Entrevista con Gottfried Michael Koenig (I)

Mientras esperaba en el apeadero de la estación, me dispuse a disfrutar del ambiente lleno de vida de una mañana de últimos de julio en Culemborg, una encantadora población cercana a Utrecht. De repente y con el brío que le caracteriza, un deportivo de color oscuro (alemán, por supuesto) se aproxima a la calzada semicircular que perfila la pequeña plaza. Entre los visos de la ventana del BMW se distingue un rostro amigo, quien de un solo brinco y con puntualidad metódica, sale del vehículo de cuerpo entero a mi encuentro: es Gottfried Michael Koenig. Nos saludamos y nos dirigimos a su estudio, donde comenzaremos una plácida y prometedora charla, ésta ya a reloj reblandecido…

Pese a nuestra diferencia de exactamente cincuenta, Mick, además de un buen amigo, es una de las personas más lúcidas que nunca he tenido el privilegio de conocer. La historia tiene una cuenta pendiente con él que tendrá que ir revisando en los próximos años. A Koenig le debemos, junto a otros pioneros como Xenakis o Hiller, la invención y desarrollo de los primeros sistemas de composición asistida por ordenador. Ellos crearon sistemas de la nada, extrayendo fertilidad de máquinas que ni por asomo fueron ideadas para la actividad musical. Pero el puente que sobrevuela el río de la tradición dodecafónica serial centroeuropea, pasando por la práctica del ordenador como herramienta aplicada a la composición acústica tradicional hasta llegar al extenso mar de la música electrónica, ese lo construyó Koenig. Y no solamente se conformó con llegar al mar, sino que lo recreó, abriendo un horizonte hasta el infinito. Espíritu joven, curioso, avanzado y escudriñador como muy pocos, Koenig construye utilidades computacionales que engarzan con la tradición musical, tomando como punto de partida ni más ni menos la postura de las vanguardias en los comienzos de los años 50, solidificadas en Darmstadt. Si bien el uso del ordenador fue por igual tanto un hallazgo como una intuición incrustada en los genes de su propio escudriñar, a Koenig le debemos la primera formalización pedagógica fructífera en materia de utilización de los medios analógicos con fines creativos. Supo desarrollar una metodología seguida por casi todos desde los años 60, si bien ya una década antes sin Koenig no hubiésemos podido entender la historia de la música electrónica tal y como la conocemos hoy, asistiendo y colaborando (e incluso yendo un poquito más allá) a importantísimas figuras en el manejo y desenvolvimiento de estrategias y herramientas musicales del estudio de control de voltaje. Su trabajo y dedicación, sus brillantísimas soluciones y una innata habilidad para cuartear los problemas, todo ello dio origen (tanto en primera como en segunda persona) a muchas de las obras universales del repertorio histórico electrónico, que sin su aportación, hoy sencillamente no serían.

A lo largo de la entrevista y con la naturalidad de alguien que lo ha vivido todo, se entrevé la grandeza de un hombre que es capaz de someterse con humildad a una hermenéutica tal, en una época en donde el concepto ordenador aún no formaba parte del imaginario colectivo. De un modo parecido, como también ocurriera en el caso de Edgard Varèse, Koenig fue capaz de sostener un ideal compositivo a lo largo de varios años, en unas circunstancias desprovistas de herramientas para corporeizarlo. El año 1963 posiblemente marca un antes y después en su carrera, en el que completamente independizado de las luces y las sombras de Colonia, toma las riendas de un nuevo estudio en Utrecht (STEM, el cual cristalizaría en el actual Instituto de Sonología, hoy en La Haya). Allí se vuelca ferozmente en la investigación de las nuevas posibilidades de utilización del ordenador aplicado a la música. Fue el artífice de todo un “solfeo” y una metodología en las prácticas analógicas de control de voltaje que permitieron usar las máquinas como tales: instrumentos. Koenig nos presenta una mirada pionera y humana en cuanto a la potencialidad creativa de las máquinas, a través del estudio inteligente, artesano y empírico, capaz por igual de desbordar metas en la articulación como en la organización de nuevos universos sonoros. Maestro de maestros, cada uno de los itinerarios creativos marcados por Koenig en sus producciones fueron campo abonado para un sinfín de discusiones, soluciones, desarrollos y apertura de nuevas estrategias, las cuales van irrumpiendo cuan conquistas a lo largo de la (no ya tan) corta historia de la música electrónica.

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