El Bartók interválico / Francisco Martín Quintero
“Qué duda cabe de que el punto de vista desde el cual uno mira algo, sea lo que sea ese “algo”, resulta determinante a la hora de mostrarlo, juzgarlo o explicarlo.
…este librito que hoy llega a manos del lector está escrito por un compositor que intenta enseñar composición a sus alumnos del Conservatorio Superior; o tal vez por un profesor de composición que además compone”
Estas dos citas extraídas del prólogo del libro El Bartók interválico (Ed. Círculo rojo), escrito por el compositor Francisco Martín Quintero y además profesor por dicha disciplina en el Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco de Córdoba, ilustra en muchos aspectos el proceder de este trabajo y la finalidad del mismo, desde mi modesto entender. El libro estudia dos piezas pertenecientes al volumen VI del Mikrokosmos: Desde el diario de una mosca nº 142 y Segundas menores y séptimas mayores nº 144.
Aunque por el título se podría pensar que nos encontramos ante una nueva mirada sobre el oficio compositivo del gran maestro húngaro, no entiendo esta mirada como única a esta nueva aportación a la musicología española. En este libro o “librito”, como el propio autor lo define por la extensión del mismo, todo lo que tiene de comprimido en extensión lo gana en profundidad de contenido. El acercamiento analítico a estas piezas es bastante profundo, comenzando desde los aspectos generales de cada composición, para desde ahí adentrar al lector en los más mínimos detalles de la forma y construcción de las piezas, desde el punto de vista contrapuntístico, motívico, etc… Aunque el lector posee mucho material ilustrativo en ejemplos, es recomendable la posesión de la partitura por parte del lector, para así poder visualizar, en toda su profundidad, todas las ideas y mecanismos compositivos que la paleta maestra de Bartók despliega, y que con minuciosidad extrema el autor describe.

Francisco Martín Quintero
Pero lo más llamativo de este análisis es sin duda el carácter reflexivo que se ejerce sobre los procederes del maestro húngaro, describiendo no sólo qué hay, sino por qué es así, convirtiendo este trabajo no sólo en un libro más de análisis sobre un compositor, sino en un auténtico manual de composición que toma como modelo estas pequeñas pero intensísimas piezas pianísticas. El análisis hace especial hincapié en los recursos direccionales y no-direccionales del discurso sonoro, la funcionalidad de distintas notas y células en el contexto formal y textural, fines compositivos de transiciones y pasajes simétricos, ampliando hacia los aspectos expresivos, campos temáticos, etc… Terminando siempre con una visión global de la macroforma de las piezas, a modo de mirada desde las alturas a todo aquello que con la meticulosidad que caracteriza la propia música de Francisco M. Quintero ha previamente estudiado. Para finalizar el trabajo sobre las obras, el autor plantea unas preguntas de redacción sencilla, aunque de difícil respuesta: ¿Qué podemos aprender con esta pieza? ¿Cómo direccionar? ¿Cómo gestionar la direccionalidad a nivel formal? ¿Cómo se cohesionan los materiales?…
Como comentario final, me quedo con unas últimas palabras de la Conclusión “alla breve” del libro:
“Sea cual sea nuestro estilo, siempre habrá que construir procesos, a modo de «canales» para el sonido, sea cual sea nuestra estética, la música seguirá siendo una estructura de relaciones sonoras a múltiples niveles, y sea cual sea nuestra idea de música, lo cierto es que para que ésta resulte «armónica», formalmente hablando, debe existir una sucesión ponderada de volúmenes o segmentos musicales con sus semejanzas y contrastes…”
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