Aproximaciones reflexivas hacia la voz de la mujer como gesto político (y II)
El presente proyecto corresponde a la segunda de dos entregas que dan cuenta, de manera general del proyecto final del Máster en Arte Sonoro de la UB, realizado por la artista sonora chilena, Ana María Estrada Zúñiga durante el año 2017.
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ACCIÓN #1 “Lo Personal es Político cuando…”
Contexto
Las calles del centro de Barcelona / Miércoles 8 de marzo / Manifestación por el Día de la Mujer.
Descripción
Esta primera acción consistió en elaborar una consigna colectiva que representara nuestras inquietudes personales. La consigna se articulaba a partir de la conocida frase Lo personal es político, generada por los primeros movimientos feministas que surgieron en Estados Unidos a fines de los años 60.[1] Cada una de las 7 MUJERES participantes en esta acción debía pensar tres frases que de alguna manera fuesen la continuación de este lema feminista, de acuerdo a ello es que se decidió que utilizaríamos la lógica de pregunta-respuesta, para lo cual primero gritaríamos en conjunto la frase “Lo personal es político cuando…”, ante la cual iríamos respondiendo una a una con la oración que cada quien había decidido pronunciar. Algunas de llas frases de respuesta fueron:
Cuando tengo miedo caminando sola por la noche – Me tildan de feminazi por defender mis derechos - Cuando en mi país no puedo abortar – Ella no puede trabajar porque no tiene papeles - Cuando compro tampones y pago un IVA desproporcionado – Me pagan menos que a un hombre por el mismo trabajo – Cuando nos juzgamos entre MUJERES – No puedo usar falda porque se me ven las piernas - Cuando me miro al espejo y no me gusta lo que veo.
Durante el tiempo que estuvimos en la manifestación (2 horas aproximadamente) nos desplazamos entre medio de la gente, hacia diferentes sectores dentro de la marcha. De forma espontánea fuimos adquiriendo un cierto ritmo en donde este “grito” se volvió más bien un cántico que acompañaba nuestros pasos.
Rendimiento estético y reflexivo
Esta acción nació a partir de la inquietud por participar con nuestras voces en una manifestación política y pública que si bien sucedería independientemente de nuestra propia colectividad1 se presentaba como un contexto propicio para expresar concretamente y por primera vez dicha colectividad que se gestaba ya hace un par de meses. De acuerdo con esto es que no lo planteábamos tan sólo como una suma que mostrara nuestra adherencia a lo que esta marcha buscaba visibilizar, sino que nos propusimos particularizar nuestro propio contexto y amplificar nuestro propio sentir como MUJERES, dentro de ello un aspecto en común era el hecho de que todas compartíamos la condición de ser migrantes, ya que las 7 participantes de esta acción correspondían a latinoamericanas que por diversas razones vinimos a vivir a Catalunya.
Es así como, al generar una consigna propia a partir del lema feminista Lo personal es político, se buscaba darle un sentido real a esta frase con tal de identificarnos con ella, lo que nos permitía relatar situaciones que podrían ser universales al resto de quienes marchaban, así como hablar de lo que desde nuestro lugar nos aquejaba por el sólo hecho de ser una MUJER que se encuentra fuera de su país y que pertenece a un territorio diferente al que contenía a la marcha. De esta manera el significado de Lo personal es político se enriquecía de sentido, ya que cada frase de respuesta sintonizaba con una realidad personal, que al expresar una condición territorial y al ser amplificada en un contexto público y masivo se volvía política.
Si bien esta acción se desarrolló en un contexto en el cual el uso de la voz y en dónde el alzamiento de ella siendo MUJER no llamaría particularmente la atención en tanto no difiere del espacio en donde ésta aparece, no se debe obviar el hecho de que la sola necesidad de contar con esta instancia es el más fiel reflejo de que la voz femenina no ha sido escuchada y más bien ha sido silenciada a lo largo de la historia y por tanto alzarla en el espacio público representa una acción disruptiva que propone evidenciar dicha disonancia. Por otra parte la importancia y la necesidad de realizar esta acción en un contexto público –como ya mencioné- no se expresa tan solo en el aspecto político que conlleva la esfera pública, sino en el gesto político de que 7 voces se sintonicen por primera vez para hablar sobre ternas que han venido reflexionando de forma colectiva, tras un proceso colectivo auto convocado.
“lo personal es político” es uno de los lemas centrales introducidos por el feminismo. La revelación personal, a través del arte, podía convertirse en una herramienta política. Esto trajo consigo que la autobiografía y otros temas que hasta ahora no se consideraban relevantes (incluyendo cuestiones de clase, sexualidad, género, raza) se introdujeran en el arte de los 70. Las historias autobiográficas y la imaginería que las acompañan sirvieron para situar lo personal en un contexto político, para entender e iluminar las visiones sociales por medio de las historias personales. De este modo, el arte feminista se trazará como principales objetivos: concienciar, invitar al diálogo y transformar la cultura, la politizacción de lo personal como proceso de autoestima, de autoconciencia del sujeto, un paso más para la toma de conciencia colectiva. (Bllanco, 2001, p.42)
De este modo es que esta primera acción se inscribe dentro del contexto de un arte feminista y activista, que propone trabajar con la propia experiencia personal como una manera de replantearse el concepto de aquello que se considera político y por lo tanto aquello que se considera importante para producir una transformación social. Esto será un tópico muy importante a lo largo del proyecto, pues lo que se busca es en definitiva producir algún tipo de cambio a través de experiencias personales que son compartidas y amplificadas en la esfera pública, sin embargo y como se irá apreciando en las próximas acciones este cambio viene diado por una transformación interna y personal que en primera instancia sólo acontecería de forma efectiva en las MUJERES que participamos de este proyecto, pero que por lo mismo asume de forma honesta las posibles repercusiones que este pueda tener. Si bien las personas que de algún modo presenciaron la acción pueden haber asistido por un momento a algo diferente,en tanto que difiere de lo que habitualmente podrían haberse encontrado en este caso en el contexto de una marcha, el público difícilmente podría comprender el nivel de profundidad de aquello que están presenciando, en este sentido la gente sólo podría reaccionar de forma momentánea, ya sea con extrañeza, empatizando, disgustándose, etc., pero el desafío más profundo en esta primera etapa estuvo dado por el hecho de haber sido capaces de auto convocarnos para hacer resonar nuestra voz de form1a consciente en el espacio público. Podría decir que lo que es importante sigue siendo lo personal, lo que ocurre en y con nosotras, el público en esta etapa es un factor secundario, pese a que podría sentirse eventualmente motivado con lo que escucha y ve, ya que el proyecto en sí es una invitación abierta a quiénes se sientan motivadas y motivados a reflexionar. Pero insisto en que aquel cambio que se busca producir no es en esa persona anónima, sino en aquella MUJER que camina a tu lado, con la que compartes una necesidad de lucha, podría decir que en algún grado nosotras seríamos nuestro propio público, en tanto nos expusimos a situaciones totalmente nuevas y nos instalamos en un lugar distinto al que la sociedad heteropatriarcal nos ha enseñado que tenemos, pues cuando hablamos de heteropatriarcado en el siglo XXI también hablamos de capitalismo, el cual explota un modo individualista y autómata que consigue que las personas no sientan ni piensen por sí mismas, ni mucho menos que se colectivicen para hablar sobre ello.
ACCIÓN #2 “Reflexiones vocales a la orilla de una playa”
Contexto
Playa Barceloneta / Sábado 8 de abril / Una tarde soleada.
Se llevó a cabo por 3 MUJERES que nos reunimos en la playa a ejecutar 4 partituras con instrucciones escritas que indicaban pequeñas acciones que se debían realizar de manera autónoma. Las partituras describían acciones como; decir el propio nombre, murmurar las vocales, repetir las palabras “yo” y “tú” y gritar palabras desagradables para enterrarlas en la arena. También se puntualizaba la posición y la ubicación general dentro de la playa en que debían ejecutarse; sentada, caminando, a la orilla de la playa, en la arena, etcétera. Al término de las acciones nos volvimos a reunir para conversar sobre la forma en que cada una había llevado a cabo las instrucciones y qué habíamos sentido o pensado al realizarlas.
Rendimiento estético y reflexivo
Esta acción se configuró como una instancia introspectiva, en donde lo que se problematizaba era la noción de la alteridad en relación a la idea del “yo”. A partir de estas concepciones es que intenté generar indicaciones simples que nos condujeran a un cierto estado de abstracción en relación a la voz y que tanto la forma como el fondo de lo que se llevase a la oralidad propiciaran una reflexión respecto a cómo nos concebimos a nosotras mismas a partir de esa sonoridad particular e identitaria que es la voz.
Por otra parte, la decisión de realizarlo en la playa buscaba también apuntar a un cierto estado de recogimiento dentro de la ciudad, pues la presencia y el sonido del mar –pese a que la playa estaba bastante concurrida por turistas- lograba colocarnos en una sintonía diferente a la habitual además, el hecho de que el espacio fuese abierto y no contara con muros cercanos potenciaba una forma íntima de percibir nuestras propias voces, ya sea porque físicamente no existiera un elemento que reflectara las ondas sonoras, así como por el hecho de tener que concentrarse aún más en la escucha al estar en un espacio abierto.
¿Consiste el “oírse hablar” en una presencia ante uno mismo?… Aun cuando oigamos, como se dice, el “retorno” de nuestra propia voz en directo cuando proviene de un altavoz lejano… el hecho de que al mismo tiempo, nos oigamos desde el interior cambia los datos: se crea un continuum entre el “oírse-desde- el-interior” (por covibración) y el “oírse-desde-el-exterior” a través de los oídos, de las reflexiones sobre las paredes, de un altavoz si a uno lo amplifican, etc.) que vincula uno a otro. Igualmente, todo sonido vincula constantemente el interior y el exterior.
(Chión, 1999, p.11,6).
Precisamente la ACCIÓN #2 proponía explorar esta conexión interior –exterior por medio de la escucha de la propia voz, pero en este caso en dos sentidos, uno de el los vinculada a la escucha acústica por medio de la cual podemos aproximarnos a la idea de vibración, este “oírse-desde-el-interior” que menciona Chión y que a mi juicio se complejizaría en Nancy (2007) cuando señala: ”Sonar es vibrar en sí mismo o por sí mismo: para el cuerpo sonoro, no es sólo emitir un sonido, sino extenderse, trasladarse y resolverse efectivamente en vibraciones que, a la vez, lo relacionan consigo y ponen fuera de sí” (pp. 21- 22). En este sentido esta relación interior –exterior se vuelve aún más relevante, pues cuando estamos a la escucha (como se titula el libro citado) no sólo nos relacionaríamos con “la mismidad” sino también con la alteridad, lo que me da pie para pensar la escucha de nuestro propio sonido en un sentido social y político determinado por el género, ya que el silenciamiento de la voz femenina es la que ha contribuido a la percepción de sí misma como alteridad, que por tanto anula cualquier posibilidad del sentido de identidad y justamente el concentrarnos en la emisión consciente de la voz –por un lado en lo que dice relación con el lenguaje, pero previamente a ello en la escucha- sería una forma de replantearnos esta relación con la alteridad que evidentemente es parte constitutiva de nuestro ser, pero que en el caso de la MUJER se ha visto trastocada porque históricamente se le mantuvo al margen de la discusión filosófica al respecto y de hecho algunos autores han señalado a lo femenino como pura alteridad, pues la MUJER es siempre definida como “lo Otro”, en relación al hombre que se constituye corno “Sujeto Absoluto” y por tanto como “lo Uno”. (Fernández, 2012)
Es a partir de las aportaciones del feminismo que esta realidad comienza a hacerse consciente y desde aquí es que podemos empezar a pensarnos de un modo distinto al que históricamente se nos ha otorgado, en este caso valdría decir entonces que podríamos empezar a escucharnos desde un lugar otro sin quedarnos por ello sólo en el terreno de la alteridad.
La reflexión sobre la alteridad supone un intento de abordar la relación con el Otro sin cancelar su diferencia. A partir del análisis de esta noción filosófica se identifican claramente dos rasgos básicos que la caracterizan: la importancia del discurso, que se hace patente en la medida en que la alteridad se plasma lingüísticamente y se inscribe en el lenguaje; y la importancia de la acción, dado que la confrontación con la alteridad es el punto de partida del movimiento que me abre al otro y que, a la vez, me abre a mí mismo, porque conocerse a sí mismo y llegar a ser un “yo” es un proceso de largo recorrido que pasa por relacionarse con el otro. (Fernández, 2012, p.301).
Es así como a partir de esta acción comencé a entender que el proyecto no se trataba sólo de la voz, sino también de la escucha; de una voz que requiere ser escuchada primero que todo por quien la emite; la MUJER y en este sentido el texto de Nancy fue bastante revelador, ya que me llevó a comprender que lo que se plantea en este texto es en gran parte lo que podría generar una vibración efectiva para entendernos como sujetas y no como pura alteridad. De esta manera el hecho de leer conscientemente el texto en masculino[2] –aun cuando no se refiere exclusivamente a la voz- me condujo a preguntas por la escucha acústica versus la escucha social y política del propio ser, sobre todo ya que Nancy (2007) señala que estar a la escucha implica una relación con sí mismo, pero no como la figura de un sujeto que accede a sí, sino como la realidad de ese acceso, en la que se expresa tanto el yo como el otro.
En este sentido es importante señalar también que el problema de la escucha vendría a remitir a un acto individua ll y que en el caso de este proyecto se activaría en otras personas y en mí por medio de la amplificación consciente de mi voz, es decir que la voz es proyectada con el propósito de ser escuchada , ya sea por una yo-otra, por una otra o por un otro, de acuerdo a ello en tanto la voz se signifique políticamente –
esto sería usándola conscientemente y en un contexto público- podría conseguir vibrar de un modo que logre ser escuchada.
ACCIÓN #3 “Hola, ¿te puedo decir algo? (como MUJER)”
Contexto
Park Güell / Domingo 7 de mayo/ Una calurosa mañana.
Descripción
Para esta acción nos auto convocamos las mismas tres compañeras que en la ocasión anterior y decidimos susurrar al oído de personas ajenas a nosotras, diversas frases que mostraran nuestra realidad y experiencia cotidiana como una forma de experimentar hasta qué punto hombres y MUJERES eran capaces o no de empatizar con aquello que les estábamos contando casi a modo de secreto, pues la forma de hablar esta vez fue individualmente al oído de cada persona.
En esta oportunidad decidimos acentuar sutilmente nuestro género, para lo cual definimos ir vestidas con falda y colocarnos dos etiquetas que decían la palabra “MUJER” y “WOMAN”, ya que considerábamos desde un comienzo que esta acción dado el contexto en el que la realizaríamos –un parque bastante turístico y en temporada alta para Barcelona- debía ser enunciada tanto en español como en inglés. Poco a poco subimos el parque por diversas rutas y nos enfrentábamos a la decisión de acercarnos a alguna de las personas que encontrásemos en el camino para preguntarles si podíamos decirles algo y acto seguido aproximarnos a su oído para emitir una frase que podría provocar diversas reacciones, todas ellas inesperadas por nosotras.
Algunas de las frases fueron:
“Lucho día a día por ser respetada como MUJER.”
“A veces tengo miedo cuando camino sola por la noche. Han abusado de mi en varias ocasiones.”
“Habitualmente me comparo con otras MUJERES.”
La acción tomó casi una hora y su duración estaba determinada por cómo nos fuésemos sintiendo a medida que la íbamos realizando, puesto que en comparación a las anteriores esta implicaba un mayor grado de exposición y desgaste emocional, ya que no sabíamos qué tipo de reacciones podríamos encontrar.
Rendimiento estético y reflexivo
La tercera y última de las acciones de esta primera etapa (antes de la defensa del TFM) se concretó en el Park Güell. Dicha acción estaba pensada inicialmente para ser ejecutada en una biblioteca, pero al no haber una respuesta positiva por parte de las autoridades responsables, tuvimos que cambiar de este espacio público cerrado a uno abierto. Inicialmente se eligió una biblioteca porque requeríamos una actitud más receptiva por parte de la gente, ya que en este caso y a diferencia de las otras dos acciones si se apelaba directamente a las personas que se encontraban en el lugar, por esto mismo es que en un espacio abierto estaríamos mucho más vulnerables, tanto física como emocionalmente, en comparación a un espacio público cerrado que en cierta forma es protegido y donde las reacciones pueden ser más mesuradas. Sin embargo y considerando la negativa de la biblioteca escogimos realizar la acción en el Park Güell por ser un espacio recreativo en donde se podría esperar que la gente estuviera en una mejor sintonía que en algún otro espacio público como la calle por ejemplo.
“Hola, ¿te puedo decir algo? (como MUJER)” se enfocaba específicamente en la empatía, es por ello que la reacción de la persona interpelada sería parte esencial de la acción, pues lo que se buscaba aquí era una actitud en donde quién nos escuchase fuera capaz de ponerse por un momento en nuestro lugar, no obstante aquello no determinaba la eficacia de la acción, pues desde un comienzo comprendíamos que ésta búsqueda era casi una misión imposible, ya que por una parte y en términos globales, es difícil esperar una respuesta empática en una sociedad heteropatriarcal, ya que este modelo no nos educa para pensar en lo que le sucede a las otras personas ni mucho menos en lo que nos ocurre a las MUJERES –sólo basta ver las opiniones y juicios que la “opinión pública” ejerce sobre quiénes son víctimas evidentes del machismo (violaciones, feminicidios, etc.)-. Además, pese a que el público sí se volvía relevante, cualquier cosa que ocurriese a nivel de comprensión o constatación de la problemática de la empatía sucedería en nuestra interioridad antes que en la de la otra persona. En este sentido el enfoque iba más bien dirigido a experimentar; ¿será posible encontrar empatía en otra persona totalmente ajena a nuestra colectividad? y entonces de acuerdo a lo que sucediese ser capaz de elaborar nuestras propias reflexiones que finalmente perseguían mucho más que el encontrar o no empatía en una tercera persona -aunque su reacción sería determinante de lo que ocurriría en y con nosotras- pues toda esta acción era también un desafío personal que implicaba darle voz a hechos o sentimientos silenciados a un nivel tan profundo, que hemos dejado de tener conciencia respecto a ellos, en base a esto es que la experiencia también implicaba empatizar con nosotras mismas al estar expuestas a una situación que implicaba ciertos riesgos.
Por otra parte la resonancia de las palabras y el sentido de ellas cobraría una importancia particular en esta acción ya que se dio aquí una instancia diferente a las otras acciones respecto al habla, pues cada frase fue dicha a una persona específica o sea que la voz no se proyectó “al aire” ni se hizo sonar sólo para sí misma, sino que fue amplificada en el oído de otra persona, con lla intención de que escuchara lo que decíamos. Por lo que en cada frase enunciada, la conjunción del sonido y el sentido de lla voz provocaban la escucha (Nancy, 2007) y la posibilidad de suscitar la escucha estaba dada por la resonancia del sentido “(Lo cual significa que –de manera tendencial, otra vez-, si se busca sentido en el sonido, como contrapartida también se busca sonido, resonancia en el sentido)” (Nancy 2007, p.19).
Sin embargo, en esta acción se creaba una situación íntima que no sólo estaba dada por mi relación entre yo y otra persona o entre mi voz y su escucha, sino que dicha intimidad producía una resonancia en mi propia escucha casi como si esta alteridad presente ante mí se configurara como un muro en el que se reflejaban las ondas sonoras que al ser devueltas consiguieron conectarme conmigo misma, es decir que es posible hablar acá nuevamente de esta relación interior-exterior por medio de una otra o de un otro, redundando en una percepción y conciencia de mí por medio de mi voz.
Es esta universalidad lo que hace que, estructuralmente y de derecho, ninguna consciencia sea posible sin la voz. La voz es el ser cerca de sí en la forma de la universalidad, como consciencia. La voz es la consciencia… Hablar a alguien es, sin duda, oírse hablar, oírse a sí mismo, pero también y al mismo tiempo, si se es oído por otro, hacer que éste repita inmediatamente en sí el oírse hablar en la forma misma en que yo lo he producido.
(Derridá, 1985, p.138)
De esta manera es que esta acción se configuró como una instancia para profundizar en la reflexión sobre la voz de la MUJER como gesto político, en tanto que –siguiendo a Derridá- el hablarle a alguien generaba una escucha de “sí misma” como sujeta, la cual se veía potenciada por el sentido de lo que se hablaba, pues lo que hacíamos era amplificar nuestros sentimientos y pensamientos respecto a lo que nos ocurre en el cotidiano. Y en este sentido comprender que problematizar la relación voz-escucha en el caso de la MUJER, podría contribuir a lo que planeta la filosofía de la alteridad y que certeramente expone Fernández (2012) cuando explica que para entenderme como sujeta y constituirme en un yo debo relacionarme con el otro.
Notas
[1] La frase fue acuñada por el entonces naciente movimiento feminista llamado Women’ s Liberation Movement y comenzó a ser utilizada como slogan desde 1965 . Obtuvo mayor notoriedad a partir del artículo The Personal is Political escrito por la feminista radical Carol Hanish en 1969.
[2] El texto que he revisado está traducido desde el francés, por lo cual el tema. del género en que está explicitado podría encontrar diferencias con el original, sin embargo el hecho de que se traduzca a nuestra lengua castellana en masculino es suficiente para sostener lo que planteo, pues no persigo hacer una crítica hacia. este autor en particular , sino a la forma en que se hace uso del lenguaje en mi idioma nativo que es el español y en el que se escribe este texto y a partir de esto reflexionar respecto a desde dónde somos pensadas/nos pensamos las MUJERES.
Aproximaciones reflexivas hacia la voz de la mujer como gesto político (y II) por Ana María Estrada Zúñiga, a excepción del contenido de terceros y de que se indique lo contrario, se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International Licencia.