Los Mundos Lisérgicos (II)
Eneko Vadillo, autor de la música para Los Mundos Lisérgicos, pieza de vídeo-cine danza, conversa con el director del proyecto, Javier Cardenete. En una primera entrega de El resonador, dedicada igualmente a esta obra y que puede verse en el pasado número de enero haciendo clic aquí, mostramos el vídeo de la obra y un análisis de la parte musical realizado por el propio compositor.
Según reza en la portada del DVD de Los Mundos lisérgicos, se trata de un proyecto de danza, música contemporánea, arte plástico y cine en forma de cortometraje, dirigido por ti, con danza de Chevi Muraday, música de un servidor y arte plástico a cargo de Mit Borrás y Raquel Mot, habiendo sido producido por FILMO. Se ha calificado como pionera. ¿Cómo definirías Los Mundos Lisérgicos?
En realidad es una exploración y desarrollo a la hora de combinar diferentes disciplinas de expresión artística. Lo que lo acerca más al “cine-danza” es que el hilo conductor es un argumento de ficción en torno al cual se articulan los demás lenguajes para contar esa historia. Siempre que hablo sobre el proyecto insisto en que explicado parece complejo, pero al verlo resulta absolutamente sencillo de comprender. Es una historia simple, pero de contenido complejo, que verbalmente se habría sumergido en diálogos interminables para narrar emociones y pensamientos abstractos, pero al usar música, danza y expresión plástica, toda esa complejidad está en la película, permitiendo comprender de una forma fluida e intuitiva todo lo que encierra este universo y sus personajes.
¿Cómo se te ocurrió la idea?
Era un guión que tenía escrito desde hace tiempo a partir de una reflexión sobre patologías mentales, pero que no terminaba de enfocar bien debido a lo complejo de los matices. Quedó aparcado durante un tiempo, hasta que conocí el trabajo de Chevi Muraday y su forma de narrar historias e ideas a través de la danza contemporánea. Una forma muy interpretativa, con textos, rupturas de la cuarta pared, desarrollo dramático de los personajes. Me interesó mucho trabajar cinematográficamente esta tendencia y los diálogos a través del movimiento que se producían. De esta forma, comencé desde el principio la historia sustituyendo todos esos diálogos recargados y explicativos por meras indicaciones sobre qué ocurre dentro de cada personaje para que el experto en este lenguaje (que finalmente fue el propio Chevi) tradujera esa dirección a coreografía y juntos, realizar la dirección actoral que lo completaba. Paralelamente conocí tu música y me pareció que sería el complemento perfecto para dotar de los diferentes tonos emocionales que terminasen de transmitir toda esa complejidad de la historia, de una forma comprensible e intuitiva. La idea de trabajar con dos grandes en sus respectivas artes me resulto una gran motivación para llevar a cabo este proyecto, añadiendo yo el lenguaje cinematográfico que narrase todo esto. Como la historia también se basaba en una serie de dibujos y representaciones que el protagonista realizaba en la pared, era una buena oportunidad para añadir un artista más que se encargase de plasmar ese universo mental increíble que había en la cabeza del protagonista. El equipo que forman Raquel Mot y Mit Borras añadió esa última disciplina.
¿Eras consciente de la magnitud y complejidad de trabajo previo que requería Los Mundos Lisérgicos para poder llevarlo a la práctica?
Sí que lo era y, lógicamente, imponía un poco. Pero precisamente por ello, este proyecto desde un principio valoró mucho el propio proceso de hacerlo. Es decir, conocedores de lo complejo que sería llevar a buen puerto la película, desde el principio valoramos que lo importante no sólo era la película en sí, sino la increíble experiencia que sería (y de hecho fue) trabajar y conocer el proceso de creación de estos tres pilares creativos: música, danza y artes plásticas.
Ése fue uno de los valores y motivos que desde el principio propusimos a todo el equipo. Sólo el hecho de colaborar y trabajar con estos artistas ya era un éxito y un enriquecimiento. Y así tratamos de plantearlo en todos los ámbitos; la idea era proponer una experiencia de trabajo artístico interesante para todas las partes y a partir de ahí construir hasta ver dónde podía crecer hasta el resultado final. Y la verdad es que, desde la humildad, quedamos bastante satisfechos con el resultado, el proceso de trabajo y el rodaje fueron una gran experiencia.
Los Mundos Lisérgicos es un trabajo realizado con medios muy escasos. En qué grado consideras importante la labor de trabajo proporcionada por la plataforma FILMO
Fundamental. Filmo nació precisamente para eso, para poder desarrollar los proyectos de una forma artística y libre y aportando a todos y cada uno de los integrantes de cada producción una motivación y una experiencia que dé valor a su trabajo. Nunca han sobrado medios ni dinero en el cine español. Pero eso no detiene a muchos amantes y entusiastas de la profesión. La aportación de Filmo es, precisamente, tratar de que el proyecto aporte algo a cada uno de los integrantes del equipo desde el director hasta el último meritorio. En Los Mundos Lisérgicos el gran éxito se produjo, a mi entender, tras las cámaras gracias a los integrantes de todo el equipo y su enorme trabajo. Todos apostaron por esta arriesgada propuesta y ellos son los que deberían decir si les resulto enriquecedora o no, pero a mí jamás se me olvidará cómo muchos integrantes del equipo que ya habían terminado hacía horas su trabajo y podían marcharse a casa, se quedaron hasta que rodamos el último plano porque “querían quedarse para ver cómo salía todo”. El ayudante de cámara, encargado de hacer foco, apurado por una serie de planos muy difíciles de rodar, no paraba de disculparse y me confesó que la experiencia le estaba resultando como un “máster”; creo que esa es la clave de la aportación de Filmo y todo el equipo y que hizo de éste un gran proyecto… si la película quedó mejor o peor, no me compete a mi juzgarlo, pero pienso que cumplimos el objetivo de que el propio proceso de producción fuese en sí una aportación para todos a pesar de la falta de medios; creo que es ese el gran éxito de todos.
¿Fue tu primer trabajo en la videodanza?
Como autor, sí. Antes había colaborado con el propio Chevi Muraday y el artista Xoan Anlleo. Juntos hacen piezas de videodanza e improvisaciones y colaboré en varias de ellas como operador de cámara. Fue sin duda una inspiración y toda una revelación sobre el potencial de este lenguaje.
¿Y tu primera colaboración importante con Chevi Muraday?
Además de la grabación de videodanzas e improvisaciones con Xoan Anlleo que te he comentado, como colaboración de autores, sí, Los Mundos fue nuestro primer trabajo juntos.
La danza es obviamente lo que más llama la atención en un principio en este trabajo multidisciplinar, que lo considero un obra de arte total. ¿Puedes describir el trabajo que hizo Chevy muraday previo a la realización de la impresionante coreografía final?
Tuvimos un trabajo estrecho de preparación. A partir del guión, Chevi empezó a diseñar la coreografía y yo asistía a algunos ensayos para afinar la dirección y puntualizar el subtexto, así como las ideas y mensajes a trabajar. Él dibujaba, me proponía y entre los dos afinábamos las actitudes y relaciones entre los personajes. Respecto a su coreografía, él es el más adecuado para comentarla, ya que yo siempre entendí que (como con la música y las pinturas) su trabajo creativo era fundamental y debía respetar al máximo su propuesta, ya que de eso se trataba el proyecto, de componer entre todos y no que un lenguaje estuviese al servicio de otro, sino en paralelo.
¿Estás satisfecho con la respuesta y atención que los medios, festivales organizaciones han prestado a Los Mundos Lisérgicos?
En general, sí. Este era un proyecto que empezó pequeño, con ilusión y ganas de experimentación. Hemos tenido una buena acogida en medios especializados, pero no mucha en grandes, aunque tampoco es una cuestión que nos quitase el sueño. La idea es ir acercando estas disciplinas al público y también entre ellas, así que es normal que el gran público, más preocupado de las obras “mainstream”, no preste mucha atención a este tipo de propuestas. Aún así la respuesta de la gente y los medios que no están habituados a circuitos culturales acogen la obra con sorpresa y buena aceptación.
Respecto a festivales, la acogida en Latinoamérica ha sido buenísima, hemos estado en los principales festivales de videodanza de Sudamérica, como Dança em foco de Brasil, FIVU en Uruguay, FIVC en Chile, Agite y sirva en México, Argentina, Ecuador…, así como en Estados Unidos. Concretamente en San Francisco y Nueva York. Esperaba un poco más de participación por Europa, especialmente por Francia y la zona de Flandes, que son centros importantes de danza moderna, pero creo que influye la baja valoración que en el sur de Europa se tiene hacia la danza y la cultura contemporánea, y el poco apoyo que hay para que salgan adelante proyectos… lo desapercibidos que pasan los pocos que salen. Un producto como éste no es fácil de distribuir porque las categorías que conciben las muestras y festivales se quedan cortas para definir nuestra película. También cabría esperar una mejor acogida en festivales de cine propiamente dichos, pero era algo con lo que contábamos, ya que es una propuesta muy poco usual y novedosa y no todos se atreven a programar muchas cosas que se alejen del “entertainment” o fórmulas más relativamente aceptadas de cine de autor. A pesar de ello ha recorrido bastantes festivales en España y algunos en Italia.
La lista de muestras, exposiciones y proyecciones en circuitos más propiamente artísticos es larga y nos hace sentir satisfechos porque donde el proyecto ha llegado ha dejado una buena impresión, recibiendo incluso dos premios al mejor cortometraje de creación. Que nos hayan pedido el cortometraje para diferentes eventos y organizaciones culturales tales como jornadas de música, danza, videoarte o cine, tanto en España como fuera de nuestras fronteras supone una estimable valoración de nuestra apuesta creativa.
Continuando con los medios de difusión, ¿qué opinas de PLAT como medio de difusión de material visual?
Creo que es el paso adelante necesario que, como es lógico por otra parte, siempre dan los creadores adelantándose a los designios de mercados, políticos y administraciones. Para mí, este modelo (junto a las plataformas similares tipo Spotify, Netflix o más cercanas como Filmin o Márgenes) es el verdadero futuro de la relación creador-espectador. Plat, tiene el añadido de ser una vía directa y sencilla entre el autor y su público sin filtros de distorsión sobre la obra tales como criterios de producción, distribución, comercialización…
Siempre que tengo ocasión de dar mis opiniones sobre los problemas del cine (y tal vez del arte y la cultura en general) puntualizo sobre la importancia olvidada de la exhibición. Que los museos, auditorios y teatros sean en su mayoría de titularidad pública no es casual (aunque ciertas políticas están intentando acabar con esto). Tan necesario como poder producir una obra es conseguir que ésta llegue al público. Si este flujo no se da, el sistema no sólo no funciona, sino que no tiene sentido. Siempre me ha parecido terrible que se dedique dinero y esfuerzo a producir obras (en este caso hablo de películas) y que luego no se promueva su exhibición con el mismo espíritu. El cine es el único arte que, en España, se considera cultura cuando se hace, pero industria una vez hecho. El problema es que se le abandona en un mercado gobernado por un gigante que lo absorbe y asfixia todo, como es la industria de Estados Unidos. Todas las artes sufren esta desigualdad y lucha entre producto cultural y producto de entretenimiento y consumo cultural, pero en el caso del cine es bastante acusado. Las pocas salas donde películas minoritarias y que necesitan ser acercadas al público para que éste las descubra, están desapareciendo del centro de las grandes ciudades (por otra parte, único lugar donde llegaron a poder sobrevivir) y eso deja sin alternativa al espectador que espera descubrir ese otro cine que no tiene capacidad de ser anunciado ni promocionado.
Plataformas como Plat vienen a paliar esa deficiencia, lo cual me resulta maravilloso. Con la tecnología como aliada (no como enemiga tal como parecen plantear las industrias que comercian con la cultura y el arte) la conexión entre el creador y su público se da de una forma sencilla y eficiente. Falta, a mi parecer, encontrar las formas para que los creadores puedan seguir dedicándose a crear y poder ser retribuidos por su trabajo de una forma justa y asumible para el espectador, pero al fin y al cabo este modelo de mundo interconectado y globalizado acaba de llegar, y aún tenemos que aprender a gestionarlo responsablemente tanto como productores de cultura como consumidores de la misma. Como iniciativa en este sentido, Plat me parece un comienzo formidable.
Pero además, por el espíritu y contenidos por los que sus coordinadores apuestan, creo que puede marcar una gran tendencia en el cine/vídeo y la forma de producir y ver obras audiovisuales, así como en sus temáticas, estilos y contenidos. Los autores que están apareciendo, sus obras y su cine, son la vanguardia de nuestro tiempo, y junto con Márgenes, Docma y otros seminarios, festivales y asociaciones, creo que están marcando un nuevo movimiento cinematográfico que veremos donde llega.
Ahora, un par de preguntas sobre nuestra propia relación en Los Mundos Lisérgicos. Sabes que estuvimos hablando mucho de posibles músicas hasta que llegamos a la idea final de una banda sonora basada en un violín y electroacústica. ¿Tenías alguna otra idea previa a mis sugerencias?
Conocía bien tu obra sobre todo en base a la banda sonora de La Ciudad de los Signos, de Samuel Alarcón. Esta historia era bastante más oscura y turbia que el documental de Samuel, y mi tendencia es más hacia la cuerda que hacia los vientos que predominaban en el documental de Samuel. Me encantaban las atmósferas de misterio e inquietud, llenas de emociones flotando en los sonidos y eso era lo que pensaba que necesitaba para trasmitir las emociones implícitas que llevarían los personajes por dentro. Igual que con Chevi, sabía que ése era tu lenguaje de expresión y mi expectativa era que tradujeras las indicaciones sobre la historia a ese lenguaje que te era propio. Traté de eliminar ideas previas y abrirme a las propuestas del creador especialista en este lenguaje, aunque el estilo que me había hecho trabajar sobre la historia era el “post rock”, rock progresivo o ambiental lleno de mezclas entre distorsiones, ruidos, cuerdas clásicas, guitarras eléctricas y baterías in crescendo… recuerdo que una de las primeras intuiciones que trabajamos tomaba base sobre una canción de Björk, y pensé: “puedo confiar totalmente, vamos a entendernos a la perfección”.
Como sabrás, la idea que siempre tuve para a música, era hacer una obra, al menos la primera, independiente de la imagen, que pudiera ser interpretada y es por ello que hice un trabajo muy complejo sobre la relación entre el movimiento browniano y fractal caótico generado por Chevy y Paloma. Mi objetivo fue la traslación a una partitura organizada que sirviera de soporte y realzara dicha coreografía. Si te lo hubiera propuesto así en un principio, y sin conocerme, ¿te hubiera interesado dicha aproximación?
Como te decía antes, y al igual que con la coreografía y la plástica, para mí lo importante era que como autor, tú aportaras tu propia idea de lo que habría que hacer y lo hicieras con total confianza. Sólo necesitaba estar seguro que comprendías y compartías el fondo de la historia, los personajes y el mensaje y tu aportación se basase en ello, pero según tu propio criterio, porque tú eras el autor de ese lenguaje. No tengo ni mucho menos un conocimiento sobre música como para imponer un criterio y tampoco era eso lo que me interesaba. Mi objetivo era aprender y comprender tu propuesta sobre la historia y asegurarme que cada uno contábamos lo que la historia necesitaba. Confiaba en tu criterio tanto como en el de Chevi y traté de delegar en tu trabajo y proceso de creación. Como nos conocíamos poco, una de las cosas que más me preocupaban era que todos estuviéramos en sintonía trabajando y que la propuesta de uno realzase la propuesta del otro, lo cual viene a ser como decir, que todo funcione perfecto porque sí, o sea, que es un deseo como muy feliz. En este sentido recuerdo que no sabía bien cómo enfocar la colaboración entre todos, especialmente entre coreografía y música… mi pregunta era, ¿qué haremos antes, el huevo o la gallina? Chevi tomó la iniciativa y eso me preocupó un poco por si no funcionaba esta relación creativa. Pero es lo que tiene trabajar con grandes profesionales y artistas, si la materia prima es buena, el resultado será fenomenal, y estoy muy satisfecho de cómo la música transmite el ambiente y la complejidad de la historia.
Por último, cuéntanos algo de tu trabajo actual. Proyectos que estás realizando en la Academia de España en Roma actualmente en la cual tienes el privilegio y honor de ser becario en la especialidad de artes visuales.
He ido a Roma a seguir trabajando la línea trazada por Los Mundos Lisérgicos. Las circunstancias de producción son muy diferentes, por tanto aún no está muy claro cuál será el producto final, pero el objetivo es filmar otra película con los mismos ingredientes: una historia con un argumento definido, danza contemporánea y música, aunque por la peculiaridad de la producción esta vez prescindiremos de un arte plástico original sustituido por un escenario natural e impresionante como es la ciudad de Roma. Es posible que para este proyecto se mezclen diferentes coreógrafos y puede que en lugar de una única película llevemos a cabo una serie de piezas independientes. Como digo, son unas circunstancias de producción algo inusuales, ya que no es un programa consistente en la ayuda y financiación de una producción audiovisual.
Siguiendo el espíritu de proyecto que definía en preguntas anteriores, es muy importante el proceso de trabajo y creación, y más estando en un clima artístico y de intercambio como ofrece la Academia de España. Es una oportunidad para trabajar con diferentes artistas de múltiples disciplinas que desarrollan su actividad en Italia, por eso es un proyecto abierto a influencias, aportaciones y cambios sobre la marcha. A pesar de ello, partimos de un guión que trata de contar una historia de amor en los días previos a que desaparezca la civilización o el ser humano tal y como lo conocemos. Una historia apocalíptica, narrada a través de unos personajes que se expresan mediante danza contemporánea en un ambiente narrado emocionalmente con composiciones musicales también contemporáneas.
Mientras, no olvido experimentar, trabajar y explorar nuevos conceptos y formas de expresión a través del audiovisual.
Los Mundos Lisérgicos (II) por Eneko Vadillo, a excepción del contenido de terceros y de que se indique lo contrario, se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International Licencia.