Tres fragmentos dispersos
Tecnopopulismos
“La perspectiva evolutiva subraya el papel crítico de las emociones en la constitución de la conciencia.”
Gilbert Rose. Entre el diván y el piano. Psicoanálisis, música y neurociencia.
La afinidad efectista del tecnoarte con los productos del mercado de masas plantea una aporía de orden estético, una inconsistencia ética y teleológica que debería debatirse entre los creadores y los pensadores de arte. Además de su manifiesto vacío crítico, estamos ante la promoción fraudulenta de algo que carece de una estética desarrollada y profunda. La tecnología presentada en sí misma como estética es una estafa, y es promocionada por centros “públicos” de arte que exponen esos tecno populismos, en razón de que dan juego, entretenimiento y espectáculo. En casi todos los centros de poder “cultural” y sus concursos, ya no se premia la creación estética, no se toma en consideración la profundidad del discurso; sólo se considera relevante su aparente complejidad tecnológica y su posible utilidad demagógica.
“El efectismo deja de activar las zonas superiores del cerebro, y apela a los recursos primarios de la percepción…
El espectaculo puramente sensorial provoca una experiencia sin alicientes psicoemocionales, cognitivos, ontológicos y estéticos sólidos.”
Rebeca Barceiredo. El sujeto posmoderno. Entre la estética y el consumo.
En ocasiones se adorna al tecnoarte con inconexos constructos conceptuales, pero, ¿realmente esas ideas están presentes en las obras como experiencia extática directa, como emoción que incite a la reflexión o aviven la conciencia? Me refiero a que aún conociendo ese sentido conceptual que se le endilga, en esos divertimentos tecnológicos no se perciben las ideas que se le achacan, sólo se percibe un espectáculo de sensaciones vacio, que las instituciones de poder divulgan por su afinidad con la efectividad populista de los productos comerciales del capitalismo.
Eso se promueve desde una burocracia política de ignaros, sin empatía alguna hacia la especie humana y sus dilemas. Una humanidad que parece arrastrarse inconsciente por lo que probablemente es y será la época más obscura de su historia. Perdida en una vorágine trágica de circunstancias, en la incontinencia de su codicia y su limitación intelectual, desbocada en dirección a unas consecuencias que parecen inevitables. La ceguera necia de los poderosos, su inconsciencia y su primitivismo son taras que les imposibilitan para percibir y conectarse con su entorno, sentir empatía por el resto de los vivos y medir las consecuencias colectivas de su estulticia.
El espejismo tecnológico crea una ilusión de desarrollo, de progreso. En realidad, en su mayor parte se difunde como un producto alienante, un narcótico del pensamiento crítico. Una máscara que esconde el rostro tumefacto de la realidad, ocultando el devenir que nos acecha. Un recinto anecoico donde la conciencia es anulada. Un sarcófago en el que muchos son anulados antes de tiempo.
Bioacústica y composición
“Edades de fuego y aire, los insectos eran joyas animadas.
Aquel árbol cantaba, profetizaba, sus vaticinios cubrían de alas el espacio.
Milagros sencillos llamados pájaros.
Todo era de todos, todos eran todo.”
Octavio Paz
“La voluntad es una fuerza creadora que constantemente intenta materializarse. No sólo en el esfuerzo humano, sino también en la fuerza vital de plantas y animales.”
Schopenhauer
Hoy sabemos que las estructuras orgánicas son inimaginables, desconcertantes, y manifiestan la inteligencia creadora del universo que las originó, trabajando en la inmensidad desolada del tiempo: entre el caos, la oscuridad, el frío y el silencio. En el origen, cuando reinaba la muerte absoluta, se produjo un estallido, un chispazo que se expandió en la negra esfera celestial hasta la revelación de la vida, tal como una intuición que se hace presente.
Frente al estallido inimaginable de la diversidad, carácter esencial de la evolución de lo vivo; el compositor brujo intenta asimilar la riqueza de códigos acústicos de ese misterio para reformularlos como discurso musical, como metáfora sonora. Además, en esos códigos intenta contemplar la estructura del tiempo transcurrido y por transcurrir. Busca ese punto donde el espíritu se expande abrumado por la eternidad y la organicidad arquitectónica que manifiestan las criaturas, para después, expresar lo que intuye de ese misterio en forma de música.
“¿Por qué trabajo con animales? Para expresar poderes invisibles. Uno puede controlar esas energías si se penetra en un reino que la gente ha olvidado y donde sobreviven grandes poderes con la forma de grandes personalidades.”
Joseph Beuys
Intenta explicar con sus composiciones sus experiencias extáticas al auscultar el misterio biológico, las lecciones aprendías de sus múltiples comportamientos, de sus luchas por la sobrevivencia, su belleza intrínseca. Por otra parte, la enigmática escritura fonética expresada por el compositor bioacústico en el tiempo, persigue exorcizar la obscuridad de la locura, los abismos vertiginosos del alma humana, y los presagios de muerte que ha desatado una especie de primate capaz de comprometer su propia existencia y la del resto de los vivos.
“El espíritu del coyote es tan poderoso, que el ser humano no puede entender lo que es y lo que puede llegar a hacer en el futuro por la humanidad.”
Joseph Beuys
La estética como revolución
“Para mí, la revolución es no considerar otra cosa que la propia sensibilidad profunda. Las fuerzas revolucionarias de cualquier movimiento son aquellas capaces de descentrar el fundamento actual de las cosas, de cambiar el ángulo de la realidad.”
Antonin Artaud
Para Artaud era falaz intentar sustentar lo revolucionario en doctrinas fijas. Expresaba que el espíritu revolucionario sólo se puede mantener vivo en un movimiento permanente de actualizaciones, refutaciones y cuestionamientos reflexivos.
De hecho, la palabra revolución, alude en la mecánica celeste a un movimiento gravitacional permanente. Y aunque parezca que una revolución planetaria vuelve al mismo punto después de completar su ciclo, en realidad no es así, pues el transcurrir del tiempo-movimiento es transcurrir de la evolución biológica y la transformación espiritual del mundo, pues el proceso creador es persistente, incansable. Así que una “revolución” dogmática sería como un planeta inmóvil, carente de evolución, muerto, y como el agua estancada estará condenada a pudrirse.
Es inútil buscar el espíritu revolucionario en el confort de las ideas tradicionales, sólo se puede acceder a este espíritu cuestionando lo conocido, refutando los paradigmas icónicos de la tradición, y sobre todo, aportando algo nuevo de orden ideológico, estético, científico, etc. En los discursos que nacen de la reflexión o a creación musical, el progreso no acontece sin el valor de ir en pos de lo desconocido, de plantearse lo inaudito, de invocar el acto creador en la aterradora inmensidad de sus máximas posibilidades.
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