Ciklus Ensemble: búsquedas a través del tiempo

Ciklus Ensemble es una formación nacida a finales de 2010 en el contexto de Musikene (Centro Superior de Música del País Vasco). Compuesta por una plantilla de 9 músicos -flauta, clarinete, mezzosoprano, percusión, acordeón, guitarra, piano, violín y violoncello-, bajo la dirección artística de Asier Puga, Ciklus ha interpretado más de 30 obras en lugares como la Quincena Musical de San Sebastián, Fundación Juan March, Festival SMASH, Circuito Musikagileak, Festival Carmelo Bernaola…

Para conocer sus inquietudes y cómo conforman su proyecto artístico, como es ya habitual en esta sección entre2o+, hablamos con varios de sus integrantes, en la una interesante charla que presentamos sin más demora.

 

Sergio Blardony: Cada vez es más frecuente encontrar agrupaciones que se forman en el entorno de un conservatorio superior, en vuestro caso, Ciklus Ensemble nace en 2010 en el contexto de Musikene. Imagino que las experiencias previas, el conocerse en un entorno académico, es un aliciente a la hora de emprender un proyecto de este tipo. ¿Cómo veis este aspecto?

Lucía Otaegi: Es más fácil que grupos como Ciklus se creen en entornos como un centro superior de música o a raíz de relaciones creadas a partir de ello. Al fin  al cabo en un centro así hay muchos alumnos, nos conocemos prácticamente todos entre nosotros y terminas encontrando a personas con inquietudes parecidas o con las que compartes ideas, además de las propias amistades personales. Yo personalmente entré en Ciklus una vez que el grupo estaba formado y ya con un recorrido. Me plantearon si quería formar parte del proyecto y me encantó la idea. Si hay algo que creo que sobra en los conservatorios como Musikene u otros son ganas de trabajar y crear.

Sergio Blardony: ¿Y tú, Daniel?

Daniel Serrano: Como ya ha dicho Lucia, los alumnos de los conservatorios siempre tenemos muchas ganas de tocar en grupos de cámara y orquestas, no es raro ver a  gente que forme parte de 3 ó 4 grupos de cámara a la vez. Además, en un contexto como es Musikene (un conservatorio relativamente pequeño y con ambiente familiar), es más fácil crear vínculos de amistad, por lo que al final se acaba emprendiendo bastantes proyectos artísticos comunes.

Rakel Rivera: Estoy de acuerdo con mis compañeros. Es verdad también que el hecho de haber trabajado juntos en  clase de música de cámara ha sido un factor importante en el progreso del grupo, ya que asentó unas bases. Definitivamente son las ganas de trabajar y el buen ambiente lo que hace que un grupo como Ciklus salga adelante.

Sergio Blardony: ¿Y el nombre, Ciklus, de dónde procede? Pienso en Zyklus de Stockhausen, aunque quizá no vayan por ahí los tiros…

Asier Puga: Y piensas correctamente. Pensamos en la obra de Stockhausen y nos gustó, pero también nos interesó por la idea de “ciclo”, de “periodo”, la cual está intrínsecamente ligada con el ser humano.

Sergio Blardony: Habéis trabajado con figuras importantes, tanto compositores como solistas internacionales. Contadnos un poco alguna de estas experiencias. ¿Qué aportaciones podéis destacar?

Daniel Serrano: La experiencia de poder trabajar junto al compositor es siempre muy enriquecedora, ya que nos ha permitido interpretar de una forma más respetuosa. Esto, junto con el poder tocar con diferentes intérpretes, creo que nos ha hecho ganar versatilidad. Con respecto a estas experiencias, siempre me viene a la memoria (al parecer, a Lucia también) aquellos ensayos tan intensivos e interesantes que realizamos junto a José Luis Campana e Isabel Urrutia. Llevábamos mucho tiempo tocando sus piezas (se podría decir, que empezamos como “ensemble” con ellas) y a raíz de este trabajo, cobraron una nueva dimensión.

Sergio Blardony: Teniendo en cuenta que en el pasado, cuando al menos en España no era algo habitual la ausencia de esta relación compositor e intérprete, en vuestro caso, ¿qué sensaciones habéis tenido? ¿Creeis que existe verdadero interés en las dos partes?

Lucía Otaegi: Por un lado, nos facilita el trabajo sobre la interpretación. Por otro, creo que los compositores siempre han aceptado nuestras ideas. Puede que trabajar con compositores con más experiencia y recorrido dé un poco de respeto al principio –por ejemplo así me sentía cuando trabajamos obras de José Luis Campana o Isabel Urrutia, por nombrar algunos-, pero enseguida te das cuenta de que las ganas de trabajar son mutuas.

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New Quintet (2006) / José Luis Campana

Sergio Blardony: Habladnos ahora un poco de vuestro proyecto “Música en construcción”. Su forma de trabajo está muy enfocada a la experimentación, al trabajo de laboratorio entre compositor e intérprete… ¿Cuál es la mecánica que articula cada colaboración?

Rakel Rivera: Ya el propio título deja entrever nuestras intenciones. Podríamos haberlo llamado de otras muchas maneras, pero elegimos esta porque nos gustaba la idea de no hacer referencia al creador, dejando esta parte “abierta”, y dando la importancia a lo que es creado, la música. Como ya explicamos en nuestra página web, “Música en Construcción” es una especie de laboratorio para el compositor, pero al mismo tiempo para el interprete, por eso para nosotros como instrumentistas es tan interesante este proyecto. Tener la posibilidad de trabajar con un compositor o con una compositora es siempre muy interesante, pero si además lo haces durante el proceso creativo las experiencias se multiplican.

Asier Puga: Lo que siempre nos ha movido ha sido la curiosidad, el reto, tanto en nuestras programaciones como en los encargos que hemos hecho. Desde el comienzo decidimos entablar una relación estable con los compositores actuales (jóvenes o no) y de ahí surgió “Música en Construcción”. Creo que el ejemplo más interesante de este proyecto se gestó con el programa “Aztarnak…Huellas”, un programa que se articula entorno a los y las creadoras del País Vasco.

Sergio Blardony: Y en este caso, ¿cómo diseñásteis el programa? Da la impresión de que hay intenciones, líneas de trabajo muy específicas…

Asier Puga: Para este programa decidimos hacer algo diferente como músicos con respecto a lo que veníamos haciendo, y por ello encargamos tres piezas muy especiales a los compositores Mikel Chamizo y Mikel Urquiza. A Mikel Chamizo le encargamos una pieza para txistu, electrónica y percusión basada en el bosque de OMA de Ibarrola, con una condición, debía utilizar elementos propios del bosque. En el caso de Urquiza, le encargamos dos piezas, una para abrir y otra para cerrar el programa que debían estar basadas en los Zanpantzar, y con otra condición, queríamos que estuviese muy ligado al teatro musical. Nos interesaba mucho la idea de ver que podían hacer ellos y sobre todo, ver si nosotros seríamos capaces de hacerlo también.

Sergio Blardony: Por cierto, al hilo de este asunto, os formulo una cuestión que quizá suene algo polémica. Es bastante habitual que un ensemble formado por jóvenes intérpretes tenga entre sus principales objetivos fomentar la obra nueva de compositores de su misma generación. Obviamente, esto es algo inobjetable per se, pero me pregunto (y os pregunto) si no es posible que cierta convención imperante, que suele dar valor a lo joven por el hecho de serlo, no pudiera conducir –desde una postura “radicalizada”- a descuidar la presencia de otras generaciones que pueden aportar una experiencia muy valiosa. Aclaro que Ciklus queda fuera de esta posibilidad ya que, además de “Música en construcción”, tenéis otros proyectos que trabajan con programas muy abiertos en este sentido, pero sí me gustaría saber vuestra opinión al respecto, desde la perspectiva de un grupo formado por músicos de última generación.

Asier Puga: Creo que el hecho de la cercanía –por ejemplo, en nuestro caso, Ciklus se ha creado en el seno de Musikene, donde hemos estado en contacto con muchos compañeros y en especial con compositores- hace quizás que te centres en un determinado rango de edad. Nosotros en este sentido hemos intentado programar a compositores y compositoras de diferentes generaciones como Pascal Gaigne (1958), Isabel Urrutia (1967), Lorenzo Ondarra (1931), Felix Ibarrondo (1943), Marian Gutiérrez (1969) o Jagoba Astiazaran (1986) entre otros.

Daniel Serrano: Es cierto que hay que evitar dejarse llevar por la idea de que lo joven es bueno por el simple hecho de ser joven, no obstante, creo para un ensemble de reciente creación formado por gente nueva puede ser beneficioso apostar y “apoyarse” en los compositores de su misma generación. Igualmente, creo que puede haber un beneficio recíproco, pues tanto el ensemble como el compositor quieren, o mejor dicho, necesitan darse a conocer. Todo esto, como bien dices, sin perder de vista las generaciones anteriores.

Sergio Blardony: Rakel, Lucía, ¿cómo lo veis vosotras? ¿Pensáis que esto puede suponer un problema?

Rakel Rivera: Estoy de acuerdo con mis compañeros, y también creo que los ensembles jóvenes debemos hacer un poco autocrítica en este sentido. Obviamente, estudiando en un centro donde todos nos conocemos, es más lógico y sencillo interesarse por lo que tienes alrededor, pero es verdad que quizás luego nos acomodamos, en el sentido de no buscar en otros entornos generacionales, de abrirnos a otras ideas, y se continúa con la fórmula de compositores o compositoras jóvenes un poco por inercia.

Lucía Otaegi: Creo que Rakel a tocado un punto muy importante, también hay que decir que Ciklus comenzó tocando obras de José Luis Campana e Isabel Urrutia. Nosotros, desde hace dos años hasta ahora hemos estado recibiendo emails y cartas de compositores mostrándonos su interés por nuestro trabajo y enviándonos su música. Curiosamente, la mayoría de ellos pertenecen a una generación mucho mayor a la nuestra. Esto nos ha hecho ver que quizás estábamos descuidando atención a otras generaciones que por lo que estamos viendo, tienen los mismos problemas o más, que las generaciones jóvenes.

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Sergio Blardony: Otro de vuestros proyectos se basa en el diálogo entre dos épocas, la música de nuestro tiempo con el renacimiento, combinando a mi parecer muy acertadamente mundos con conexiones sutiles pero evidentes, como el caso de Gesualdo como representación del renacimiento y Sciarrino, Donatoni o Berio, del contemporáneo. ¿Cómo funciona el programa con el público? ¿Creeis que el diálogo que proponéis llega a percibirse?

Asier Puga: Desde el comienzo de nuestros programas, sin darnos mucha cuenta, ya estábamos creando un diálogo entre épocas, recuerdo el primer programa “En torno a Schoenberg” donde uníamos Bach con Schoenberg (nada novedoso por otra parte). Siempre nos ha interesado esa mezcla, y todo ello derivó en “Dialogo entre épocas”. El programa ha funcionado realmente bien (lo hemos tocado casi una decena de veces), pero sobre todo porque dando muy poca información al oyente, el público tras los conciertos nos comentaba su poca confianza en este tipo de programas y que, sin embargo, tras escucharlo, habían sentido que ese espacio histórico de 400 años que separa a los compositores se rompía y se reducía de una manera inesperada. Creo que esa es la magia de este tipo de propuestas, que la gente se vaya con más dudas que con las que vinieron, dudas entendidas como nuevos caminos por descubrir.

Rakel Rivera: También hay que destacar la forma en la que desarrollamos este proyecto. Nosotros pedimos en cada concierto que no se aplauda hasta el final del mismo, es decir, 60 minutos sin ninguna interrupción. Esto hace, a nuestro modo de ver, que las obras se entremezclen mucho mejor y ayuden al oyente a percibir ese diálogo que para nosotros es tan claro.

Lucía Otaegi: En Octubre tocamos por última vez este programa en la Fundación Juan March en Madrid, y le dimos una vuelta más añadiendo la figura del narrador, que a modo de guía iba enlazando y explicando las distintas conexiones y obras. Dimos otra dimensión a ese diálogo que concebimos desde un principio, creando un verdadero diálogo con el público. La experiencia fue muy positiva, en gran medida gracias al gran trabajo que realizó José Miguel Baena como narrador.

Daniel Serrano: Es un ejemplo de que nuestros programas también están en continua construcción y reelaboración.

Asier Puga: Sobre todo nuestra interacción con el público, ver cómo romper esa barrera ficticia del escenario, o mejor dicho, esa distancia entre el intérprete y el oyente.

Sergio Blardony: La eterna cuarta pared… Desde luego, “Diálogo entre épocas” es una propuesta de enorme atractivo –y hay que decir que se saborea con sólo ver la secuencia de obras del programa- por lo que no me extraña nada que haya funcionado tan bien. Sin embargo, no creo que sea fácil articular programas de este tipo (como, por otro lado, pienso que no es en absoluto sencillo diseñar cualquier tipo de programa). De hecho, para “Diálogo entre épocas” solicitasteis el asesoramiento de especialistas en música antigua. ¿Qué peligros véis en una generalización poco cuidada de esta fórmula?

Lucía Otaegi: Antes de crear un programa así hay detrás una gran inquietud e interés por crear programas con un sentido estético muy trabajado y tener la capacidad de ser lo suficientemente originales para poder interesar a los festivales o ciclos. En ese aspecto normalmente es Asier quien busca las distintas posibilidades y las plantea al grupo. Todas las ideas que salen después son investigadas para que tengamos toda la información posible, buscando también una base sólida para que el programa que creemos tenga sentido y podamos plantearlo al público. Si necesitamos ayuda no tenemos ningún problema en pedirla.  Aunque somos un grupo con mucha ilusión que intenta abrirse paso, hay veces que económicamente no es fácil poder acceder a muchas partituras en alquiler, y por ello tenemos que pensar otro tipo de programaciones, para superar esos obstáculos que van apareciendo.

Asier Puga: Para este programa trabajamos con Josep Cabré, especialista en música antigua, que nos ayudó muchísimo en los madrigales de Gesualdo, asesorandonos en el reparto de voces, fraseos y estilo. Por ejemplo, para el programa que estamos preparando ahora mismo, estamos manteniendo contactos con el Instituto Nacional de Musicología de Argentina, con la Universidad de Princeton, y con Ashley Solomon, director del Ensemble Florilegium y reconocido especialista en música antigua.

Sergio Blardony: Una labor meticulosa y dilatada en el tiempo…

Asier Puga: El programa de Gesualdo tardamos meses en crearlo, y luego casi un año en encontrar el sonido adecuado del grupo. En este nuevo programa llevamos ya medio año recavando información, y todavía sin empezar a tocar una sola nota. Con esto quiero hacer ver que nosotros nos acercamos desde el mayor respeto y humildad que podemos a este tipo de programas que llevan música antigua, nosotros no somos especialistas, pero ese respeto y humildad es el mismo con el que nos acercamos a las obras contemporáneas. Creo que puede existir un peligro en la generalización descuidada de este tipo de programa, pero no mucho mayor que el que puede ocurrir, y por desgracia ocurre, con programas únicamente de música contemporánea.

Daniel Serrano: Sin duda alguna, el título del proyecto deja mucho espacio a la imaginación, corriendo, quizá, el riesgo de que el oyente espere escuchar una cosa diferente a lo que había imaginado previamente. Por esto mismo, hemos intentado crear siempre programas con una estrecha relación entre sí, de modo que el resultado sea lo más convincente posible, tratando de evitar además, posibles decepciones.

Rakel Rivera: Hay que tener en cuenta que no somos un grupo que se dedica a la interpretación de la música antigua, y puede ser que en un primer momento pueda parecer atrevido este tipo de programas. Sin embargo, intentamos que el espectador capture la esencia de esta música, este es nuestro objetivo principal, y para ello hemos reflexionado previamente sobre  las posibilidades que nos da este repertorio.

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Sergio Blardony: Sin dejar del todo este asunto de la búsqueda de nuevas miradas a través del programa, nos habéis hablado sobre un nuevo proyecto en el que estáis ahora mismo metidos de lleno, basado en la música precolonial en América del Sur (al que creo te referías, Asier, cuando hablabas antes del asesoramiento musicológico). ¿Podéis adelantarnos algo?

Asier Puga: Este último programa es sin ninguna duda el más ambicioso que hemos abordado. Nos está costando mucho conseguir información y material, pero poco a poco vamos avanzando. El programa que queremos crear es muy complejo, está basado en la música sudamericana antes de la conquista, concretamente sobre la música que se ha recogido de algunas tribus en Bolivia, Brasil, México, etc.,  y música después de la conquista, es decir, lo que se conoce como música barroca sudamericana. El proyecto también va a incluir grabaciones de testimonios que estamos recogiendo de investigadores, documentalistas o naturalistas que han estado en contacto con tribus “no contactadas” y que tienen historias increíbles que estamos convencidos que sorprenderán a todos, las cuales irán entre las diferentes composiciones. Lo que queremos es que se convierta casi en una expedición sonora, un viaje al interior de la jungla.

Sergio Blardony: Realmente suena bien. Y también resulta muy interesante observar que, salvo “Aztarnak… Huellas”, todos vuestros proyectos tienen un nexo común: la voz. Habladnos un poco sobre este vínculo, qué tipo de transversalidad buscáis…

Daniel Serrano: Creo que esto se debe en gran parte a que Lucía Gómez, mezzosoprano, lleva con nosotros casi desde la creación del ensemble, lo cual supone que su presencia ejerza un estímulo psicológico importante sobre nosotros. Asimismo, la voz es, a mi modo de ver, un vehículo de transmisión más efectivo para el oyente que cualquier otro instrumento: la propia persona es el instrumento; existe, por tanto, una mayor afinidad.

Rakel Rivera: La voz es un instrumento inherente a los humanos, el cual crea un vínculo especial con el espectador. Dentro del grupo es un pilar básico, pero sin dejar de ser un instrumento más.

Asier Puga: Dani ha tocado un punto muy importante: la voz tiene una conexión muy especial con el público. Nos dimos cuenta de ello desde el principio, cuando hicimos Pierrot Lunaire. Recuerdo un concierto que realizamos en el Ciclo de Música de Cámara que organiza Carlos Benito en San Sebastián, allí tocamos el programa “En torno a Schoenberg”. La primera parte era Mahler, Bach y Wagner, y tras el descanso, Pierrot Lunaire. La gente del ciclo y algún responsable de Musikene estaban bastante asustados porque creían que todo el mundo se iba a ir en el descanso, y para su sorpresa y la nuestra, no fue así. La gente no solamente se quedó sino que tuvimos que repetir algún número debido al éxito que tuvo, todo ello gracias principalmente a la soberbia interpretación de Lucía Gómez. En ese momento nos dimos cuenta de la importancia de la voz, y sobre todo lo descuidada que está en los ensembles contemporáneos.

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Sergio Blardony: Otro de los proyectos que nos han llamado la atención es la sección de vuesta web “Diálogos”, una iniciativa que promueve la creación de textos de reflexión y pensamiento sobre el arte, especialmente el musical pero invitando de algún modo al diálogo de disciplinas. Nos parece realmente interesante y bastante original que un ensemble haga una propuesta de este tipo, que creo incide de lleno en la necesidad de buscar espacios de debate entre las diferentes artes (por cierto, una de las principales razones de ser de nuestra revista). ¿Qué os lleva a proponer una idea como esta?

Lucía Otaegi: Personalmente, creo que es una herramienta muy enriquecedora. Pienso que es importante en la vida de una persona del mundo del arte estar en una continua reflexión, desde lo que supone la interpretación de una obra que estás tocando hasta cualquier aspecto general de la vida artística. A veces nos centramos mucho en las ideas de cada uno, y  leer o ver que otras personas tienen visiones distintas puede cambiarte una idea, creo que es una manera de tener siempre la mente abierta,  eso es interesante.

Daniel Serrano: Es importante para nosotros, como artistas, estar en permanente contacto con las demás artes, ya que nos permite, como bien ha dicho Lucia, mirar más allá, tener nuevas ideas, cambiar nuestra forma de pensar y no quedarnos estancados. De igual modo, nos ayuda a elaborar nuestros programas.

Asier Puga: Para mí lo más interesante de esta propuesta es que cada artículo esta escrito por el propio artista, no por otros. A mi modo de ver es muy interesante acercarse a un compositor no por su música, sino por un escrito. Con todos estos proyectos que tenemos de encargo de obras, de publicación de artículos, nuestros programas de conciertos, con todo ello, Ciklus quiere ser una herramienta para la reflexión, para la experimentación. Las nuevas tecnologías nos están dando nuevas formas de comunicación y tenemos que aprovecharlas.

Sergio Blardony: Para terminar, una pregunta sobre un tema que, aunque recurrente, creemos sigue planteando muchas incertidumbres. El contexto actual se muestra con un evidente y marcado desinterés (de pura desidia podríamos hablar en muchos casos) por parte de instituciones públicas y privadas hacia todo lo que huela a experimentación y a riesgo. Sin embargo, la actividad, en este ya extenso periodo de abandono cultural, sigue siendo frenética (a veces da la impresión que incluso mayor que antes de la tan traída y llevada crisis). A pesar de la evidencia de la desaparición de ciclos y festivales con solera, surgen otros nuevos aparentemente de la nada económica… Nuevos proyectos con una base de financiación mínima o directamente inexistente… ¿Cómo percibís esta situación? ¿Pensáis que esta “tensión” se puede mantener mucho tiempo?

Asier Puga: Me parece una pregunta muy interesante. La situación cultural es muy preocupante, eso no cabe duda; el abandono por parte de ciertos instituciones públicas hacia destacados festivales o colectivos es una triste realidad. Pero también creo que debemos plantearnos si hemos sabido crear el interés por nuestro trabajo, no hacia las instituciones, sino hacia el público, aspecto en el que tengo mis dudas. Los grupos jóvenes como el nuestro, tenemos unas enormes dificultades para poder mostrar nuestro trabajo, primero por la enorme cuantía de los alquileres y segundo porque ninguno de nosotros tiene influencias donde hay que tenerlas, sólo tenemos nuestro talento, que para algunos será mejor o peor, nuestra imaginación creando proyectos, que para otros será más interesante o menos, pero nada más, y tristemente en nuestro país estos dos últimos aspectos no son suficientes, ni muchas veces primordiales. Creo que España, en el aspecto de la música contemporánea, necesita que se abran las ventanas y que entre aire fresco (el cual no solamente lo lleva la gente joven).

Daniel Serrano: Asier ha resumido bastante bien el problema actual existente en el panorama musical contemporáneo español. Sin embargo, me gustaría hacer hincapié en lo del público: por alguna razón, ya sea porque no hemos sabido captar su atención o porque no se promueven este tipo de actividades desde los poderes públicos, éste ha perdido el interés en la música contemporánea (quizá podríamos hablar en general del arte contemporáneo) y este desinterés se traduce en menos conciertos, menos subvenciones, menos festivales, etc. Por eso, creo que hasta que este problema no sea solventado, la situación permanecerá igual, ya que al final se lleva a cabo lo que la gente, por así decirlo, desea. Es, pues, importante despertar la curiosidad y captar el interés de la sociedad hacia el arte contemporáneo, para que ésta lo demande.

Sergio Blardony: Os agradecemos mucho este tiempo de charla, y por supuesto, os deseamos un enorme éxito para todos los proyectos. Estaremos atentos, sobre todo al último, del que ya nos iréis contando.

 

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