Effect 6.4956441

Effect 6.4956441 fue una de las dos obras ganadoras del concurso de compositores jóvenes españoles o residentes en España que organiza PluralEnsemble, y que fue incluida en su gira nacional de 2014. Su autor, Rodrigo Ortiz Serrano, es un joven castellano manchego de 21 años que cursa su último año de trompa y composición en el Conservatorio Superior de Zaragoza. A pesar de su juventud, Rodrigo cuenta con un extenso currículum lleno de participaciones en diferentes orquestas del país, con unas calificaciones excelentes en sus estudios, y un catálogo de más de 50 obras.

Para Plural Ensemble sobran las presentaciones. Fundado y dirigido por Fabián Panisello, se trata de un conjunto instrumental dedicado y especializado en la música del presente siglo y el anterior. Este concurso forma parte de su labor pedagógica.

A continuación, la entrevista que hicimos a Rodrigo Ortiz en torno a su obra seleccionada, y que servirá de introducción para su escucha en esta sección dedicada a la muestra de obras no publicadas por vías convencionales, escucha que puede hacerse desde el reproductor situado debajo de estas líneas.

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Sul Ponticello. ¿Por qué Effect 6.4956441?

Rodrigo Ortiz Serrano: La verdad es que es un asunto anecdótico. Cuando estaba componiendo la obra este verano pasado recordé que de niño las láminas de dibujo las firmaba como Rodrigo Ortiz Serrano y ese número. No me acuerdo del porqué de esta manera de firmar, pero me llamó la atención que un niño pequeño lo hiciera con una relación numérica así, no tiene mayor lógica. Después en la obra sí que ha adquirido una lógica. Tiene un significado algo técnico, referido a la estructura formal, en la que hay puntos que coinciden con ese número en segundos. Me gusta siempre planificar las obras antes de escribir una nota, tener clara la estructura, de dónde a dónde va, los puntos clave, y que todo tenga una lógica coherente en todos los parámetros. En esta obra en concreto lo fundamental es que tiene una serie de gestos, de materiales musicales que son muy diferentes unos de otros y que se van encadenando como un puzle. Esa progresión de eventos va formando un desarrollo. Luego hay ciertos puntos donde se establecen cadencias, instrumentos a solo donde cada uno explora solo una nota. Todo esto va desarrollándose hasta el punto culminante que está justo en dicho número. Y a continuación hay una vuelta atrás, al principio de la obra. Me gusta sobre todo trabajar con timbres avanzados, con la capacidad tímbrica de los instrumentos, trabajando diferentes técnicas extendidas y buscando siempre sonoridades distintas. En cuestión de alturas en esta obra las reduzco mucho. Hay sólo cinco estructurales, lo demás es ornamentación.

S.P.: En esta obra parece observarse algunos rasgos o gestos que podrían calificarse como tradicionales junto a otros plenamente de nuestro tiempo. ¿Estás de acuerdo con esta apreciación?

R.O.S.: Bueno no creo que se pueda ser totalmente vanguardista o tradicional, en el fondo siempre tienes una parte de cada, eres una mezcla, como puede pasar con Stockhausen o Berio. Siempre uno guarda reminiscencias de distintas cosas. Por ejemplo, en esta obra la forma no es nada innovadora, empecé planificando los pasos, pero siempre hay innovaciones y/o exploraciones tímbricas o de cualquier otro tipo. Yo creo que tengo más influencia en la tradición que otros pero siempre me gusta estar en el límite, incluso diría que no puedo evitar que se noten las influencias musicales.

S.P.: ¿Cuáles son esas influencias?

R.O.S.: Las más recientes son Berio, George Crumb, Salvatore Sciarrino… son muy variadas. De hecho, en esta obra en concreto, aunque no lo parezca, te tienes que remontar hasta Brahms. Me he fijado en sus sinfonías y quintetos, porque quizás te puede interesar una cosa de uno o de otro y puede parecer que no pero siempre puedes extraer algo. Y por supuesto, no tengo unos rasgos definidos, intento que no sea así, porque cuando uno está en periodo de crecimiento, de aprendizaje, tiene que probar todo lo que pueda y estar abierto a cualquier cosa, y luego con los años y la experiencia, te vas definiendo. Intento en cada obra probar las cosas más distintas posibles pero la personalidad siempre está vigente y aflora de alguna manera. No tengo prisa por encasillarme.

S.P.: Una producción de 50 obras con sólo 21 años es más que una gran producción. ¿Consideras que todas estas obras son válidas como para estar presentes en tu catálogo?

R.O.S.: Es una buena pregunta. Te das cuenta con la edad, según pasan los años y escuchas obras anteriores, que conforme vas avanzando vas encontrando defectos y cosas que mejorar a todas. En el caso de Effect 6.4956441, posiblemente la escuche dentro de un año y le encuentre cosas que no me gustan o que mejorar. Yo juraría que muchas son válidas, pero seguro que el año pasado diría que eran aceptables más y el año que viene seguramente sean menos que este. En el fondo el ir adquiriendo más conocimientos es lo que te lleva a eso, a tener más criterio. Por ejemplo, algunas sí que las he retomado y las he arreglado para que se volviera, a estrenar aunque nunca es lo mismo. A veces cambiaría tantas cosas que es mejor pasar a algo nuevo. Pero bueno, trabajar mucho y tener escritas muchas obras es también importante para tener rodaje en la escritura aunque luego haya cosas que te dejen de cuadrar después. También hay muchas obras que son de la etapa anterior a entrar en el conservatorio superior y son para banda y otro tipo de agrupaciones. En catálogo incluiría alrededor de unas 15 o 16 obras, no más, pero no todas de mi última etapa. En general sería un catálogo variado, porque otra de las cosas que considero necesaria es que un compositor intente ser versátil y pruebe muchos campos y mundos, como por ejemplo Stravinsky que probó varias cosas a lo largo de su vida, incluso para públicos muy diferentes. Una etapa no desacredita la anterior.

S.P.: Has estrenado tus obras con diferentes agrupaciones y con diversos directores, y también has colaborado como intérprete en el estreno de obras de otros compositores, ¿qué destacarías del trabajo mano a mano entre compositor e intérprete?

R.O.S.: La interacción entre intérprete y compositor siempre tiene cosas buenas y cosas que chocan un poco; yo también soy intérprete y cada uno intenta tirar para su lado. Depende del tipo de músico. En Plural Ensemble, por ejemplo, es muy fácil trabajar porque son grandes profesionales y están acostumbrados. A veces hay que hacer como de profesor pero en general está muy bien porque puedes escribir una cosa cuando querías decir otra. También hay que escuchar a los músicos, si piensas que hay algo que puede estar mejor de otra manera, por qué no probarlo, es otra forma de evolución para las composiciones. Es un trabajo interesante y diferente.

S.P.: Y cuando los músicos no pueden contar con la presencia del compositor, ¿cómo crees que se debe abordar la obra contemporánea?

R.O.S.: Yo diría que se puede ver como la interpretación clásica. Siempre que te puedas ceñir a lo que está escrito, adelante. Un compositor siempre va intentar escribir con la mayor exactitud. Esto genera mucho trabajo y hay que respetarlo y ceñirse lo máximo posible a la partitura. Particularmente pienso que lo que hay escrito, sobretodo en la música actual, hay que intentar exagerarlo siempre que podamos, porque en cierta manera va a llegar mejor al público.

S.P.: En otra ocasión has comentado que tu primer acercamiento a la composición fue a través del ordenador, gracias a los editores musicales, que el papel no te llama la atención. ¿Te interesa la música electroacústica?

R.O.S.: Sí, cuando era más joven lo escribía todo directamente en el ordenador, pero con el tiempo me di cuenta de que el papel tenía más ventajas y los resultados eran mejores. Es casi una cuestión psicológica, tienes más libertad de escritura cuando lo haces a mano y más consciencia de lo que estás escribiendo. Tengo ya algunas obras electrónicas como The Brave Ancient World, aquí está todo hecho con pregrabados de instrumentos y voces que luego son tratados, y también utilizo sintetizadores.

 

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