideas extramusicales habían conseguido traducirse al lenguaje de la música.” [2]
“De toda la locura que, dentro del gremio de los músicos, se nos achaca a los compositores, una mitad de ella, la mala, la que nos frena, está muy relacionada con las dificultades que encontramos para estrenar, para escucharnos y que nos escuchen. Así que esto es lo que le debo a mis profesores y a la Orquesta de Córdoba. Ahora estoy un poco menos loco, en el mal sentido, y quizá más en el bueno. Mi gratitud, y que ojalá se siga ofreciendo esta oportunidad a las siguientes hornadas de compositores.” [3]
Miguel Romero Sirvent, nos expone su impresión sobre esta actividad:
“Como director musical de este proyecto pionero en España, destaco por un lado, la labor que desempeña la Orquesta de Córdoba como plataforma y recurso didáctico durante los días de montaje de las obras, de una enorme valía, y por otro, el esfuerzo de los alumnos/as y profesores en el proceso de creación y edición de las obras.
Motivación, emoción, correcciones de última hora, autocrítica,… se dan la mano en esos días en los que se da vida ya no a obras de estreno sino a compositores jóvenes que quieren dedicarse a la creación.”
El compositor Francisco Martín Quintero, responsable pedagógico de esta actividad durante los cursos 2012-13 y 2013-14, apunta su impresión sobre el trabajo hasta ahora realizado:
“Desde el punto de vista pedagógico, el concierto de la orquesta es una oportunidad de aprendizaje directo impagable, en la que el estudiante prescinde de los habituales intermediarios como son la experiencia del profesor, los tratados de orquestación y los simuladores midi para comprobar el efecto expresivo de lo escrito de manera directa.
En primer lugar ha jugado un papel enorme en la motivación del alumnado pues la noticia del concierto y de que iban a elegirse obras para hacer un concierto provocó de manera general una atención extra en sus trabajos, pues aunque yo en particular trato de preguntar acerca de todos los aspectos de la partitura para provocar que el alumno reflexione acerca de todo lo escrito, el hecho de que fuera a tocarse generó una mayor atención y elevó el nivel de las obras.
Por otro lado, los puso en contacto con otro aspecto que en el Conservatorio obviamos pues generalmente las obras orquestales no se tocan y es el de la producción del material de interpretación y aquí fuimos muy exigentes, en especial en la fase de producción del segundo concierto, después de que en el primero surgiera algún error en dichos materiales fruto de la pérfida informática, en el cual introdujimos el papel de corrector profesional que tienen las editoriales serias y del cual en este caso me ocupé yo mismo, recibiendo los pdf de los materiales de los estudiantes y devolviéndoselos con indicaciones en rojo en aquellos gazapos detectados; el objetivo era que se corrigiera hasta el último resquicio de cada particella y llegara al atril del músico en perfectas condiciones de legibilidad y factibilidad interpretativa. Fue un trabajo duro, pero mereció la pena pues no surgieron errores que alteraran lo más mínimo el ritmo de ensayo y por tanto, la atención a lo verdaderamente importante, la cuestión puramente musical.
La experiencia ha sido también muy útil para aprender acerca de la dinámica del ensayo a nivel profesional, así como de la correcta interacción con los músicos y el director. En el ensayo el estudiante redescubre su música, ya no sobre el papel (la partitura no deja de ser un proyecto más o menos preciso), sino en forma acabada, sonora, lo que hace necesaria una adaptación a una nueva situación a la que por supuesto no está acostumbrado: su música orquestal ¡sonando!; una gran alegría pero también una gran responsabilidad sobre todo lo que ha escrito, lo que es a mi juicio uno de los efectos más importantes que sobre el estudiante tiene esta experiencia. Esa responsabilidad que intentamos inculcarle en la dinámica habitual de clases se acrecienta aún más cuando descubre por sí mismo que “todo” lo escrito tiene una consecuencia, “todo” termina sonando; y es en este momento cuando surge con frecuencia el deseo de tomar decisiones sobre la marcha: puede que piense que sobra o falta algo, que suene demasiado fuerte uno de los elementos de la textura, que quieran añadir una pausa para aclarar el discurso, etc… y de entre ellas habrá decisiones que puedan tomarse (fundamentalmente aquellas que no afecten al normal desarrollo del ensayo) y otras que no. Esta responsabilidad llevará al estudiante comprometido con su música a desarrollar para el futuro estrategias personales de diversa índole (colaboración individual con instrumentistas, colaboraciones con pequeños conjuntos para pruebas parciales, manejo de recursos midi y/o de montaje de audio bien utilizados para prever ciertos efectos texturales, etc.) que le ayuden a anticiparse lo más posible en la valoración de la efectividad de su propia música orquestal antes de que llegue al atril; todo con el objetivo de aprovechar al máximo el apreciado y carísimo tiempo de ensayo orquestal.”
En un país donde las temporadas orquestales presentan un estrecho margen para la creación contemporánea e incluso del pasado siglo, esta apuesta decidida por la joven creación es, sin dudas, un punto de referencia en el panorama español.
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Notas:
[1] Irene Orta Cintado.
[2] Inmaculada Baena Barrios.
[3] Miguel García Fernández.
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